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Imagen corporal, una bomba de relojería


Dentro de los factores de riesgo para la aparición de un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) o problemas relacionados con el peso y relaciones tormentosas con la comida, se encuentran los factores biológicos que se refieren a la predisposición genética, el género, etnia, vulnerabilidad metabólica, es decir, todos y cada uno de ellos, inalterables. En segundo lugar, los factores psicológicos que se refieren a rasgos de personalidad concretos, rigidez cognitiva y otros, que en ocasiones, también resultan inamovibles. Y, por último, estarían los psicosociales, que inciden a su vez en factores comportamentales; en este punto nos referimos a problemas de alimentación de la familia y cultura de dieta e idealización de la delgadez en el entorno, lo que lleva a ‘normalizar’ el control excesivo del peso y la alimentación.

No es de extrañar que nuestra autoimagen sea una transmisión más de la cultura. Nuestra forma de percibir nuestro cuerpo y de alimentarnos es resultado de los valores, creencias, costumbres, símbolos y representaciones sobre los alimentos y sobre el cuerpo ideal de los que nos han rodeado. Sobre lo que aprendemos y transmitimos, los factores psicosociales, es sobre lo que podemos actuar para prevenir problemas futuros. De modo que cultivar una autoimagen corporal positiva puede ser la clave para una buena salud (física y mental) propia y de los que nos rodean.

La imagen corporal se entiende como la ‘figuración de nuestro cuerpo formada en nuestra mente’. Es un constructo complejo que se subdivide en dos dimensiones: la percepción y la actitud. El primero define la precisión en el juicio del tamaño, la forma y el peso de nuestro cuerpo. El último involucra pensamientos, sentimientos y comportamientos relacionados con nuestro cuerpo y figura. Cuando tenemos insatisfacción corporal o una mala autoimagen, significa que estamos valorando negativamente (de forma subjetiva) nuestro propio cuerpo. Bien porque así lo hemos aprendido y/o porque se han sucedido a lo largo de nuestra vida ciertos eventos ‘traumáticos’ que nos han ido dejando un poso.

Frases como «esta chica es muy ‘grandota’», «con ese cuerpo has salido a la familia de tu padre/madre», «eres más de tripita, eres guap@ de cara pero…» son marcas, recuerdos, sensaciones, pensamientos, juicios de valor o referencias sobre nuestro aspecto que han ido dejando huella y construyendo nuestra historia con el cuerpo y la comida. Cada uno de ellos crea una cicatriz de falta de valía importante, sobre todo, si va acompañada de comentarios descalificativos de personas significativas para nosotros.

De modo que si queremos cultivar una relación sana con nuestro cuerpo y con la forma en la que lo alimentamos, se trata de:

1. Observar tus propias creencias, acciones y forma de actuar. ¿Tienes una relación dañina para tu salud con los alimentos y el cuerpo? Piensa en el mensaje que mandas con tu actitud.

2. Recuerda que nuestro entorno va a detectar los mensajes negativos que nos decimos sobre nosotros. Primero, ten una actitud positiva acerca de tu cuerpo antes de valorar el de los demás.

3. Respecto a la comida, céntrate en agregar, no en todo lo que tienes que eliminar.

4. Ten cuidado con las reglas, estas y su estructura pueden ayudar a sentir más seguridad y mayor control sobre una alimentación en exceso. Sin embargo, ser muy estricto puede generar frustración y fracaso si alguna de las reglas no se cumple.

5. Come alimentos que disfrutes, no te obligues a comer algo solo porque es saludable. Elije entre los que más te gustan y disfruta sus diferentes preparaciones.

6. No ‘compenses’ y, sobre todo, no lo normalices. Si has comido algo que no era tan saludable y era muy calórico durante muchos días, no tienes por qué compensar o redimirte del ‘pecado’. Solo vuelve a retomar tus hábitos saludables poco a poco. 

7. Escucha y confía en las señales de tu cuerpo: Cuándo parar de comer si sientes ya una sensación adecuada de saciedad, y cuándo comer, si sientes un vacío en el estómago. Y siempre sin juzgar tus decisiones sobre lo que elijas para llevarte a la boca.