7K - zazpika astekaria
CONSUMO

Inteligencia Artificial


Las instituciones europeas han acordado la primera ley en el mundo de la Inteligencia Artificial (IA), con mucho ruido y pocas nueces que coger, dada la amplitud de los riesgos a los que nos enfrentamos como sociedad futura. En el lado positivo, la Ley de Inteligencia Artificial de la UE prohíbe la puntuación social, que es demasiado degradante y discriminatoria para los consumidores. La Ley de la IA también otorga a los consumidores ciertos derechos, como la posibilidad de presentar una queja ante una autoridad pública contra un sistema de IA, o de buscar reparación colectiva si un sistema de IA causa un daño masivo.

Pero hasta aquí puedo leer, porque, dadas las inmensas presiones por intereses espúreos, los “lobbies” siempre ganan, así que han quedado lagunas que, de cubrirse, dependerán de la autorregulación voluntaria. Dos ejemplos: los asistentes virtuales o los juguetes conectados por IA no estarán lo suficientemente regulados, ya que no se consideran sistemas de alto riesgo. Además, sistemas como ChatGPT o Bard no tendrán las barreras necesarias para que los consumidores confíen en ellos y es que no existe la obligación de auditar dichos modelos por parte de un tercero independiente, ni estarán sujetos a requisitos de transparencia suficientes para garantizar el escrutinio público.

Ya se sabe que hay opiniones en pro y en contra, como todo en esta vida, y sin duda la mejora en la salud fue el tema sensible que nos tocó la médula. Buen “caballo de Troya” para invadir nuestra intimidad, leer nuestras emociones y analizar los sentimientos de los consumidores (sistemas de reconocimiento de emociones), lo cual es muy preocupante dado lo invasivos e imprecisos que son. El mundo sigue su curso movido por no se sabe quién. ¡Paren el mundo que quiero bajarme!