Ha caído el régimen, ahora toca levantar la alternativa
Parecía imposible hace poco más de un año, pero se ha logrado. Con un mandato claro, la mayoría de la sociedad navarra se ha posicionado a favor del cambio político, ha expresado su voluntad de cerrar la página del régimen reciclado del franquismo y ha decidido dar una oportunidad a la alternativa. Una alternativa complicada, por ser plural y estar atomizada, pero sobre todo porque es una incógnita lo que pueden encontrar cuando abran las arcas públicas, cuando realicen la auditoria.
Antes las fuerzas que han promovido ese cambio deberán negociar, configurar un programa, conformar un equipo de gobierno, establecer liderazgos compartidos y prioridades, y comunicar todo ello a quienes les han dado un mandato que no admite excusas ni dilaciones. Deben cuanto antes conformar ese nuevo Gobierno, que tiene un reto histórico en el que sus responsables tienen que estar a la altura.
Es la primera vez que en Nafarroa se puede conformar un Ejecutivo que no segregue a la mitad de su ciudadanía, que no reniegue de su cultura, que no trasvase lo público a las manos privadas de sus amigos, que defienda una sociedad cohesionada y avanzada, que respete los derechos de todas las personas, que quiera dar a la ciudadanía navarra la voz y la palabra. Hoy toca celebrarlo, e inmediatamente ponerse a trabajar, con responsabilidad y talento colectivo, con generosidad y con altura de miras. Los líderes de este cambio, desde Uxue Barkos hasta Adolfo Araiz, pasando por Laura Pérez y José Miguel Nuin, son de los mejores políticos que tiene este país. Les toca demostrarlo.
Lo que se haga en la capital, en Iruñea, será determinante para afianzar el cambio en términos simbólicos, de cultura política. Hay que acertar desde el principio, marcando prioridades y mostrando claramente a la ciudadanía los beneficios del cambio. Tiene que quedar claro que el nuevo gobierno nunca tratará a ningún ciudadano como el anterior trató a la mitad de ellos y ellas.
No hay pacto general, hay debates pendientes
Plural como es, la ciudadanía vasca ha hablado y ha dicho cosas distintas por territorios y municipios. El resultado es francamente endiablado, y su gestión colectiva no será fácil. El PNV ha vencido y logra el liderazgo y la centralidad institucional en los diferentes territorios, pero su voluntad de un acuerdo general con el PSOE choca con la realidad en más de un sentido. Empezando por Nafarroa y siguiendo con Araba. La sociedad vasca está a su izquierda y la gran masa social sigue siendo abertzale y, cada vez más, abiertamente autodeterminista.
Dentro del unionismo tradicional, el PP se hunde y el PSE aguanta estoicamente en plazas importantes para ellos. Deberían aprovechar esta oportunidad para repensar el proyecto que le ofrecen a la sociedad vasca y analizar su política de alianzas. En ese sentido, con la irrupción de Podemos y el retorno renovado de Irabazi, se abren nuevas combinaciones en el eje de izquierdas y un mayor juego político. EH Bildu debe acertar a liderar este eje, pero desde el respeto y con un espíritu abierto.
La otra cara de la estrategia: escuchar a la gente
La ponencia “Zutik Euskal Herria” tiene tres pilares: la unilateralidad entendida como dar pasos en la dirección establecida en la nueva estrategia, sin mirar a que enfrente se repliquen con avances paralelos; la colaboración con la comunidad internacional en materia de resolución; y un tercero que, genéricamente, hemos solido denominar «hablarle a la gente, no a las estructuras de los adversarios». Bien, la gente ha hablado, y en algunos sitios ha dicho cosas que no gustarán a las fuerzas que conforman EH Bildu. Es el caso de Gipuzkoa, o al menos de localidades importantes de ese herrialde. Ayer Hasier Arraiz, con tono sentido, claro y honesto, lo asumió y dijo que les escucharán y tomarán nota. Así debe ser.
Lógicamente, EH Bildu sale tocada por la amarga experiencia de Gipuzkoa, pero lo que se ha hecho en la Diputación y en Donostia deja un legado importante y muchas lecciones. Y, en el plano general, una vez superado el primer impacto, la opción de un cambio político profundo tiene mucho margen político. La vieja política sigue funcionando con la inercia, pero el proyecto del autonomismo sin derecho a decidir ha sobrepasado ya su fecha de obsolescencia programada.
Quizás a muchos hoy esto les parezca imposible, apenas un deseo. Que piensen en cómo veían la opción de un cambio sin el PSN en Nafarroa hace apenas un año.