Para limitante importante, la falta de soberanía

El presidente de Kutxabank, Antón Arriola, ocupó ayer varios titulares por méritos propios tras una conferencia en la Cámara de Comercio de Bilbo en la que, además de repasar la habitual retahíla patronal sobre la «conflictividad sindical» y lo que calificó como un «absentismo bárbaro», dos obsesiones más que discutibles del argumentario contra la clase trabajadora, innovó en búsqueda de las razones que, según él, impiden la atracción y retención de talento en las empresas vascas. Concretamente, consideró que el papel del euskara en la educación es «un factor limitante muy importante».

El banquero desarrolló la tesis añadiendo que habría que conseguir «una educación accesible» lingüísticamente para la gente de fuera y pidió «alternativas en las propias universidades vascas». Arriola parece ignorar que, en la UPV-EHU, principal centro universitario del país, solo uno de cada tres trabajos de final de máster se presentan en euskara. Su puesto en la primera entidad financiera del país exige que las opiniones que defienda en temas capitales como el euskara estén, como mínimo, sustentadas en datos y no en simples prejuicios que revelan el trasfondo ideológico de quien las sostiene. Más en plena ofensiva judicial contra el euskara. Una cosa es facilitar la atracción de talento y otra muy diferente calificar de obstáculo la lengua propia. ¿Alguien se imagina a un banquero de París o Madrid lamentando que el francés o el castellano son un impedimento para atraer materia gris?

Al respecto, y si de señalar los lastres que sufre Euskal Herria para su desarrollo futuro se trata, mejor haría la clase dirigente en fijarse en la servidumbre que supone para las instituciones y las empresas vascas tener el centro de decisión a más de 400 kilómetros, en unas capitales ajenas a los intereses del país. Sin ir más lejos, el Tribunal Supremo español anuló ayer la transferencia que daba a Lakua la capacidad de homologar titulaciones extranjeras, una palanca importante a la hora de atraer talento y profesionales en campos tan necesitados como la sanidad. Conviene no confundirse: para «limitante importante», ya está la falta de soberanía.

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