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ARQUITECTURA

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El término contenido es polisémico, es decir, tiene varios significados. Como sustantivo alude a aquello que queda contenido dentro de otra cosa, y como adjetivo califica a aquel que se conduce con moderación o templanza. Ambos significados pueden tener una vinculación estrecha con la arquitectura. Por un lado, la arquitectura es el contenedor, el soporte de un contenido que es el propio habitar y, por otro lado, más que nunca se le reclama que esta se plantee con rigor y contención, especialmente en el campo de la construcción.

La fase de construcción, demolición y la cadena de suministro de materiales supone entre el 10% y el 20% de la huella de carbono que tendrá todo el edificio durante su vida útil. En ese sentido, se evalúa la maquinaria empleada, la naturaleza de los materiales, sus transportes, los residuos que generan o la capacidad de reciclaje de la propia construcción.

El edificio de viviendas realizado por el estudio de arquitectos chileno Hsu-Rudolphy Architects ha terminado en Santiago de Chile un edificio residencial, bautizado como Container Building, que parte de estas premisas. Compuesto por cuatro plantas, el programa que desarrolla es de vivienda colectiva, con una importante carga social, destinadas a colectivos como estudiantes o personas solteras, proponiendo unas viviendas contenidas y de superficie mínima.

El edificio que se construyó para acoger a usuarios jóvenes fue proyectado como un edificio de bajo coste con una apariencia sencilla e industrial, sin añadidos superfluos que ayudan a contener el coste y a minimizar el presupuesto. El espacio es esencial, mínimo, con elementos básicos para ser habitable, pero al mismo tiempo ofrece una vivienda completa, autosuficiente e independiente del resto de unidades.

Hsu-Rudolphy Architects proyectaron Container Building con seis núcleos de escaleras y setenta contenedores de transporte, que se disponen intercalándose para crear pequeños balcones, que ofrecen espacio exterior a la mayoría de las unidades habitables. La estructura principal es totalmente prefabricada, lo que facilitó su construcción en un terreno de 1.400 metros cuadrados. Además, la propia solución constructiva de los contenedores transforma el edificio en un módulo repetitivo, cuyas piezas se van agregando con gran facilidad, lo que también permite un alto grado de adaptabilidad.

Cada vivienda cuenta con un dormitorio-estudio, un baño y una pequeña cocina. Las unidades del primer piso también tienen un pequeño patio, mientras que el resto de unidades en las plantas superiores tienen balcones privados. Lo más interesante de este edificio es que tiene en cuenta los valores de sostenibilidad del propio proceso de construcción, especialmente al usar como soporte estructural y espacial contenedores de transporte obsoletos, que son reciclados en un nuevo uso.

En realidad, este sistema, más allá de esta construcción concreta materializada en este edificio, propone un prototipo. Una lógica construida en base a un sistema prefabricado de contenedores reciclados y estructura de acero, diseñada para que pueda ser edificada en zonas de baja y media densidad de la ciudad, agregando o quitando módulos según el terreno disponible. Este concepto modular se puede adaptar a diferentes terrenos, localizaciones o configuraciones, e incluso se puede construir en diferentes etapas dependiendo de diferentes condiciones, como la demanda comercial o el presupuesto económico. Además del ahorro en la huella de carbono, es especialmente relevante también la rapidez de construcción debido a su estructura prefabricada que puede montarse en el terreno en cuestión de unos pocos días.

Estrategias simples y lógicas. Este proyecto en particular se ha diseñado a partir de seis bloques de escaleras prefabricados y setenta contenedores, que se disponen intercalados creando una volumetría singular, en la que es posible leer desde el exterior los diferentes módulos. Los desplazamientos entre los contenedores que se aprovechan como terrazas agregan un carácter dinámico al edificio, lo que le otorga una cierta expresividad escultórica.

Simplificando se podría decir que la mayoría del edificio se construyó en taller, ya que únicamente la cimentación, las instalaciones y las acometidas generales se realizaron a pie de obra, así como algunos elementos de acabo, puesto que el resto de elementos fueron prefabricados e instalados en obra, incluidos por ejemplos los aseos completos.

Siguiendo la misma lógica de contención de la huella de carbono del edificio, este también fue concebido para trabajar de forma pasiva durante su uso futuro. Debido al bajo presupuesto que limita el uso de tecnologías complicadas, los esfuerzos de los arquitectos se centraron en resolver elementos clave y simples como la orientación, el aislamiento y la ventilación cruzada. Con estas estrategias simples y lógicas, el edificio reduce al máximo sus consumos y mantenimientos energéticos, redundando en esa arquitectura de la contención que parece ya más una necesidad que una utopía.