2023 UZT. 16 GASTROTEKA Helados, sorbetes y posibles combinaciones El helado tiene una historia larga y curiosa; 2000 años antes de Cristo, cuando las cámaras frigoríficas estaban por inventar, ya se hacía algo parecido. Ese alimento congelado, generalmente dulce, aunque también los hay salados, es el producto estrella del verano. De sabores diversos y de distintas formas, ¿qué diferencia hay entre sorbete y helado? Javi Rivero Amigos, familia, pero ¿se puede saber qué ha pasado con los helados de sabores salados? No fue hace tanto, cuando eran noticia los helados de anchoa, los de pimiento de Gernika o incluso, los de marmitako. Aprieta el verano y las ganas de un refrigerio en forma de tarrina o cucurucho se torna en la mejor alternativa para saciar las ansias de refresco. Pues eso, andando se hace el camino. Y si es con un helado, en verano, se anda mejor, y el camino se hace más corto y llevadero Si mal no recuerdo, alguna vez os he hablado sobre este tipo de elaboraciones pero, al igual que la persona cambia y se hace con el tiempo, también lo hace su criterio. Estoy seguro de que era más fácil encontrar helados de sabores salados la última vez que os hablé de ellos. También me gustaría recordaros que sigo prefiriendo la tarrina al cucurucho. Mi razonamiento es simple. Si pido un helado, quiero helado. ¡Y punto! La única cobertura, galleta o soporte que me como a gusto es la del sándwich de toda la vida. A partir de ahí, cualquier cuerpo extraño, no helado, que forme parte en la ecuación de este producto, no lo entenderé como parte del mismo. Refresquemos la idea de lo que es un helado y de dónde viene. Como su nombre bien indica, se trata de un producto frío, por debajo de los 0º centígrados, condición por la que el atributo “helado” se hace fuerte y da nombre a la familia del producto. ¿Y el helado tal y como lo conocemos? Pues un helado es un alimento congelado, por lo general dulce, que suele elaborarse con jugo de fruta, leche o nata. He aquí la definición formal. Cabe destacar que los helados, “producto extremadamente frío o muy frío”, como dice la RAE, se dividen en dos grandes familias clasificadas en helados y sorbetes. Antes de seguir. A ver, ¿no se atreven nuestros amigos de la RAE a decir que algo helado tiene la condición de estar a una temperatura inferior a X? No me voy a meter donde no me llaman, pero mi prima de Ciudad Real se queda “helada” cuando viene aquí en verano, porque para ella, 18º son “frío” y dice que de noche se queda “helada”. Amigos de la RAE, si dejamos la definición de helado como condición de “extremadamente frío”, como algo totalmente subjetivo, en nada nos encontraremos con una oferta de helados derretidos no helados a los que alguien llamará helados. Siento mucho si os acaba de estallar la cabeza. Si es así, volved a leer este párrafo. Pero, a ver… Es que si el agua se congela por debajo de los 0 grados y así se genera el hielo y del hielo viene el helado… Siento que cada vez me funciona menos esta regla del tres. Lo dicho, volved a leerlo tantas veces como os parezca. Sigo con los helados y sorbetes. La gran diferencia entre estas dos familias es que los helados se elaboran con una base láctea y los sorbetes con base de agua o jugo. Existen más familias aparte de estas dos: granizados al agua, cremas batidas, etc. Y, por supuesto, en cada lugar tiene más peso una referencia que otra. En cuanto al origen del helado, existe cierta controversia pero, si nos vamos a los hechos puramente históricos, se habla de que en la antigua Babilonia, los esclavos de las cortes mantenían algunas bebidas bajo la nieve. Marco Polo relata que 2000 años antes de Cristo, los chinos añadían jugos de fruta y leche al hielo. Estrechamente relacionadas están las grandes cámaras de hielo que los persas diseñaron para almacenar el hielo. Este hielo servía para refrigerar, a través de túneles, los aposentos y también para preparar un “sorbete” con azafrán y/o fruta. Ya en la Edad Media, en las cortes árabes existían los productos azucarados helados o increíblemente fríos que así se preparaban con el hielo de las montañas. A esta mezcla se la llamaba “sharbat”, que después paso al turco como “serbet”. Pocas dudas caben en decir que de aquí llega la palabra “sorbete” al castellano. Hablando de la etimología de las palabras, un chiste. «¿Cómo traduce Chat Gpt un sorbete al euskara? Sorbet -IA. Y así es como la inteligencia artificial lleva entre nosotros mucho más tiempo de lo que imaginábamos. Por resumir los años que faltan para llegar hasta donde estamos, Marco Polo copió algunas recetas heladas de China, que se mantuvieron con suma popularidad en las cortes italianas. Más adelante, las recetas de los helados fueron evolucionando de corte en corte y de país en país, hasta que en 1686 se abre “Café Procope” en París, considerada como la primera heladería de la historia. DELICIOSAS COMBINACIONES Dejando la historia a un lado, me parece interesante y práctico dejaros algunas propuestas de combinaciones que a mí me gustan, pues sabéis que en las heladerías podéis mezclar sabores. Veamos. Yogur con mandarina. Cuesta encontrar un sorbete de mandarina rico pero, si lo tenéis, apostad por combinar un lácteo suave con fruta. Fresas con nata, limón y yogur, moras y queso… Este tipo de combinación es para mí la mejor con diferencia. El café es otro de mis sabores predilectos que, combinado con la nata, se convierte en el mejor café con leche que uno se puede tomar en verano. Por supuesto, la calidad del helado y la cantidad de café con la que se haga este es clave para que esté rico. Por otro lado, el café con avellana. Otra combinación ganadora donde las haya. Un helado con sabor serio y elegante. Pistacho y chocolate con leche. No me preguntéis por qué, pero esta es una combinación increíblemente placentera. Y, si le añadís una pizca de sal maldon por encima, la combinación adquiere otra dimensión. Por otro lado, no soy muy fan de los sabores que versionan otros productos. Ni coockie, ni brownie, ni tarta de queso… lo he intentado, pero no van conmigo. Ahora que ya podéis pedir un helado o sorbete, hablando con fundamento y propiedad, no esperéis a que nadie invente un helado, no helado que se llame helado. Lo dicho, si eso, leed el párrafo otra vez. On egin!