2023 IRA. 01 - 05:44h Viuda Negra, placer sin riesgo Es oír decir viuda negra y pensar en placer sin final feliz, por la pequeña y tímida arañita que sólo abandona su codiciada soledad para aparearse... y para desgracia de su acompañante. Pero si hablamos de cócteles, entonces sí, el disfrute siempre tiene final feliz. La Viuda Negra de Aitor Jiménez. (Endika Portillo | Foku) Gorka Ikatza Si bien los cócteles clásicos acostumbran a tener nombres sobrios y más bien descriptivos en relación a sus ingredientes, los de generaciones posteriores tienden a denominaciones más atractivas y sugerentes. No sé por qué en este momento tengo en la cabeza Sex in the Beach. Podía haber sido Paloma, o incluso Yellow Bird; pero los que me han venido han sido ése y Between the Sheets. Además de, evidentemente, Black Widow o Viuda Negra, un cóctel que suena a riesgo pero que no tiene más peligro que el que a cada uno o una le marque su responsabilidad.Aunque el arácnido sea único, son varios los cócteles que comparten el nombre de Viuda Negra, sin tan siquiera tener la misma base alcohólica e incluso con ingredientes diferentes. En el Clover Club y en el Soho Cocktail Bar, en Gasteiz, Aitor Jiménez prepara una Viuda Negra de su creación que hace añicos el mito de que tras el placer acaba la fiesta. Porque disfrutar de su cóctel es un camino de redención para disfrutar de la vida. La preparación comienza pelando una piña y asándola a 200 grados con miel y cítricos durante media hora Cabe advertir que el cóctel de Aitor Jiménez no es un trago fácil para hacer en casa; aunque, evidentemente, no hay nada imposible y todo es intentarlo. Eso sí, con paciencia, pues lo primero que hay que hacer es pelar una piña y asarla a 200º de temperatura con miel y cítricos durante media hora. Y una vez que la piña esté lista, el siguiente paso es ponerla a macerar durante 24 horas en una mezcla de dos tipos diferentes de ron. Un día después, se echan 70 ml de los rones macerados en una coctelera y se añaden 3 ml de sirope de mango, 2 ml de supasawa y unas gotitas de bitter de chocolate. Agitada y colada la mezcla, se servirá en un vaso con hielo y se aplicará una espuma hecha con naranja, cítrico y clara de huevo, para espesar. Por último, y para mayor gozo, se pone chocolate por todo el borde del vaso. Aitor Jiménez, con su original combinado. (Endika Portillo | Foku)Como se puede comprobar, el trago requiere buena mano y mucha paciencia. Lo que hace Aitor Jiménez en el Clover Club y en el Soho Cocktail Bar de Gasteiz es poner a macerar con cada piña asada tres botellas de ron Barceló Imperial y dos de ron Zacapa; de esta manera hay base alcohólica disponible suficiente para dar alegría a bastantes viudas negras. Barceló Imperial es un ron de intenso color ámbar cobrizo hecho con caña de azúcar dominicana y reposado de forma natural durante un decenio. El ron Zacapa está envejecido en las montañas de Guatemala a más de 2.000 metros de altitud en barricas de roble que anteriormente tuvieron whiskies americanos y vinos finos. Uno de los ingredientes es el o la supasawa, un mixer elaborado con agua destilada y cinco tiempos diferentes de ácidos Otro de los ingredientes del cóctel es el o la supasawa. Pero, ¿qué es supasawa? Se trata de un mixer, o ingrediente no alcohólico, elaborado con agua destilada y cinco tipos diferentes de ácidos, además de azúcar y un poco de sal. Si alguien tiene algún tipo de morbosa curiosidad respecto a los ácidos, se trata de cítrico, málico, tartárico, succínico y fosfórico. Así dicho, podría pensarse que lo único que le falta es un dispositivo iniciador. Pero no, pues supasawa se anuncia como una alternativa al limón y la lima con un equilibrio más sofisticado de la acidez y una cristalina transparencia. Supasawa. Por cierto, que si se va a Japón y se pide supasawa, lo que le darán es un paquete de tabaco con sabores cítricos que, al parecer, deja buen sabor de boca y una rica fragancia en los dedos, en lugar de sucias manchas de nicotina.Además del Viuda Negra creado por Aitor Jiménez, este cóctel tiene por el mundo diferentes formulaciones con diversos tipos de base alcohólica y variados ingredientes. Como características comunes, Viuda Negra acostumbra a ser un trago dulce y afrutado, con aspecto llamativo por la combinación de tonos rojos oscuros y negro -para asemejarse a la araña-, base alcohólica variada e ingredientes como la frambuesa, la mora, fresa, arándanos, granadina… Los destilados más empleados son ginebra, vodka, ron, triple seco; incluso tequila y mezcal. Argentina, mexicana, del este... Hay una Viuda Negra para todos los gustos. Por ejemplo, se puede combinar ginebra con zumo de limón, licor de arándanos -que aportará el color debido- y albahaca majada, todo ello mezclado suavemente y servido con hielo triturado. Si nos apetece eso mismo pero con un poco de vermú, siempre se puede recurrir a la fórmula del mixólogo argentino Tato Giovannoni que, además, en lugar de la albahaca pone un toque de miel y canela. Si optamos por una Viuda Negra mexicana recurriríamos al mezcal o el tequila, que combinaríamos, al gusto del disfrutador o disfrutadora, con licor de naranja, jugo de limón y jarabe de agave; o bien, licor de zarzamora en lugar de naranja. Como complemento, en cualquiera de los casos, jalapeño y cilantro. Con vodka negro o morado, licor de café, zumo de naranja y granadina tendríamos una Viuda Negra del este, de un sabor, tal vez, excesivamente exótico pero una presencia llamativa. Hay una Viuda Negra incluso para quienes son más de cerveza y cocacola. Así, verteríamos en un vaso grande cerveza, luego cocacola -ambas frías- y ron añejo; un ligero movimiento con una cucharilla para no excitar en exceso la espuma… ¡y listo! Eso sí, nada de hielos, para no aguar la cerveza, que puede ser ligera o tostada, así se prefiera el trago de sabor más sutil o con más potencia. El Soho de Gasteiz. (NAIZ)En cualquier caso, si lo que buscamos es disfrutar a placer y sin peligro alguno de una Viuda Negra vasca y de autor, no hay más que acercarse a Gasteiz, al Clover Club o al Soho Cocktail Bar, donde Aitor Jiménez nos sorprenderá con este extraordinario trago de su creación. Y que, tras el placer, el final sea feliz, eso queda ya al arbitrio o las posibilidades de cada cual.