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«Mi mundial»


El próximo 1 de junio es la fecha anunciada para el estreno de la película uruguaya “Mi mundial”, adelantándose en dos semanas al comienzo del Campeonato del Mundo de fútbol en Rusia. En su país se presentó con gran éxito el 22 de junio del pasado año, en plena temporada veraniega, lo que no supuso ningún obstáculo para recuperar los 777.000 dólares que había costado en coproducción con Brasil y Argentina. Fue vista solo en Uruguay por más de 50.000 espectadores, algo que allí solo consiguen los lanzamientos comerciales de los grandes estudios de Hollywood. Contó, eso sí, con el apoyo incondicional de la ONFI (Organización Nacional de Fútbol Infantil) y la de la selección nacional con su entrenador Óscar Washington Tabárez y de todos los jugadores internacionales que visten la camiseta celeste como Godin, Cavani, Stuani o Luis Suárez. Todos ellos han triunfado en el extranjero, por lo que su experiencia personal es la que ha inspirado este relato sobre la problemática del fútbol base en América del Sur. En el festival de Guadalajara (México) recibió el premio Secuencia y Estrategia, junto con los de Mejor Postproducción de Sonido y Mejor Postproducción de Imagen. El salto al viejo continente lo dio nada menos que en el festival de Cannes, recibiendo muy buenas críticas.

“Mi mundial” se basa en la novela homónima del jugador, entrenador y escritor especializado Daniel Baldi, prologada por la figura del fútbol charrúa Diego Lugano. La captación de jóvenes promesas del fútbol sudamericano ha ido a más, porque cada vez se les contrata con menos edad en cuanto destacan en algún campeonato local de infantiles. No existe una legislación que realmente proteja al menor y sus familias, dándose casos de auténtica explotación, cuando no simples estafas. Esto es así debido a que los niños ya no juegan de manera instintiva como antaño, sino que desde bien críos imitan a las estrellas profesionales, cuyas jugadas han visto una y otra vez en el televisor o la pantalla del ordenador. Dominan la técnica, incluso antes de contar con un entrenador o un preparador escolar cualificado.

El negocio del fútbol profesional se levanta sobre las tragedias personales de los que quedaron por el camino, cuando muchos de estos prometedores jóvenes se echaron a perder al distanciarse de sus familias en el extranjero y al empezar a manejar dinero sin poseer una mínima formación o madurez. La historia de “Mi mundial” es la más sencilla posible, con un chico de 13 años que es fichado para entrenar en la capital Montevideo, dejando atrás sus comienzos en el Nogales, el modesto equipo de su pueblo. La ruptura con su chica, con su mejor amigo y con sus padres pesará demasiado, hasta que su sueño inocente choca con la cruda realidad, debiendo regresar a sus orígenes finalmente para recomenzar de nuevo.

El debutante en la dirección Carlos Morelli, afincado en Alemania dónde va a realizar su segundo largometraje, nunca había dirigido a menores y optó por hacerlo exactamente igual que a los adultos, con excelentes resultados. El estelar Facundo Campelo tiene como padre a Néstor Gruzzini y como madre a Verónica Perrotta. La amiga es Candelaria Rienzi y el mejor amigo Enzo Risso, mientras que César Troncoso hace de entrenador, Jorge Bolani de fisio y el brasileño Roney Villela de representante. De las relaciones entre estos personajes de generaciones opuestas surge ese mundo contradictorio que antepone el dinero a lo formativo.

Se nota que el director de fotografía Sebastián Gallo es muy futbolero, pues introduce al espectador materialmente en el terreno de juego al modo de las retransmisiones televisivas de hoy en día. La imagen ralentizada combinada con los travellings laterales y las tomas aéreas ayudan a seguir de cerca las habilidades de estos ases del balón en ciernes.

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