2019 ABEN. 01 - 00:00h Sierra de la Peña: Las dos caras de la montaña Paisaje de contrastes. La Sierra de la Peña, emplazada entre los valles burgaleses de Losa y de Mena y cercana a las tierras de Bizkaia y Araba, es un paisaje de contrastes. En tanto que la vertiente norte presenta el aspecto agresivo de una impresionante barrera caliza, hacia el sur se desliza en una pendiente suave buscando la cuenca del río Jarea. Este murallón, cuyo ascenso vamos a afrontar en la excursión de hoy, es frontera de climas y de vertientes: las aguas del río Cadagua, que cruza por Villasana de Mena, corren a desembocar en la ría de Bilbao, en tanto que el Jarea desciende al encuentro de la cuenca del Ebro. La aldehuela de Cilieza (550 m), cercana a Villasana de Mena, va a ser el punto de inicio de nuestro ascenso a la fortaleza de la sierra de La Peña. Hasta este reducido enclave ganadero hemos accedido siguiendo una pista de poco más de un kilómetro de piso pedregoso desde la barriadas de Covides y Ovilla. Si fijamos la vista en la sierra, llama nuestra atención la rotunda verticalidad de la ladera de Castro Grande, identificable por las numerosas antenas que invaden su cumbre. En su extremo norte se aprecia desgajado de la muralla el esbelto monolito del Diente del Ahorcado, escenario de una de las primeras escaladas del montañismo vasco, allá por el año 1924. Punto de entrada al bosque En la parte alta de la agrupación de granjas y establos de Cilieza la pista enfila en dirección hacia la sierra. Pronto el piso sobre el que caminamos se convierte en herboso y se abre a un amplio prado. Manteniendo la misma dirección perpendicular a la sierra vamos al encuentro del quejigal que remata la parte alta del herbal (10 min). Allí localizaremos un visible cairn que nos muestra el punto de entrada al bosque. Estamos ya pisando la antigua ruta de herradura que unía el valle de Mena con el de Losa. En un trazado que aprovecha los contrafuertes de la ladera con la lógica de los viejos caminos, la vereda va ganando altura sin presentar ninguna duda al caminante. A medida que nos acercamos a la sierra van ganando amplitud las panorámicas sobre el valle de Mena. Finalmente, un prolongado faldeo por la ladera nos sitúa al pie de la muralla. Pero esta vez no vamos a llegar a un collado, como es el desenlace habitual en el cruce de una cordillera. El viejo camino desemboca sorprendentemente en un túnel. Nos encontramos ante el túnel de la Complacera, horadado en 1891 a lo largo de sesenta metros en la dura roca caliza, para evitar a las caballerías la comprometida superación de la parte alta del collado del Portillo. Los animales acarreaban carbón vegetal desde la vertiente del valle de Losa hasta la estación del ferrocarril de la Robla en Mercadillo, ya en el valle de Mena (930 m) (1,05 h). Desde la boca sur del túnel ascendemos unos metros hasta situarnos en el Portillo (945 m). Estamos ya sobre el mismo borde de la sierra de La Peña, denominada también en su tramo occidental sierra Magdalena y en el oriental, que domina Castro Grande, sierra de Carbonilla. Ahora vamos a dirigirnos hacia la derecha (oeste), buscando en el inmediato bosque de pinos una senda de ganado que nos permita rodear la primera mole rocosa por su vertiente meridional. Las sendas nos facilitan este flanqueo a lo largo del pinar hasta que, concluido el mismo y de nuevo sobre el filo de la cordillera, vamos a buscar el camino más idóneo para aproximarnos al cercano portillo de El Polvero (933 m) (1,30 h). Desde él, identificable por una langa metálica, arranca un precioso sendero descendente conocido popularmente como «El Cuatro», que nos llevaría hasta la barriada de Anzo aproximadamente en una hora de descenso. Una opción perfecta para completar un circuito si contamos con otro vehículo en esta aldea. Nuestra ruta en los tramos siguientes va a resultar evidente: vamos a seguir las crestas de la sierra hasta alcanzar la cumbre de Tres Dedos. Pasamos primero por la Peña de la Complacera, también señalada en los mapas como Castejón (1.045 m) (1,40 h) y más adelante por Peña Corvilla. Espectaculares panorámicas Con el filo del rotundo corte vertical siempre como referencia, iremos avanzando por un terreno que nos ofrece espectaculares panorámicas sobre la sucesión de dedos que forman la muralla caliza. Se puede soslayar el ascenso sucesivo a estas cumbres abordando sendas ganaderas que discurren a una altitud inferior, pero recomendamos asumir el esfuerzo porque las perspectivas que nos irá ofreciendo la ruta lo merece. El itinerario no presenta dificultad técnica alguna, pero en algunos casos las sendas que salvan estos límites con el corte rotundo de la muralla no se muestran evidentes. El terreno se nos presenta a tramos algo escabroso y será la lógica la que nos vaya indicando la opción más idónea para la progresión. Llegaremos así hasta la cima principal de Tres Dedos (1.166 m) (2,35 h), coronada por un buzón en forma de helicóptero. Y, como en ese aparato volador no podemos saltar al vacío, deberemos regresar por el mismo camino, salvo que, como hemos citado anteriormente, podamos completar la excursión descendiendo a Anzo desde el portillo de El Polvero, siempre que contemos con un segundo vehículo.