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Pedir ayuda, paso clave para salir de la oscuridad de las enfermedades mentales

Zuhaitz Gurrutxaga –ansiedad y TOC– y Mikel Sarmiento –depresión crónica–, junto a la psicóloga Nekane Azuabarrena, expusieron en el abarrotado auditorio del estadio de Anoeta su convivencia con unos problemas a los que plantan cara con herramientas como el humor.

El aspecto del auditorio de Anoeta demuestra el interés que despierta la salud mental. (Andoni CANELLADA | FOKU)

El auditorio del estadio de Anoeta se llenó el martes hasta la bandera, pero no para asistir a algún evento relacionado con el deporte, sino para escuchar «cara a cara» las experiencias sobre salud mental de dos personas que han pasado, y pasan, por ese trance.

Una no necesitaba casi presentación. Zuhaitz Gurrutxaga, exfutbolista profesional, presentador televisivo, monologuista y los últimos meses en el candelero por la publicación del libro ‘Subcampeón’, en el que el escritor Ander Izagirre ha plasmado el relato de su calvario con la ansiedad y el TOC, una píldora amarga endulzada con mucho humor.

El segundo protagonista fue Mikel Sarmiento, joven de 24 años que sufre depresión crónica y que desde hace un tiempo ha decidido dar un paso adelante para ayudarse y ayudar a quienes estén en un trance similar. El acto, organizado por la Asociación guipuzcoana de familiares y personas con problemas de salud mental (Agifes), se completó con la participación de la psicóloga Nekane Azuabarrena, del programa para jóvenes Zeuk Aukeratu; y con la periodista Cristina Tapia como moderadora.   

Abrió el fuego Sarmiento, recordando que siempre fue «un niño muy solitario, que entendía la realidad de manera distinta y no conectaba con la gente». Con sus progenitores separados, se vio sobreprotegido por un lado y muy exigido por el otro, hasta construir «mi propio mundo idealizado». Pero en la adolescencia explotó todo el entramado «y me fui al otro extremo, todo era una mierda, comencé a tener pensamientos suicidas, a romantizar la muerte, con un pesimismo extremo». Sin embargo, tuvo la suficiente fortaleza para asistir a una charla de Agifes «y empecé a escuchar cosas y experiencias con las que me sentía identificado», lo que supuso el inicio del camino para salir de la oscuridad.

«Media provincia durmiendo mal»

Gurrutxaga remarcó que debutó en Primera División con la Real con 19 años, una presión para la que no era ni lo suficientemente maduro ni lo suficientemente inconsciente. «Si eres consciente de que si fallas te meten un gol, y media provincia duerme mal y van mañana al trabajo enfadados, es demasiada presión». Con 22 años sufrió su primer ataque de ansiedad, pero entonces pensó que se estaba «volviendo loco» y entró en depresión. «Me angustiaba ir a por pan y tenía que jugar delante de 30.000 personas. Y derivó en TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo) extremo. Pedí ayuda, quizás más tarde de lo que debería, pero fue la mejor decisión de mi vida».

Han pasado unos veinte años desde entonces y la situación ha mejorado, existe más visibilidad y aceptación en torno a la salud mental, pero Azuabarrena advirtió de que «el sufrimiento previo aún sigue durando mucho, antes era más tiempo, pero sigue habiendo estigma».

«¿Y por qué contarlo en público?», preguntó Tapia. «Mi objetivo es dar visibilidad a algo que ha existido siempre», respondió Sarmiento, quien lamentó que «en cuanto no sigues la línea continua que nos han marcado te hacen creer que eres un perdedor», y reivindicó que «no hace falta que seamos como los demás, hay que tener espíritu crítico y abrir la mente a todas las posibilidades».

Gurrutxaga señaló que le dijo a su TOC «algún día viviré de ti. Creo que es lícito reírme de mi sufrimiento y al contarlo me sano a mí mismo». Además, el hecho de exponerse al escrutinio del público le permite vivir momentos como esa chica de 23 años de Barcelona que recientemente le dio las gracias porque «gracias a tu libro mis padres han entendido lo que me pasa».  

Doble objetivo

Nekane Azuabarrena destacó que el protagonismo de gente conocida «sirve para dar naturalidad a un problema del que no se hablaba. Es un doble objetivo, la persona se siente mejor y ayuda a otros».

Eso también ha cambiado en dos décadas. «En su día le escuché algo a David Beckham de poner los yogures simétricos en la nevera… pero no había referentes», lamentó Gurrutxaga. «Lo único que sabía era por la peli ‘Mejor Imposible’, que la gente decía que era exagerado lo que hacía Jack Nicholson, pero no», aseguró.

Mikel Sarmiento destacó la importancia que para él ha tenido el presentador televisivo Ángel Martín, que ha escrito dos libros –‘Por si las voces vuelven’ y ‘Detrás del ruido’– en los que narra sus problemas mentales en primera persona. «Me ha llevado a poner voz a lo que me pasa. Toda la vida pensando que no encajaba, hasta que descubrí que no tengo que aspirar a ser como este o como aquel, sino desarrollar mi personalidad única».

Otra de las preguntas versó en torno a la importancia del humor como terapia. «El humor es la manera más realista de ver el mundo. Reírme de mi obsesión me hace coger distancia y darme cuenta de lo irracional que puede ser», apuntó el exfutbolista.

Hechizo ‘Riddikulus’

«El humor es una manera de relativizar la vida. Todos los días pienso en la muerte, puede sonar a tragedia pero la he convertido en comedia. Utilizo el humor para hacer los problemas más pequeños, les resto tamaño», añadió su compañero de tertulia. Unas palabras que a los seguidores de Harry Potter les traerán a la memoria el hechizo ‘Riddikulus’.

La psicóloga puntualizó que una misma herramienta puede servir a unas personas, pero no a otras. «Cada uno ha de buscar lo que necesite», indicó. «Cualquier herramienta es válida, siempre que no dañes a nadie», apostilló Sarmiento.

Zuhaitz Gurrutxaga insistió en la importancia de pedir ayuda y de no esperar a «estar en el pozo» para hacerlo. «Este jueves voy otra vez a una psicóloga, y por primera vez voy a ir sin estar muy mal, que siempre he ido estando muy mal», reveló.

«Cada uno tiene su momento, pero tardamos demasiado en pedir ayuda. A veces podemos solucionarlo contándoselo a un amigo, a la familia, pero si así no podemos gestionarlo hay que pedir ayuda profesional», defendió Azuabarrena, quien en su programa para jóvenes subraya que «problemas siempre va a haber, porque la vida es así», y hay que enseñar a gestionarlos.

Claro que el primer paso es darse cuenta de que existe un problema. «Yo durante mucho tiempo no me daba cuenta de que estaba mal. El pesimismo absoluto era lo normal», concluyó Mikel Sarmiento antes de un turno de preguntas que demostró el interés de una audiencia que aplaudió a los protagonistas, rió ante algunas de sus anécdotas y asintió en ocasiones, esa silenciosa señal de que ‘eso también me ha pasado a mí’.