2020 OTS. 23 CONSUMO La compra de vivienda BERTA GARCIA La compra de vivienda supone la inversión más alta que, sin duda, en muchos casos hacemos en la vida. El mayor escollo siempre ha sido y será que tenemos que recurrir a terceros para que nos echen una mano, y por descarte siempre acaba siendo el banco. Es lo que hay pero, dadas sus credenciales, cualquier precaución será corta, así que manos a la obra y recabemos datos útiles. Una vez elegida la situación territorial y del entorno, así como el precio y las garantías suficientes sobre quién vende, otro aspecto importante es qué banco ofrece mejores condiciones en las hipotecas y el tipo de hipoteca a elegir. Las más comunes son las de interés fijo o variable, asoman tímidas las verdes y on line, y existen otras menos conocidas que tienen más riesgos, por lo que la mayoría se suele decantar por las dos primeras de la lista. En los últimos años las de interés variable, vinculadas al euribor, han sido muy demandadas debido a sus tasas de valores negativos (véase el pasado 2019 que cerró batiendo el récord de los veinte años de vida de este indicador). Otra cosa es lo que a medio o largo plazo pueda ocurrir, aunque de momento atraen porque tienen como ventajas que las cuotas de inicio y las mensuales son más asequibles, los plazos de amortización más largos, y hay menos comisiones, como la de apertura, por ejemplo. Aunque ¡ojo al dato!, este año los bancos vuelven a la carga con sus comisiones, desaparecidas con la sentencia del Tribunal de Justicia europeo y ojo también porque, aunque sean cómodas de pagar, al final de la vida de la hipoteca el costo total es más caro que la de interés fijo. Saber negociar. En cuanto a las de interés fijo, preferidas por gente más “segurola”, cuentan con la ventaja de que las cuotas son estables y no están sometidas a sobresaltos financieros y, aunque resultan más caras mensualmente, a largo plazo resultan más baratas. Todo dependerá de nuestros ingresos mensuales y de nuestra capacidad para poder afrontar mes a mes cuotas altas. En ambos tipos la cuestión está en saber negociar bien con el banco, leer bien la propuesta, e incluso consultar a los expertos.