Sobre la memoria y el relato
Sin tratar de justificar nada, tratemos de entender determinados hechos, efectos siempre con causa, que han ocurrido en el seno del pueblo vasco. ETA ha sido una terrible desgracia, como lo fueron la guerra Civil española, las bombas de Hirosima y Nagasaki, las guerras de Irak, Afgasnistán, Chechenia, Somalia, Chiapas, el atentado de las Torres Gemelas, el del 11-en Madrid y un interminable etc. También son una terrible desgracia para la Humanidad, los ochocientos millones de hambrientos que pululan por el mundo, que por supuesto tampoco son un efecto sin causa. Demasiadas victimas, en demasiados conflictos inhumanos.
Yo no me olvido de ellas y hay un caso que me ha dejado una señal indeleble. Ocurrió en Otxandio, el 22 de Julio de 1936. Una señora, a la que conocí porque vivió hasta los noventa y nueve años, perdió a su marido y cinco hijos, en uno de los primeros bombardeos de los sublevados sobre una población civil. Su pecado fue estar celebrando las fiestas patronales, en este pueblecito de Bizkaia, en un día y a una hora inapropiados. Un sexto hijo, primero y único de su segundo matrimonio, vive aún y puede dar fe de esta historia. Hay muchos pueblecitos de Euskal Herria en las que no se han cerrado aún heridas como esta. Muchos hemos perdonado, pero no olvidado. Hubiera sido un milagro que, en un pueblo masacrado, no hubieran quedado rescoldos ansiosos de venganza.
Estamos en el siglo XXI y al día de hoy ETA militar es ya historia. Lo que perdura es la Izquierda Abertzale (I.A.), llámesele Batasuna, EH Bildu, Sortu, LAB, Herrira, etc.. Para muchísimos vascos es evidente que, cuantos integran estas organizaciones políticas, no son ETA, (en contra de la teoría de Garzón y Cia.). Y no pueden serlo porque con una ETA vencida, tal como se dice del Ebro para abajo entrando en contradicción, siguen más en forma que nunca, ganando votos y copando muchos cargos institucionales. Pues bien, esta I.A., junto con el ala más soberanista de EAJ/PNV, (en su día muy bien liderada por el vapuleado lehendakari Ibarretxe), con el dolor de todas las víctimas del conflicto vasco sobre sus espaldas, están haciendo esfuerzos por construir una convivencia justa y en paz. No avanzaremos si, españoles y vascos, no llegamos a ponernos de acuerdo en un relato objetivo que abarque la historia pasada y la presente. Desgraciadamente, oyéndole estos días al Sr. Rajoy, diría que las cosas no pintan demasiado bien.
¿Por qué hay que olvidar unos hechos y airear otros con sospechosa insistencia?. ¿A quién beneficia el empeño en no cerrar las heridas de ETA?. ¿Se trata de no hablar de los parados y desahuciados, de la corrupción a todos los niveles en el Estado español,… más un largo etc. de injusticias que azotan la piel de toro y producen terribles sufrimientos a demasiada buena gente?.
Para Euskal Herria, ETA ha sido una pesadilla que, afortunadamente, ya ha pasado. Sin embargo se diría que, para los poderes fácticos españoles, es una magnífica pantalla tras la que se ocultan y prosperan, unos cuantos desalmados, a base de sufrimiento ajeno. ¿Merecen, también el apelativo de criminales?. El diccionario define el crimen como un delito grave y al delito como un quebrantamiento de la ley. ¿Qué ley? ¿El quinto no matar, ni a tiros, ni de hambre?. ¿Solo cuenta la ley española, puesta en entredicho más de una vez desde instancias europeas?. ¿Por qué una ley vasca iba a ser más injusta y parcial que la española?