2024 MAI. 19 PANORAMIKA Un arte continuo Una de las piezas de la exposición «Eva Lootz. Entrelazar, arrugar y seguir el hilo», dedicada a la artista austriaca en la sala Kubo Kutxa de Donostia. La muestra se puede ver hasta el próximo 25 de agosto. (Jagoba Manterola | FOKU) Laura Díez Desde los años 70 vemos cómo los procesos de creación van cobrando más relevancia. La artista Eva Lootz usa el término “Arte continuo” para hablar de la evolución de sus formas de manera intersensorial y envolvente, un arte que no se limita a un objeto o una técnica específica, sino que se expande a través de diferentes lenguajes y disciplinas. Lootz no busca crear obras perfectas o acabadas, sino que prefiere dejar que el desarrollo creativo se cree de forma orgánica y espontánea. El proceso de manipulación genera formas que sugieren. En la sala Kubo Kutxa de Kutxa Fundazioa de Donostia podemos ver la exposición dedicada a Eva Lootz (Viena, 1940), “Eva Lootz. Entrelazar, arrugar y seguir el hilo”, comisariada por Lola Durán, y con 42 obras realizadas entre 1993 y 2013. Lootz es una figura clave del arte contemporáneo, perteneciente a la generación de artistas que renovaron la escena escultórica en los años setenta y ochenta. En sus creaciones, Lootz explora temas como la memoria, el tiempo, el silencio y la condición humana. Lo hace a través de un lenguaje poético y sensorial, que invita al público a reflexionar sobre la fragilidad de la existencia y la complejidad de las relaciones. Huyendo de las definiciones y encasillamientos, considera que el arte puede contribuir al cambio de vida. La exposición se estructura en cinco espacios, donde las simetrías juegan un papel importante. En el primero, el hilo es la metáfora conductora, en continuo proceso de creación y destrucción. El segundo presenta dibujos donde la línea y la mancha son los protagonistas y, asimismo, esculturas realizadas en papel, tela y metal. El tercer espacio está dedicado al vídeo, el cuarto a instalaciones y el último es un homenaje a Joan Brossa, ya que ambos artistas compartieron una visión similar del mundo y colaboraron en varios proyectos a lo largo de sus carreras. Entre las obras presentes en la exposición “Entre manos” de 2011, muestra en vídeo a la artista jugando al cordel en una imagen sola y en otra acompañada, un juego clásico presente en muy diversas culturas y que se basa en la construcción de figuras con tan solo el uso de una cuerda y cuatro manos. Las formas van mutando a través del intercambio en un proceso de creación colectiva que se basa en la confianza de las manos que dan y reciben, para a través del cuidado evitar que la pieza se deteriore y deforme. Otra de las piezas audiovisuales es “Blind spot”, donde se alude a las metáforas del cuerpo, al punto ciego, aquello que por diversas circunstancias escapa a nuestra mirada y queda en el ángulo muerto. El foco siempre tiene una dirección y una perspectiva pero que queda en los márgenes o fuera. La artista se plantea mostrar lo invisible, incluso nuestro ojo tiene ciertas limitaciones físicas, quizás lo real sea aquello que no percibimos ni nombramos.