Igor Estarellas Lacasa

Euskadiko Ezkerra

Día siguiente a las elecciones autonómicas al Parlamento Vasco, me he levantado con dolor de estómago y ganas de vomitar, aritmética electoral lo llaman. En teoría, hay mayoría de fuerzas que se hacen llamar de izquierdas. Llevamos décadas padeciendo una Comunidad Autónoma Vasca llena de cortijos y donde el clientelismo, el oscurantismo y la mala praxis es una realidad que toda la ciudadanía percibe. Este debería ser un momento de alegría, un momento en el que se debería oxigenar la política de la CAV.

Tenemos una televisión definida como pública que no tiene control público, cuya propaganda está continuamente orientada a blanquear al PNV. Todo el mundo sabe que la B de EITB es de Batzoki, pero se toma con resignación.

Tenemos unas sanidad pública que todos los partidos reconocen que está en una situación dramática, pero en vez de buscar soluciones consensuadas, implementar la participación ciudadana, o simplemente exponer los datos asistenciales de manera transparente, seguiremos aplicando las mismas fórmulas de la derecha «vasca», que están sirviendo de modelo para la capital del Reino. Ayuso mira expectante que fórmulas mágicas se van a aplicar para seguir desmantelando Osakidetza, mientras se repite el mantra de que tenemos la mayor inversión en Sanidad del Estado.

La sociedad está preocupada por el coste de la vida o por la falta de calidad en el sistema de cuidados. Ambas cosas requerirían de un reconocimiento de la situación y de la aplicación de políticas consensuadas para solucionar los problemas entre todos y todas, buscando la solución más satisfactoria para la sociedad.

El sentido común nos dice que en la actual situación, independientemente de las siglas, habría que buscar puntos en común para intentar realizar políticas que mejoren la calidad de vida de las personas, que mejore la salud de la ciudadanía y que permita un futuro en que la ciudadanía sea un agente activo en la política, y no una mano que mete un sobre cada cuatro años.

La realidad de los barrios o de los pueblos tiene que ser definida por las personas que forman parte ellos, pudiendo conocer su realidad y pudiendo participar en cambiarla y adecuarla a sus necesidades.

No puedo entender que comencemos un nuevo ciclo político, que debería ser ilusionante, entregándoselo a la derecha que dice definirse como vasca. Vasca o no vasca, es derecha y solo se preocupa de su imagen y de realizar políticas que favorecen a las personas elegidas por el partido.

Dicen que el gasto sanitario va a aumentar. Lo que no te cuentan es que en esta legislatura será porque 160 millones de euros irán a una empresa del partido para crear un almacén general de Osakidetza. Después, donde antes se hacían cien viajes para aprovisionar los hospitales se harán miles, que también pagaremos a escote, en cómodos plazos desde el erario público, y generaremos una inmensa huella de carbono que no podremos superar sin arrimar el hombro de la ciudadanía, es decir, sin recortar calidad de vida todos y todas.

Todo esto la lógica del capital, pero no debería ser la lógica que apoye la izquierda.

Siento si mis palabras vomitadas os han afectado de alguna manera, pero era una necesidad fisiológica.

Bilatu