2021 EKA. 20 En los molinos de arroz de Al-Barkat India y Pakistán, conflicto por el basmati Fotografía: Arif Ali | AFP Cyril Belaud y Kaneez Fatima La tradición culinaria compartida de Pakistán e India está definida por el basmati, un arroz de grano largo y sabor distintivo que está en el centro de la más reciente batalla entre estos conflictivos vecinos. India solicitó el registro exclusivo del grano en la Unión Europea (UE), desatando una disputa que podría significar un golpe para Pakistán en un mercado clave para sus exportaciones. «Es como que nos lancen una bomba atómica», advierte Ghulam Murtaza, copropietario de la arrocera Al-Barkat, al sur de Lahore, la segunda ciudad paquistaní. Inmediatamente Pakistán rechazó la petición india de obtener la Protección de Indicación Geográfica (PGI, en inglés) de la Comisión Europea. India es el mayor exportador de arroz, con ventas anuales de 6.800 millones de dólares (5.570 millones de euros), y Pakistán es el cuarto, con 2.200 millones de dólares (1.800 millones de euros), según datos de la ONU. Ambos países son los únicos exportadores mundiales de basmati. «India ha armado este alboroto para que puedan de alguna forma apropiarse de uno de nuestros mercados meta», sostiene Murtaza, cuyas plantaciones están a cinco kilómetros de la frontera con India. «Afecta a toda nuestra industria arrocera», asegura. De Karachi a Kolkata, el basmati es parte de la dieta cotidiana en todo el sur asiático. Se consume junto con carne muy condimentada o curry de vegetales, y es el alimento estrella de la interminable variedad de platos biryani servidos en bodas y festejos en ambos países, divididos después de la independencia de Gran Bretaña, en 1947. Desde entonces se han enfrentado en tres guerras. Las últimas escaramuzas fueron en 2019 e incluyeron los primeros ataques aéreos transfronterizos en 50 años. Sus relaciones diplomáticas son tensas. Las exportaciones paquistaníes de basmati a la UE han crecido los últimos tres años, aprovechando las dificultades de India de cumplir con las normas europeas sobre el uso de pesticidas. Pakistán actualmente cubre las dos terceras partes de la demanda regional de 200.000 toneladas anuales, según la Comisión Europea. «Para nosotros es un mercado muy importante», declara Malik Faisal Jahangir, vicepresidente de la Asociación Paquistaní de Exportadores de Arroz, quien asegura que el basmati de su país es más orgánico y «de mejor calidad». La condición de PGI otorga derechos de propiedad intelectual para productos vinculados a una zona geográfica en la cual se realiza al menos una etapa de su producción, procesamiento o preparación. El té indio de Darjeeling, el café colombiano y algunos jamones franceses figuran entre los productos conocidos con estatus de PGI. Se diferencia de la Denominación de Origen, que requiere que las tres etapas se realicen en el sitio, como ocurre con algunos quesos como el brie francés o el gorgonzola italiano. Estos productos están protegidos por ley contra imitaciones y el uso inadecuado del nombre, y su sello de reconocimiento permite venderlo a un mejor precio. India dice que nunca afirmó, en su postulación al PGI, que sea el único productor del basmati, cultivado en los pies del Himalaya. «India y Pakistán han estado exportando y compitiendo sanamente en diferentes mercados durante casi cuarenta años. No creo que el PGI vaya a cambiar eso», dice Vijay Setia, expresidente de la Asociación India de Exportadores de Arroz. Bajo las reglas de la Unión Europea, los dos países deberán negociar una solución amistosa para setiembre. De no alcanzar un acuerdo, y si la UE falla a favor de India, Pakistán podrá apelar en los tribunales europeos, pero el largo proceso podría dejar a su industria arrocera en un interminable limbo.