2023 OTS. 05 - 07:05h Elkarrizketa Diego Vadillo López Autor de ‘Semblanza de un juglar libertario y conceptuoso’ «Evaristo merece un asiento en la RAE» La verborrea de Evaristo Páramos es más que conocida. Sin embargo, muchas veces no nos lo tomamos en serio. «¿Todo? No», que cantaría el gallego de Agurain. El doctor en Bellas Artes Diego Vadillo ha analizado las letras de su extensa carrera y reclama para él un asiento en la RAE. En serio. Diego Vadillo, autor del libro que analiza letras e intervenciones de Evaristo Páramos. (Diego VADILLO) Aitor Agirrezabal Diego Vadillo López nació en Madrid en 1977, apenas dos años antes de que, a casi 400 kilómetros, Evaristo Páramos crease La Polla Records. El punk de la banda alavesa le llegó en la adolescencia y ahora, ya como licenciado en Ciencias Políticas y doctor en Bellas Artes, se ha aventurado a analizar las letras y entrevistas del de Agurain durante su extensa carrera en el trabajo ‘Evaristo Páramos: Semblanza de un juglar libertario y conceptuoso’. No le ha faltado trabajo, partiendo de los 30 discos publicados, además de sus numerosas apariciones públicas. Y la conclusión es clara: «Cuando pasen décadas, Evaristo será de lo que quede». Tanto que a lo largo del libro aparece a la par de Valle-Inclán, Quevedo (Francisco, el del siglo XVI) o Chomsky. Profesor de Lengua, licenciado en Ciencias Políticas, doctor en Bellas Artes y ¿fan de Evaristo Páramos? Sin duda. En la adolescencia me llegó un cassette grabado por un amigo del colegio y aquello me pareció fascinante. Provocativo y genial. Algunas canciones no las entendía muy bien, pero otras me hacían mucha gracia y me resultaba una cosa curiosa y la escuchaba con suma fruición. Y, desde entonces, nunca me dejó de gustar. Soy seguidor del personaje. Empecemos por el titular. ¿Juglar? Veo en él al equivalente de lo que eran los juglares del mester de juglaría de la Edad Media. Tipos con una formación irregular, en el caso de Evaristo no tiene muchos años de enseñanza reglada, pero tiene una cultura general que se ha ido labrando de forma autodidacta. Y hace algo parecido a lo que hacían estos personajes en cuanto a ir por las poblaciones cantando y contando. Juglares había de mucho tipo y eran entretenedores, se acompañaban de músicos que tocaban instrumentos, algunos hablaban de temas históricos o legendarios, otros de temas más desenfadados... Y Evaristo también en sus puestas en escena hace mucha pantomima. Apoyándome en Menéndez-Pilar y otros expertos, justifico los paralelos entre Evaristo y un juglar, salvando las distancias. Estaría bien verlo actuar en un banquete real. Según han evolucionado los tiempos, no creo que fuera muy bien visto. Ni siquiera invitado a esos cenáculos. Evaristo, en el local de ensayo de Agurain. (Jaizki FONTANEDA / FOKU) También lo define como «genio lego». Evaristo se ha labrado una cultura por ser una persona de una inteligencia viva, natural. No por ser de muchos estudios reglados. Y al final ha sido una persona a la que le ha interesado la cultura y que se ha ido forjando una cultura propia a través de lecturas. Es un tipo despierto que a través de muchas lecturas irregulares, tiene una manera crítica de ver la realidad que hace interesante sus letras. En un principio fue un melómano, que no fue educado en los primores del canto y la música clásica. Él halló el punk y demostró que enterraba un espíritu melómano, una inteligencia viva y mucha inquietud. Las circunstancias socio-económicas en las que pudo nacer a la vida no son las de otros y, quizá, no tuvo la paciencia y el entorno que le incentivara a seguir otra vía. Pero se ha ido labrando una cultura y ha quedado reflejado en todo un cancionero que nos ha ido legando en décadas. «El propio Evaristo le dijo a la editora que había comentado alguna cosa de sus canciones que ni él mismo se había dado cuenta» Letras punk que dan para un libro. ¿Qué encontrará quien se aventure en esta lectura? A todo el mundo le sorprenden y le encandilan las canciones de Evaristo Páramos. Lo que hallo es una armonía de fondo y forma. Salvando mucho las distancias, puedo decir que comparte con fray Luis de León, asceta del siglo XVI, un temperamento inconformista y audaz y también una escritura con un aliño melódico, porque la melodía está en Evaristo. La melodía le brota como le brotan las letras. Él hace un ejercicio de ajuste de melodía y de letras y le ha ayudado a canalizar sus respectivos ímpetus. Dichos ímpetus confrontan con la realidad, en el caso de Evaristo de forma mucho más directa. Ante una realidad que se le escapa parece ordenar dicha realidad a través de su orbe cancioneril. Si te fijas en muchas de sus letras tiene los versos en esticomitia, que quiere decir que la pausa versal coincide con la morfosintáctica. Y muchos versos son un pensamiento en sí mismo, son autónomos. Pero tiene ese sentido de la ordenación. Te das cuenta de que todo ese ingente mensaje subversivo ácrata va canalizado de una manera versal con un sentido de la armonía muy acusado. ¡Y nosotros cantándolas sin más! El propio Evaristo le dijo a la editora que había comentado alguna cosa de sus canciones que ni él mismo se había dado cuenta. El subconsciente, con todo su acumulado de experiencias, está ahí. Y cuando plasmas un pensamiento en un escrito en una obra te das cuenta que sale algo que no tenías premeditado. Son más de 40 años componiendo canciones. ¿Qué desarrollo observa? Lo que he observado es una coherencia de obra. El tema de las nucleares, el machismo, el Estado... se van repitiendo de distinta manera. Y en un tipo que se mueve en un mundo tan desordenado el que tenga esa disciplina y ese pundonor para seguir en la brecha durante tantos años y con la ilusión de seguir sacando lo que al fin y al cabo son obras artísticas, es meritorio. «Pesa su temperamento ácrata, su manera de desolemnizarlo todo, empezando por sí mismo, siguiendo esa máxima tan punk de ‘fóllate al líder’» Un cantante se presenta como un líder de masas, como un profeta. Algo de lo que él reniega. Canciones como ‘Ellos dicen mierda’ en Latinoamérica tienen un significado completamente distinto. Pero la gente se la ha llevado a su terreno. Al final canta cosas que son de interés general y que afectan a personas de muy distintos polos geográficos, por lo que no es de extrañar que cada uno se la lleve a su terreno. Además tiene esa capacidad de crear apotegmas, dichos sentenciosos. Anuda melodías coreables con dichos sentenciosos con mucho trasfondo y ahí se crea la tormenta perfecta. Ha tenido el mérito de calar en un público que es el que lo ha aupado, porque no ha contado con grandes patrocinios y es lo que le da el carácter juglaresco y popular. Evaristo, en el regreso de La Polla. (Luis JAUREGIALTZO / FOKU) ¿Y quién es Evaristo Páramos? Un reponedor de funestas evidencias envasadas en el molde cancioneril y ubicados en los lineales del supermercado de la conciencia colectiva, así, metafóricamente. Uf... ¿Nos lo tomamos suficientemente en serio? Ahí pesa su temperamento ácrata, su manera de desolemnizarlo todo, empezando por sí mismo, siguiendo esa máxima tan punk de ‘fóllate al líder’. Es un personaje complejo. Mucha gente le aduce contradicciones, pero todos los seres humanos que vivimos en un mundo contradictorio y complejo tenemos contradicciones, por lo que no es de extrañar que una persona como Evaristo, que está metido en temas muy complejos en cuanto a discurso, pueda ser acusado de caer en contradicciones. Tiene ese punto desenfadado, de quitarse carga de solemnidad y mucha gente lo puede confundir. Por mucho que el teatralice, en sus comparecencias públicas no deja de lanzar reflexiones interesantes. Tanto que en el libro aparece junto a figuras como Bakunyn, Chomsky o Valle-Inclán. Sí, como te he comentado he visto paralelismos con Fray Luis de León. Salvamos las distancias, pero comparte ese espíritu melómano y de confrontación con el mundo, en el que no se encuentra a gusto. Con Quevedo y otros clásicos del Barroco le veo ser capaz de escribir como él dice técnicamente «una canción de amor», solo para decir que es capaz de hacerlo. Veo, por ejemplo, la de ‘Pastelarium’ que creo que será un pastiche de una canción de amor y por momentos es sublime. Luego tiene esos dichos sentenciosos y el fuera de tono que tenía Valle-Inclán, y anecdotarios. Porque tanto de Páramos como de Valle-Inclán se cuentan anécdotas. Muchas serán verdad y otras no serán. Pero tiene ese componente de personaje singular, ácrata, conceptuoso, por lo que no es difícil que lo podamos emparentar con muchos de nuestros clásicos, porque él es un tipo que está en la cultura, de la poesía popular y tiene una obra ingente. ¿Lo estudiaremos? Evaristo será de lo que quede. Cuando se haga un estudio panorámico, pasen décadas... Habrá habido grupos que hayan escrito letras y melodías muy potentes, pero cuando vayamos más allá y rasquemos, aquí tenemos un cancionero que puede sostener muchos estudios desde tantos puntos de vista. Tanto que defiendes «un asiento en la RAE» para Páramos. Lo merece. No es descabellado. Tiene una trayectoria larga, de escritura y de recitación, porque cantar tiene que ver con el compartir por vía oral unos versos plasmados antes en negro sobre blanco. Es un tipo que maneja muy bien el lenguaje vivo de la calle y maneja unas jergas que podía llevar a la academia y, junto con otros filólogos y lingüistas, debatir y ver de qué manera se podrían incluir en el diccionario determinados argots o palabras de según qué jergas callejeras de las que él ha estado más cerca que otros académicos. Estaría bien saber qué piensa Evaristo de esto. Se descojonaría.