2019 API. 03 - 00:00h Altos de Bañón, desde Sibirana Sibirana es un lugar tranquilo y recóndito. NAIZ De nuevo en tierras de Luesia, iremos en busca de la cabecera del río Arba. Esta vez la excursión se centra en el recoleto paraje de Sibirana, un lugar tranquilo y recóndito, cercano al islote navarro de Petilla. Presidiendo el antiguo camino que une desde hace siglos Petilla con los pueblos de Uncastillo y Luesia, se encuentran sobre un promontorio rocoso las torres del castillo de Sibirana. Esta apartada alta comarca de Cinco Villas muestra un sinuoso relieve de montañas cubiertas de densos bosques, que han servido de refugio en un histórico cruce de caminos, utilizado por comerciantes, peregrinos y viajeros desde la época romana Merece la pena visitar el pequeño pueblo de Luesia al regreso de la excursión, presidido por un castillo anclado en una peña, denominado por los musulmanes Hisn-Lawasa, reconquistado por el rey navarro Sancho Garcés. Entre su abigarrado casco antiguo de estrechas callejuelas cabe destacar de su patrimonio histórico las iglesias de San Salvador y San Esteban (s. XII) y la ermita de la Vírgen de Puyal (s. XIII). Una vez en la pista de aproximación un tanto deteriorada, a la par del ancho cauce pedregoso del río Arba, una vez hayamos pasado a la orilla contraria llegaremos al desvío de Sibirana. Aquí, donde se encuentra la casa forestal, estaremos a un kilómetro del camping de Pigalo (810 m.), siguiendo la pista junto al río. Tras pasar un portillo con un cartel ‘Finca Particular’ seguiremos cuatro kilómetros más hasta situarnos en el aparcamiento situado en la parte trasera de las torres de Sibirana, donde se encuentran las ruinas de la ermita de Santa Quiteria y un refugio forestal nuevo. El itinerario arranca siguiendo la pista que hemos traído por terreno llano, saliendo pronto del bosque, en el momento que veremos a nuestra izquierda la pista por donde regresaremos de la excursión. Más adelante, dejaremos otro desvío a la derecha, donde las señales del GR 1 indican el camino que lleva a Petilla por el cercano portillo de Sibirana, muga del citado enclave navarro. Por terreno abierto, con pinares a la derecha y campos de labranza en el lado contrario, veremos a nuestra izquierda las redondeadas cumbres del monte Bañón. En una revuelta estaremos ante un desvío a la izquierda, donde quedan los restos de un pórtico que da acceso a los corrales de Periquito asentados más arriba en un rellano. Cruce de caminos En este cruce iniciaremos una prolongada y suave subida entre pinos de repoblación y silvestre hasta alcanzar el collado de Lobera (990 m.) al pie de la cumbre de Rincón de la Iglesia (1.094 m.). En este lugar, junto los restos de otro portón se dan cita cuatro pistas, la que hemos traído, a la derecha ganando altura la que lleva a Sos cercano a los lomos cimeros de la sierra de La Selva, otro a la izquierda que lleva a Uncastillo y otro de menor entidad, más a la izquierda que será la que hemos de seguir. Sin apenas desniveles, bordeando las boscosas laderas norteñas del monte Bañón, veremos en algún momento en el fondo del valle los corrales de Periquito. Protegido por un bosque denso veremos en las umbrías algunos robles y hayas. Tras dejar un desvío a la izquierda que lleva a los corrales citados, veremos otro al poco rato, por el que retornaremos de la cumbre para bajar directamente a Sibirana. Finalmente, tras visualizar en el fondo del barranco las torres de Sibirana, alcanzaremos el collado de Las Tablas (1.003 m.), donde abandonaremos la pista que desciende al barranco del Arba y a la pista de Luesia. A la derecha dos sendas nos llevarán directamente a la cumbre (ver tableta con el número seis). Esta parte requiere cierto esfuerzo, el único de todo el recorrido, hasta ganar la cumbre presidida por un mojón geodésico (1.129 m.). La vista se abre principalmente sobre la poderosa sierra de Santo Domingo con cumbres de entre los 1.400/1.500 metros que impiden visualizar sobre los cercanos picachos del Pirineo de Jacetania. De regreso al collado, solo nos restará tomar el primer desvío de la derecha hasta desembocar en la pista de Sibirana.