2022 UZT. 18 - 06:20h Elkarrizketa Josu Korkostegi Bateria y voz de Parabellum «Siempre hemos hecho lo que nos ha pedido el cuerpo, la piel y el corazón» El histórico grupo de Barakaldo Parabellum vuelve tras casi veinticinco años sin grabar disco de estudio con un trabajo, ‘El grito del hambre’, de canciones contagiosas que, dicen, se debían a sí mismos, a su público y a su recordado guitarrista, Juan Carlos Lera. Parabellum regresa tras un cuarto de siglo de parón. (NAIZ) Patxi Irurzun Nunca se fueron y prometen que volverán, que no dejarán pasar otro cuarto de siglo para publicar nuevo trabajo. Entretanto afilan ya los instrumentos para la gira de presentación de ‘El grito del hambre’, que salió a la venta el 17 de junio y del que ya habían adelantado dos atinados disparos, ‘Arráncame el bozal’ y ‘Demonios en el jardín’, acompañados de sus correspondientes e impactantes vídeos. Dos trallazos que nos traen a la memoria himnos como ‘La locura’ o ‘La vela se apaga’. Parabellum mantiene su rock desgarrado, de melodías y coros pegadizos, y en las letras su imaginario de canciones de amor y rabia contadas desde abajo. Publicado por el sello navarro El Dromedario y producido por Iñaki Uoho (a quien se suma en la nueva formación otro exExtremoduro, Iñaki Setién), ‘El grito del hambre’ se escuchará en breve en una gira que devuelve a los escenarios a uno de los clásicos del rock vasco. Hablamos con Josu Korkostegi, batería y voz de la banda y fundador de la misma.En la nota de prensa de ‘El grito del hambre’ se dice que tras la siembra viene la cosecha. ¿Cómo ha sido el proceso de gestación de este disco, tras casi un cuarto de siglo sin publicar disco de estudio? Ha sido bastante complicado, llevábamos muchísimo tiempo sin grabar algo nuevo, y eso no es normal. Pero hemos tenido bastantes obstáculos de todo tipo, de salud, sobre todo. En realidad, hacía muchísimo que teníamos las ideas, las ganas... pero siempre sucedía algo. Llegó el problema de corazón de Juan Carlos Lera y lo que hicimos fue amoldar el trabajo y el grupo a su salud. No queríamos seguir sin él. Lógicamente no podíamos dar todos los conciertos que nos habría gustado, no siempre se daban las condiciones, y es normal que la gente pensara que nos habíamos separado. Pero nada de eso. Así estuvimos, hasta que llegó el fatídico día, la hermana de Juan Carlos me llamó y me avisó de su muerte. Tardamos mucho en reaccionar, fue muy duro, no nos atrevíamos ni a ir al local, el primer día que volvimos y vimos su hueco ni siquiera pudimos acabar de ensayar. Hasta que, por fin, hicimos un par de conciertos, hablamos con Iñaki Setién, entró de guitarrista, fichamos con El Dromedario y decidimos que esta vez iba todo para adelante, ya sin parar. Lo que siempre tuvimos claro era que nos debíamos un disco, a nosotros mismos, a Juan Carlos, y a la gente. Un disco con canciones nuevas, lo cual se agradece, dentro de esta especie de revival del Rock Radikal Vasco. ¿Hacia dónde mira más Parabellum, hacia atrás o hacia adelante? Como te digo, la idea era desde el inicio sacar temas nuevos. De hecho, antes de la pandemia hicimos un DVD en directo, que pretendía mostrar, junto con nuestras canciones de siempre, lo que estábamos haciendo. Hicimos un final de gira en Colombia y justo al volver llegó la pandemia, eso nos retrasó mucho, hasta que retomamos los ensayos, volvimos a componer... Yo creo que no puedes quedarte en el pasado, siempre hay que hacer cosas nuevas, sobre todo después de tanto tiempo sin sacar nada. Nosotros tenemos presente quiénes somos, de dónde venimos, pero a la vez nunca hemos tenido miedo a hacer cosas nuevas, siempre nos hemos tirado al barro sin pensar en lo que otros puedan decir, siempre hemos hecho lo que nos ha pedido el cuerpo, la piel y el corazón.Se nota que había hambre, ¿tiene algo que ver con ello el título del disco? El título es una frase de una canción: ‘El grito del hambre no conoce la ley’, que creo que lo resume bien. Con eso queríamos expresar en forma de canciones diferentes gritos frente a la realidad que nos rodea. El grito es la manera de expresar emociones, estados de ánimo intensos, miedo, hambre, dolor, placer... Y en este disco hay gritos de ausencia, de rabia, de locura... A veces son gritos sordos, que no oímos ya porque estamos tan acostumbrados a ellos que no les damos importancia, ni a las personas que los dan. Eso se refleja en las letras, en las que además se mantiene el tono, la marca de la casa, ese toque a veces algo sórdido, oscuro, con referencias a la locura, la muerte… Nosotros siempre hemos dado importancia a las letras. Y siempre hemos creído que a la gente no hay que darle todo mascado, hay veces que sí, se pueden decir las cosas de manera directa, tal como son, pero otras tienes que dejar que la gente piense o saque sus propias conclusiones. A veces cuando haces una letra ves que hay quienes dan sus opiniones, y que unas no tienen nada que ver con otras o con lo que tú has querido expresar, eso me parece un acierto, si han estado dos o cinco minutos pensando en qué queremos decir, es un avance, significa que todavía la gente piensa por sí misma, no se limita a dar por bueno lo que otros piensan. Respecto a las letras sórdidas, en realidad la mayoría de las letras de Parabellum son temas de amor, pero expresado de manera diferente, a veces desde la visión de protagonistas oscuros, perdedores, desde el suelo, pero no hay que olvidar que el sentimiento de amor, de cariño, o de desamor, de rabia, tiene tanto valor si viene de unos personajes que lo tienen todo, viven en mundo donde todo es maravilloso, o si viene de gente que vive en la calle y lo único que tienen igual es precisamente ese sentimiento. La mayoría de las veces asociamos esos sentimientos de amor o de deseo a personas con éxito, o guapas, pero yo creo en el fracaso adquieren una dimensión más pura, más real, esa es mi manera de entender la rabia, la muerte o el deseo...¿Respecto a la música la intención era conservar el sonido Parabellum o vamos a encontrar también nuevas aportaciones? En el aspecto musical creo que hemos conseguido un estilo propio, tanto en la música como en los coros. Pero nos sale así, sin pensar. En este disco hay canciones que siguen esa impronta, pero también hay otras algo diferentes, porque, como he dicho antes, nunca hemos tenido miedo a investigar, a crecer, a probar cosas nuevas. Si te lo pide el cuerpo y estamos todos de acuerdo, va para adelante. Han contado en la producción con Iñaki Uoho, todo un lujo. ¿Cómo ha sido trabajar con él? Ha sido una maravilla trabajar con él, en su casa, ha sido como si estuviéramos en nuestro local: su punto de vista, sus aportaciones, su visión... Nosotros siempre le hemos dejado hacer y él siempre nos ha pedido nuestra opinión, ha habido en cosas que hemos peleado un poco, pero hablando y dando nuestros puntos de vista hemos llegado a acuerdos. En realidad con Iñaki es muy fácil trabajar, te lo pone todo muy fácil, es un musicazo increíble, que además se implica como si fuera su propio trabajo. En breve saldrán a la carretera. ¿Cuál es la formación actual del grupo? En la formación de ahora seguimos del principio Lino Prieto y yo, y además están también Pedro de la Osa (bueno, él lleva ya 18 años, que parece que no, pero son ya muchos), e Iñaki Setién ‘Milindris’, la última incorporación, que ha estado en grupos como Zer Bizio, Neurosis, Extremoduro... Los dos como músicos son una pasada, somos muy afortunados de tener a dos guitarristas como ellos, cada uno con una visión tan personal... Desde el principio se involucraron y tuvieron esa visión del grupo, de Parabellum, como si hubieran estado con nosotros siempre. Y en este disco han hecho crecer las canciones. Pero es que además como personas son extraordinarios. Además, por supuesto, otro miembro del grupo que siempre va a estar presente es Juan Carlos Lera, en los ensayos, en los directos, siempre está con nosotros. En Parabellum la suerte que hemos tenido o lo que hemos buscado ha sido que los que estamos en el grupo y quienes trabajan con nosotros seamos como una familia de amigos. Y seguiremos siéndolo también cuando el grupo se acabe, estoy seguro.