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REPORTAJE FOTOGRÁFICO

Los últimos pescadores de Nazaré

(Juan José Martínez Herrera)

La localidad portuguesa de Nazaré es en los últimos años conocida por su costa y las inmensas olas que se erigen frente a ella en el poderoso Atlántico. Un lugar que se ha convertido en destino de peregrinaje para muchas personas aficionadas al surf y a los deportes acuáticos. La llegada masiva del turismo, sin embargo, ha dejado varadas algunas de las tradiciones más importantes de la zona. Entre ellas se encuentra el mundo de la pesca y el secado de las piezas que se capturan de forma artesanal. Cada vez son menos las familias que se dedican a este oficio centenario y este reportaje muestra a sus últimos supervivientes.

La tradición de secar el pescado surge por la necesidad de conservar lo capturado en el mar durante más tiempo, especialmente en épocas de escasez. El secado también facilitaba su venta en mercados de la zona, ya que el transporte no era tan complicado, y también se comenzó a comercializar en polvo. Estos artesanos proporcionan, asimismo, pescado medio seco, que apenas pasa un día al sol. El jurel (que aquí conocemos como chicharro o carapau en portugués), es uno de los pescados más idóneos para recibir este tratamiento. Normalmente se prepara a la parrilla, acompañado de patatas cocidas o con cebolla. En la parte alta del municipio, los pescadores hacen redes pequeñas para vendérselas como souvenir a los turistas, donde se agolpan en el que es el mejor punto para ver las gigantescas olas los días de competición.


Entre las especies que posteriormente se secan, se encuentran la sardina –muy abundante en la región–, el chicharro, la lubina –también conocida como robalo–, el abadejo –una especie bastante parecida al bacalao y que se utiliza en diversas preparaciones– o el pulpo, un verdadero manjar para los lugareños. Los secaderos se sitúan en la misma playa. El pescado se coloca sobre marcos de madera con una red de pescar bien tensa para facilitar su ventilación. El proceso de secado se prolonga entre uno y tres días.

Con el aumento del turismo, la pesca tradicional ha disminuido significativamente. Hoy en día existen menos familias dedicadas a la pesca y el auge del turismo, motivado por las olas gigantes de Nazaré, ha convertido a esta ciudad costera en un destino obligatorio para surfistas. Esta masificación afecta directamente a las costumbres y a la gastronomía local, que se centra más en la oferta turística que en sus platos tradicionales de pescado seco (peixe seco). Algunas de las embarcaciones usadas antaño por los pescadores sirven ahora como lugar para hacerse fotografías.