2024 UZT. 28 El regreso a casa deM. Night Shyamalan Josh Hartnett protagoniza a un criminal que cae en una emboscada policial y deberá hacer todo lo posible para escapar de ellos. Un brillante asesino en serie asiste con su hija adolescente a un concierto de pop multitudinario, que pronto descubrirá se ha organizado específicamente como tapadera para atraparlo… Por lo que, mientras dure la música, el criminal al que da vida Josh Hartnett (“Pearl Harbour”) deberá emplear todo su ingenio para rehuir un ejército de policías y agentes de inteligencia haciendo lo que mejor sabe: camuflarse, confundir. Parecería el argumento para un “Hitman”, la fantástica saga de videojuegos en la que hemos de matar con discreción a un objetivo perfectamente protegido entre multitudes, visualizando el mundo que nos rodea como una suerte de Grand Prix de pensamiento lateral en el que todo es un arma o un disfraz en potencia. “La trampa” también parece una película de Alfred Hitchcock, claro, y ya desde su título -simple, confiado- podría rimar con “La soga”, o con cualquiera de los aprietos en los que el británico metía a sus protagonistas más despreciables: a Norman Bates se le corta la respiración porque se ha roto la espalda limpiando meticulosamente y el puñetero coche no se hunde, Robert Rusk en “Frenesí” tiene que cruzar medio país escondido entre patatas para recuperar aquel alfiler que podría delatarlo, en “Extraños en un tren” el castigo llega implacable para quien se asoma a la idea de matar, ni falta hace que lo cometa. En cualquier caso, esperamos con ganas una película que abraza sin reparos la genealogía detrás de su golosa idea. Parentesco con Hitchcock, pero sobre todo con el mismo Shyamalan, un director que ha tenido que hacer las paces con su icónica fórmula; esto es, un high concept de lógica tan retorcida como estimulante y que se conduce con gusto. Un rompecabezas que nos engancha igual que aquellos libros de misterio que aún guardan granitos de arena entre las páginas. Nada mejor para el verano. «Si cuando tenía veinte años me hubieras dicho que me dedicaría a escribir historias de suspense toda mi vida, habría pensado que eso era algo necesariamente malo. Al principio pensaba: ‘Oye, yo puedo hacer de todo’. Pero eso es hipócrita, porque cuando cojo una novela de Agatha Christie de mi biblioteca, ya tengo una expectativa evidente. Así que lo entiendo… Cuando me sentí satisfecho con hacer thrillers el resto de mi carrera, todo empezó a salir bien», explicaba el cineasta en una lúcida entrevista con Brian Hiatt en la “Rolling Stone”. En realidad, “La trampa” también tiene algo de ajuste de cuentas. Se trata de la primera película de Shyamalan que Warner produce desde “La joven del agua”, el primer gran fracaso del favorito de las salas a principios de los dos mil. Dos décadas han pasado desde entonces, Shyamalan ha recuperado algo de su vuelo para crítica y taquilla, y “La trampa” se siente como una vuelta a casa. Nos morimos por verla.