2024 URT. 21 PANORAMIKA Proceso y resultado En la exposición “#serlobas”, que entra en su última semana en la Sala Amárica de Gasteiz, se pueden encontrar fotografías como esta realizadas por una treintena de autoras. (Sala Amárica) Iker Fidalgo La creación nunca es un lugar estanco. No surge de la nada ni por un golpe de suerte. La creatividad es una cualidad inherente, entre otros, al ser humano, y es un recurso básico para la supervivencia. Crear no es poner en práctica un don. El artista genio, solitario y tocado por una varita mágica es una figura que empezó a diluirse hace mucho tiempo. Todo lo que sucede está precedido por algo y será el punto de partida para lo que pueda venir después. La cultura funciona como una cadena de transmisión. Valores, modos de hacer, resoluciones formales e incluso tendencias funcionan interrelacionándose entre sí y componiendo un mapa transitado por todas las capas que la conforman. En ocasiones, los roles que se desempeñan en el trabajo artístico se mezclan. Las artistas actúan como comisarias, el público participa de procesos artísticos y las piezas se entienden desde un desarrollo continuo, vivo y en constante actualización. Desde este planteamiento se inauguró a principios del pasado diciembre en la Sala Amárica de Gasteiz la exposición sobre el proyecto “#serlobas”. Hasta el próximo día 28, podremos disfrutar de esta propuesta que, si bien se asienta formalmente en la fotografía, incluye una serie de procesos y matices que hacen que se desborde la mera disciplina. Elisa Miralles (Madrid, 1978) y Lurdes R. Basolí (Granollers, 1981), ambas fotógrafas, son las impulsoras y coordinadoras de este proyecto que tiene como objetivo trabajar la creación de imagen en torno al cuerpo femenino. Un ejercicio de deconstrucción de nuestras miradas para poner el foco en otras formas de entender la representación. Para ello, más allá de la creación artística, trabajan una metodología en formato taller que es capaz de convocar a fotógrafas y no fotógrafas dentro de un espacio seguro desde el que pensar y crear colectivamente. Los resultados, quizás la parte menos importante pero sí la más visible, acaban formando parte de una muestra que se amplía con cada nueva experiencia tal y como ha venido sucediendo en lugares como Madrid, Terrassa, Córdoba o Valencia. Frente a la soledad de los dispositivos se crea un espacio desde el que ver y mirar de manera crítica, atenta e inconformista. La relación con la imagen se convierte entonces en un acto conjunto y compartido. Asaltar la representación es uno de los caminos para la emancipación de lo estereotipado, lo impuesto y lo hegemónico y para conseguirlo hace falta estar juntas, sin las distancias que nos imponen los ritmos vitales actuales. La exposición, que entra esta semana en su recta final, está firmada por más de una treintena de nombres que figuran como coautoras y que dan sentido al proyecto. Como parte de la muestra, dentro del espacio podremos acceder a una sala más pequeña en la que encontramos una instalación sonora creada por la cantautora y música Eneritz Furyak y el músico Oriol Flores.