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emprendedores: de euskal herria a gran bretaña

Antton, Joseba e Itxaso, Innovación vasca en Londres

Un seguro para drones, un moderno concepto de «recadista» y una búsqueda constante de talento emergente. Antton, Joseba e Itxaso utilizan su formación, frescura y visión global para desarrollar en Gran Bretaña ideas que quizás sean demasiado innovadoras o no tienen aún encaje en Euskal Herria.


Cojo la bici y en diez minutos me planto en las oficinas de las diez aseguradoras más importantes del mundo, donde están sus CEOs». A sus 27 años, Antton Peña es uno de los aproximadamente cuatro mil residentes vascos censados en Gran Bretaña. Natural de Aramaio, estudió diseño industrial en la Universidad de Mondragón y desde hace casi un año, su startup Flock forma parte de la innovadora comunidad de emprendizaje que se desarrolla en el territorio anglosajón. Con más de 650.000 nuevos negocios creados en 2016, Gran Bretaña es la cuna de uno de los ecosistemas más emprendedores del mundo, con Londres como punto neurálgico, donde se han registrado más de doscientas mil nuevas empresas en el último año.

«En Londres es más fácil encontrar a personas que entiendan lo que haces, estén interesadas en tu proyecto y, además, es posible que alguien haya hecho algo parecido», explica Antton. Desde hace casi un año coge su bicicleta y, en vaqueros y camiseta, se dirige a diario a un espacio de coworking –oficinas compartidas entre varias empresas– en el vibrante barrio de Shoreditch, donde su empresa tiene sede. Aquí no hay corbatas, ni trajes, como en la City. Tampoco hacen falta. Las ideas frescas acompañan al clima de modernidad que comparten las startups que allí se desarrollan. En el caso que nos atañe, Flock presta servicio al todavía desconocido espectro de los drones. «Se trata de una app aseguradora para usuarios de drones, mediante la cual el cliente compra seguros de manera inmediata, cuyo precio dependerá de factores como  riesgo o el tiempo de uso», explica.

Junto Antton, fundador de lo que en un principio fue un proyecto universitario, otras tres personas se encargan de dirigir esta empresa que hace pocos días ha visto reconocido su potencial con la firma de un acuerdo con la aseguradora Allianz, un paso definitivo que garantizará su salida al mercado en breve.

Flock es el segundo proyecto al que Antton da vida. Anteriormente fundó “Farewill”, una app que permite hacer testamento online de una manera fácil y rápida.  Ambas empresas tienen en común su objetivo de facilitar lo que hasta ahora suponía un inmenso papeleo y un coste muy elevado. «Aunque sigo teniendo una participación muy baja, dejé esa empresa en manos de gente muy motivada y me embarqué en este nuevo proyecto», explica.

El caso de Joseba Mendivil tiene muchas similitudes con el de Antton. Este getxoztarra, ingeniero informático de 28 años, es uno de los tres fundadores de Jinn, una startup de entrega inmediata a domicilio de cualquier tipo de objeto. Fundada en Newcastle en 2013, al año siguiente se trasladó a Londres. Se trata de una app que pone en contacto establecimientos, conductores y consumidores. Pequeños deseos a domicilio, como su lema indica. Sin embargo, los creadores de Jinn se enfrentan actualmente a una situación complicada y se han visto obligados a cerrar sus operaciones en todas las ciudades excepto en Londres, donde han reducido en gran medida su plantilla. La mecánica de la aplicación consiste en que los conductores muestren su localización y disponibilidad cuando lo deseen, y los consumidores cuentan con esa red de «chicos de los recados». Los usuarios de Jinn son en su mayoría estudiantes internacionales con poder adquisitivo alto que piden sobre todo comida a domicilio de restaurantes que no cuentan con ese servicio. «Es cierto que cuando se acostumbran a pedir comida a través de la app, los usuarios pasan a hacer las compras del supermercado, y más tarde solicitan ropa de alguna tienda o aparatos tecnológicos», explicaba Joseba, antes de que la empresa entrara en esta crisis. Y es que la competencia con la gigante Deliveroo y diferencias con los inversores les habría pasado factura.

¿Por qué fuera? De cualquier forma, los casos de Antton y de Joseba suponen ejemplos de jóvenes vascos que no llegan a los 30 años y que desarrollan su talento empresarial y creativo fuera de Euskal Herria ¿Por qué en Londres y no en casa? Las claves, creatividad, formación y mentalidad. «Es cierto que en Euskadi empieza a haber movimiento innovador a nivel de startup, con casos de éxito como Ticketbis, Erle, etc., pero todavía no se ha desarrollado un ecosistema de emprendizaje –explica Antton–. Además, para nosotros el problema radicaba en que hace años casi nadie sabía siquiera lo que eran los drones. Eso complica todo, empezando por el capital, los socios, venta del producto... Algo tan innovador funciona mejor en ecosistemas como Londres, Berlín o San Francisco, donde hay otra velocidad», asegura.

Para Joseba, las facilidades británicas a la hora de fundar un nuevo negocio son claves. En el Estado español, la inversión inicial necesaria echa para atrás a muchos emprendedores. «Desde el primer momento en que creas una empresa ya estás perdiendo dinero. No tienes ni idea de si va a funcionar o de cuándo va a funcionar y tienes que hacer una inversión inicial que igual no tienes –señala Joseba–. En nuestro caso montar la empresa supuso un pago único de 70 libras. Y luego no pagamos nada más mientras desarrollábamos la plataforma, hacíamos pruebas... estuvimos casi un año hasta que empezamos a atraer a la gente».

Otra de las claves es la manera de enfocar el futuro. Según Antton, «hasta ahora no se nos pasaba por la cabeza emprender en Euskadi porque al salir de la universidad aspiramos a que una empresa grande nos contrate y poco a poco ir escalando hasta obtener un buen puesto». Destaca la importancia de entender el sistema y cuestionarlo, de tener amplitud de miras. «Existen otras realidades que también funcionan. No solo hay que aceptar las opciones que nos dan». En este sentido, los ejemplos de éxito en el emprendizaje en Euskal Herria empiezan a verse como modelos a seguir. «Es lo que hace que se generen núcleos emprendedores, porque la gente los ve cercanos. Si paseas por Silicon Valley, te puedes encontrar con la mano derecha del vicepresidente de Microsoft, y piensas, si éste lo ha conseguido, ¿por qué yo no?».

La misma línea comparte Itxaso del Palacio, socia de inversiones en Microsoft Ventures. Esta ingeniera técnica de Arrasate se encarga de invertir a nivel europeo en empresas innovadoras, que desarrollan nuevas tecnologías relacionadas de una u otra manera con las áreas empresariales de Microsoft. «Estas inversiones nos ayudan a explorar nuevas tecnologías y aplicaciones porque trabajamos conjuntamente con las empresas para ayudar a desarrollar las tecnologías, llevarlas al mercado y crecer de manera global», explica. Para Itxaso, que ha desarrollado su carrera en el extranjero desde que dejó su tierra, el pensar de manera global es clave a la hora de innovar. No en vano, asegura que «en Euskadi existen puestos en empresas que tocan la innovación, pero se trabaja con una mentalidad local. Y eso está bien. Pero si te vas fuera e inviertes fuera probablemente puedas encontrar nuevas tecnologías y equipos que pueden beneficiar a tu compañía. En mi caso, he podido comprobar que haciendo inversiones globales puedes contribuir al crecimiento local de las empresas».

Una las claves es la diversidad cultural de las grandes ciudades, como Londres. Itxaso, que también imparte clases en el Máster de Creación de Empresas en la University Colleage London (UCL), asegura que «es la diversidad lo que genera nuevas ideas innovadoras y globales. Yo doy clase en la Universidad en Londres y el 75% de mis estudiantes son de fuera de Inglaterra. Impartir las clases en inglés en la universidad o tener canales de televisión en inglés (como es el caso de los países nórdicos y otros lugares de Europa) ayudaría muchísimo. También atraeríamos a muchos más estudiantes internacionales, y eso contribuye a la innovación».

Aunque también se puede innovar fuera y regresar con el proyecto a casa. Pero en este caso las condiciones deben ser aptas para que el proyecto siga funcionando. Una idea que Antton Peña no descarta. «El mercado de los drones ha ido desarrollando su interés en Euskadi. Hace ocho meses se decretó una prohibición provisional de manejo de drones a todo aquel que no tuviera un permiso de aviación. Ahora, sin embargo, no hace falta ser un gurú de la aviación para tener un dron, pero es obligatorio tener un seguro», explica, y añade que «hoy por hoy, si alguien regala un dron a un chaval, es una faena porque el seguro obligatorio te puede costar 300 euros. Así que ese mercado es muy interesante para nosotros, porque al ofrecer seguros pay as you go, por 12 euros, por ejemplo, ya puedes contratar uno según el tiempo que vayas a volar y el riesgo».

 La influencia del Brexit. En este último año, la sombra del Brexit ha planeado sobre todos los europeos residentes en Gran Bretaña. ¿Está en riesgo el emprendizaje europeo con el Brexit? Teniendo en cuenta que nos encontramos en un contexto político internacional con teorías continuamente cambiantes, a Antton le parece algo incómodo. «Me preocupa porque complica las cosas para un emprendedor europeo en Gran Bretaña. Hasta ahora he tenido todas las facilidades del mundo para conseguir ayudas para abrir aquí una empresa sin ser un ciudadano británico y todas esas cosas seguro que se complican. Más que miedo, es incertidumbre». La misma opinión comparte Joseba, aunque confiesa que el tema no le quita el sueño: «No estamos demasiado preocupados», asegura al respecto.

El futuro de estos emprendedores vascos no cierra las puertas a Euskal Herria. «Londres es temporal, me veo volviendo a casa, pero no ahora. Ya veremos cuándo y en qué condiciones», dice Joseba. Antton se ve con un pie en su tierra y con el otro en muchos lugares. «Los que estamos fuera podemos ofrecer una perspectiva distinta a nuestro entorno. Pero si vuelvo a casa y me encierro en Aramaio, poco podré aportar. La clave es seguir conectado, de la misma manera que ahora sigo conectado con Euskadi», porque, tal y como asegura Itxaso, «tenemos mucho potencial. Tradicionalmente, venimos de una cultura emprendedora y somos muy trabajadores. Lo que nos falta es tener una visión global».