Dejar de jugar con la memoria del dolor
El acto realizado la pasada semana en el BEC con 400 jóvenes bajo el título «30 años de la Socialización del Sufrimiento» se ha convertido en un elocuente ejemplo de la deriva del nuevo Departamento de Justicia de Lakua. Como mostró en estas páginas el historiador Iñaki Egaña el pasado sábado, se basó en una patraña muy manida y que ya parecía superada: la tergiversación de la Ponencia Oldartzen de mitades de los años 90. Pero, además, insistió en la práctica errónea de hacer la vista gorda sobre otro tipo de violencias. Solo un ejemplo: en ese año de 1995 que evocan la Ertzaintza mató de un pelotazo a Rosa Zarra, como acaba de reconocer el mismo gobierno que organizó el acto de Barakaldo. Ocultarlo a quienes no lo saben porque entonces aún no habían nacido no lleva a ningún lado.
Hasta el título de la jornada lleva a equívoco, porque tristemente la violencia política ha estado «socializada» en este país muchas más décadas y por muchos más actores que ETA. El Departamento de María Jesús San José no solo traiciona con ello la verdad de los hechos, sino también las propias bases compartidas para la memoria aprobadas por Gogora, en un trabajo con participación de víctimas e historiadores en 2022. Esas bases establecen que la memoria debe ser inclusiva, no parcial, y añaden la necesidad de «autocrítica y responsabilización» dejando de lado «relatos autojusticativos». Hoy día este ejercicio sigue sin ser realizado desde los aparatos del Estado, por lo que el PSOE tiene mucho que decir como partido líder de gobierno. Y esto no se resuelve ni se tapa volviendo a recrear falsedades o relatos parciales ante las generaciones más jóvenes, ni sacando a la Guardia Civil a las calles de Gasteiz, ni excluyendo a Egiari Zor de Gogora.
El relevo producido ahora al frente de la Viceconsejería, donde Arritxu Marañón sustituye a Alfredo Retortillo, debería contribuir a dejar de hacerse trampas al solitario. Especialmente desde el PSE, que es quien gestiona el Departamento, pero también desde el PNV, que decidió traspasar esta cartera por motivos que no ha querido explicar. La memoria del dolor es demasiado seria para tanto jugueteo político