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Elkarrizketa
Marga Alday, Jordi Vila y Mikel García Mancho
Componentes de Kinki Boys

«La evolución es algo inherente a la banda desde el primer momento»

Con un pasado en bandas como Los Trogloditas, Los Vibradores o Shöck, y un presente compartido con Moonshakers o La Broma de Ssatán, los componentes de Kinki Boys publican ‘Ahora’, un EP en la que la banda continúa investigando en sonidos más oscuros, alejándose poco a poco del punk rock.

Componentes de Kinki Boys. (Monika Del Valle | FOKU)

Lo primero que notamos al escuchar este nuevo trabajo es que parece una culminación de esos sonidos oscuros, que ya avanzaban en su anterior EP, ‘Nada’. ¿Esa era la intención al hacer estas nuevas canciones?

Jordi Vila: la evolución es algo inherente a la banda desde el primer momento, nunca hemos dejado ni dejaremos de evolucionar, y por eso siempre estamos buscando cosas nuevas y experimentando con sonidos diferentes…

Mikel García: La idea es no cerrarnos a nada, sino dejar que vengan las cosas. Cuando componemos, no buscamos algo concreto, lo que hacemos es ir haciendo canciones con lo que va saliendo.

¿Pero había un cierto deseo de pasar página y dejar atrás los sonidos punk rock de los inicios de la banda?

Marga Alday: El punk rock es muy divertido para tocar y en directo funciona muy bien, por eso siempre tenemos un fondo de armario grande de ese tipo de canciones y seguimos haciendo temas en esa onda porque es un estilo que nos mola. Lo que pasa es que, cuando te metes en un rollo más íntimo y sacas algo más de las entrañas, a cada uno nos pide una cosa; lo bueno es que, en ese sentido, nos entendemos muy bien y las ideas de todos se conectan a la perfección.

¿Qué influencia tuvo la entrada de Mikel en la banda, a la hora de abordar los nuevos temas?

J.V.: Mucha, porque ha sido como encontrar la horma de nuestro zapato, entiende a la perfección el concepto de lo que queremos musicalmente; con Mikel se nos ha abierto un mundo de posibilidades… al final, el universo provee cuando lo necesitas (risas).

M.G.: A mí me ha pasado lo mismo, porque yo venia del punk y también necesitaba sacar cosas diferentes y salir del ‘sota, caballo, rey’ de la música que había hecho siempre, así que me vino muy bien que quisieran contar conmigo.

¿Y cómo se cruzan los caminos de los tres?

M.A.: Pues es muy sencillo: Nosotros necesitábamos un guitarrista y él era el mejor, así de simple.

J.V.: Aparte de que nos caía muy bien, vimos que nos cuadraba como guitarrista. A veces, la intuición te hace tomar las decisiones adecuadas, y en este caso ha sido así. Ya le habíamos tanteado antes, porque con el anterior guitarrista, Tony, teníamos el problema de la distancia y aunque barajamos varias posibilidades, vimos que Mikel era la mejor opción.

De hecho, cuando le llamaron, llevaba bastante tiempo sin tocar ¿no?

M.G.: Sí, así es. Llevaba tres años sin tocar y no tenía ninguna prisa por volver a hacerlo. A mí, en cierto modo, la pandemia me vino de lujo para aprender a hacer cosas, y musicalmente, ya me empezaba a picar el gusanillo. Así que, cuando me lo propusieron, no tuve ninguna duda porque me gustaba mucho lo que hacían… es más, cuando escuchaba las canciones, yo veía un montón de melodías alternativas y diferentes posibilidades para esos temas.

«La cosa está jodida, pero vemos que a la gente le gusta el rock, porque vienen Fito o Leiva y llenan estadios; por eso no entendemos que luego cueste tanto llenar garitos de 100 ó 200 personas»

¿Se nota todo eso también cuando tocan en directo las canciones antiguas?

M.A.: Yo creo que, sobre todo, hemos ganado atmósferas en los sonidos. Desde el principio, le dijimos que tenía libertad absoluta, porque las canciones están vivas y cada uno tiene propia versión de ellas. Lo bueno es saber llegar a un punto común en el que los tres quedemos satisfechos con el resultado. Nos entendemos muy bien a la hora de trabajar.

J.V.: Además, en el local de ensayo se puede jugar e improvisar porque, normalmente, todo fluye y podemos probar cosas diferentes. 

En esta ocasión, tras varios trabajos con Martín (Cápsula), esta vez han trabajado con Iñigo Escauriaza en El Submarino Records, ¿por qué este cambio?

J.V.: Lo primero que tenemos que decir es que siempre hemos estado muy contentos con el trabajo de Martín, y simplemente, esta vez queríamos mirar otras opciones por probar cosas diferentes. Hemos trabajado de puta madre con Iñigo, y pensamos que hemos dado otro pequeño salto más.

¿Qué ha aportado Iñigo al disco?

M.A.: Tiene un estudio con muchos medios técnicos, y eso ha sido muy importante para sacar el sonido que ha sacado en el disco. Aparte, de que él es muy bueno, por supuesto.

M.G.: Iñigo tiene muy buena disposición, mucha calma y un ambiente de trabajo fenomenal…

J.V.: El cariño que, en su momento, ponía Martín al trabajo, también lo hemos encontrado con Iñigo; para nosotros, el trato humano es fundamental, y con ellos dos, eso se nota muchísimo porque, mientras estamos grabando, son uno más de la banda. Por ponerte un ejemplo, hablando de las voces, ni Marga ni yo somos cantantes, y en su momento, Martín ya nos ayudó mucho y nos dio unas pautas que nos vinieron muy bien, y ahora Iñigo, con los medios técnicos que tiene, hizo que hasta me oyera muy bien, aunque cante igual de mal (risas).

M.G.: De hecho, las voces suele ser lo que más se enquista en las grabaciones, y esta vez salieron del tirón.
También han contado con otras colaboraciones, como la de Ekaitz Hernández en los teclados o Luis Vil, haciendo coros…

M.A.: Lo de Ekaitz también fue el destino, porque íbamos a entrar a grabar, pero tuvimos que aplazarlo, y ese mismo fin de semana, casualidad, coincidimos con Eka y nos planteó la posibilidad de meter algún teclado. Por supuesto le dijimos que sí, porque era algo que ya habíamos pensado, pero no nos habíamos atrevido a pedirle. Es un genio, tiene una visión de las canciones única y tiene mucho gusto haciendo las cosas.

J.V.: Y lo de Luis, pues hemos trabajado mucho con él haciéndonos los vídeos, y queríamos que estuviera presente en el disco… estamos haciendo un club muy interesante de ‘kinkifriends’ (risas). Somos una banda a la que nos encanta socializar y tirar de amigos, también en directo: Pela, Tonino, Fabi Penadas, el propio Luis Vil… al final, todos estamos en el mismo bando, tenemos una escena musical muy bonita, y creemos que vale la pena apoyarla y apoyarnos. La cosa está jodida, pero vemos que a la gente le gusta el rock, porque vienen Fito o Leiva y llenan estadios; por eso no entendemos que luego cueste tanto llenar garitos de 100 ó 200 personas… algo falla. Así que, todo lo que podamos hacer colaborando entre todos, ayudará a intentar mantener nuestra pequeña escena. 

De nuevo, han publicado su trabajo en un EP. ¿Es más fácil estar presentes de esta manera, tal y como se consume la música actualmente?

M.A.: La idea era sacar unos cuantos EPs, con canciones que tengan una cierta correlación y coherencia entre ellas, y más adelante recopilar todo ese material y sacar un elepé, añadiendo inéditas, e incluso recuperar temas antiguos con Mikel. Pero todavía no sabemos cómo lo vamos a hacer. Lo único que sabemos es que ya tenemos canciones nuevas y que esperamos poder sacar más material a lo largo de este año.

Otro sello de identidad de Kinki Boys, son las letras, en ocasiones algo crípticas. ¿Qué importancia dais a los textos en la banda?

J.V.: Tenemos como dos formas de hacer las letras: por un lado, están las de Marga, más profundas e intensas, y por otro, las mías, quizá más callejeras pero igual de personales. La diferencia es que, a lo mejor, yo soy más vago (risas).

M.A.: Sí, yo me obsesiono muchísimo con las letras y, si se me mete algo en la cabeza, no paro hasta que la acabo. De todas formas, también hay muchas letras que hemos hecho a medias y lo bueno es que, como tú dices, todo suena a Kinki Boys. Cada vez nos entendemos mejor con las voces, y estamos cogiendo tablas, experimentando con cosas diferentes.

Para terminar, hablemos de los conciertos, porque sois una banda que os movéis mucho; supongo que, pasando tanto tiempo juntos, también será importante tener una buena relación personal ¿no?

J.V.: ¡Claro! Si no estamos cómodos personalmente, una banda no tiene ningún sentido… o, por lo menos, así lo veo yo, después de pasar muchos años con muchas bandas.

M.G.: Es que, si es tu forma de vida, a lo mejor aguantas ciertas cosas, pero si es algo que, como en nuestro caso, hacemos porque nos gusta y nos llena, ¿por qué vamos a estar aguantando a gente con la que no estamos a gusto?