2023 AZA. 05 PANORAMIKA Acercarse Vista general de la exposición que la artista Esther Gatón protagoniza en Cibrián Gallery de Donostia, en la que hasta la disposición de las sillas tiene su importancia. (Cibrián Gallery) Iker Fidalgo Desde nuestro rol como público, vivimos bajo la costumbre de entender la cultura como un producto de consumo. Más allá de las connotaciones que esta afirmación pueda acarrear, está claro que basamos nuestra manera de acceder a ella en base a los resultados que se nos ofrecen. Una película, un libro, una pieza teatral o un disco, los asumimos como estructuras ya pensadas y decididas a las que nos acercamos en base a nuestros gustos, apetencias y necesidades. Pero los procesos creativos no son caminos cerrados. Más bien podemos entenderlos como mapas que inician recorridos y que van completando diferentes rutas, paradas y etapas. Si bien esto es algo que sucede en muchas disciplinas, quizás sea en el arte contemporáneo donde más claro se ve. Muchas obras de arte se presentan precisamente como una investigación inacabada, una intuición en torno a un tema o simplemente un campo de interés que los y las artistas abrazan en un momento concreto. Al arte no le preocupa dejar al descubierto los mimbres de su factura bien en una presentación, una exposición o un programa público. Es más, nos invita a sumergirnos en lo experimental o lo inconcreto como una oportunidad para, desde una nueva percepción, contar con la complicidad de nuestra mirada. Ningún camino de creación es estanco, pues bebe de lo que sucede a su alrededor. A mediados del pasado septiembre, la galería Cibrián Gallery de Donostia inauguró lo que supone la segunda exposición individual de la artista Esther Gatón (Valladolid, 1988) en la sala donostiarra. Hasta el próximo día 11 de este mes, podemos visitar la propuesta de la creadora afincada en Londres. El trabajo de Gatón, habitualmente basado en la instalación escultórica y la creación objetual, da en esta ocasión un salto hacia otro lugar. “My Jaw is on the Floor” es el título de una pieza audiovisual que da nombre a la muestra. Si bien no es el único elemento con el que la artista ha contado para realizarla, pues cuenta con varias piezas pequeñas puestas en pared, es sin duda el protagonista principal de la puesta en escena. Aun y todo, la disposición espacial adquiere un protagonismo que desborda la mera acción de sentarse a ver un vídeo. El volumen, los colores de la pantalla e incluso las sillas toman un cuerpo narrativo propio para nada casual. La obra nos presenta la experiencia de un personaje femenino relacionándose con un entorno concreto y un espacio que le atraviesa y condiciona su forma de moverse y de habitarlo.