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KIKE SUÁREZ
CANTANTE Y ESCRITOR

«Quizás sea un náufrago, pero es que la cordura de la tierra me espanta»

Kike Suárez y La Desbandada presentan su nuevo disco, «Sueño a la vista», en una minigira por Iruñea, Irun y Errenteria, que comenzó ayer y concluye mañana. El artista madrileño y su inconfundible voz diseñada para contar historias vuelven a casa, el escenario, tras un viaje familiar alrededor del mundo.


Kike Suárez, el artista antes conocido como Kike Babas (King Putreak, The Vientre, Huevos Canos…) ha vuelto a casa, después de dar la vuelta al mundo acompañado de su compañera y sus dos hijos, demostrando que para una aventura de ese calado no hace falta ser millonario, excepto en amigos y curiosidad.

Antes de partir, guardó en el frigorífico de los sueños, que en su caso nunca deja que se quede vacío, un puñado de canciones. Son las que componen el último disco que ha publicado junto con La Desbandada, “Sueño a la vista”, y en los que la caverna en la voz de Kike se nos muestra de nuevo profunda, llena de recovecos y grietas en los que crecen historias de barrio, carcelarias o hermosas baladas a la paternidad, narradas todas ellas con el inconfundible sello de su banda a ritmo de rock, rumba, tango… El de Hortaleza presenta estos días “Sueño a la vista” en una minigira por Euskal Herria a cuyo fin promete llevarse en la boca un regusto a sangre.

¿Qué le lleva a lanzarse a dar la vuelta al mundo y de ese modo, con la familia y, supongo, poco dinero?

Se dio el momento y además la posibilidad de endeudarme. Me fui un año con los dos peques y la madre: una inmejorable fotografía de familia. Luego los polluelos crecen o las parejas se separan, así que capturamos el instante, nos dimos el regalo.

¿Y qué se trajo de ese viaje?

Del viaje me traje un cuento que acaba de editarse, “Housito y la vuelta al mundo en familia”, ilustrado por Ramone, que cuenta la superación de miedos de mi hijo menor a lo largo de un trayecto que circunvala el globo. También me traje una fuerte sensación de que el capitalismo no es el camino para una coherente convivencia humana… aunque de eso algo ya intuía.

¿Hay algo de ese viaje en el disco nuevo, «Sueño a la vista»?

Las canciones que hice por el mundo irán al próximo trabajo. Mi nuevo “Sueño a la vista” lo dejé grabado a falta de mezclar y masterizar. El año fuera me vino bien para alejarme del disco, tomar perspectiva y retomarlo a la vuelta. Al disco le ha sentado bien.

Las canciones, dice, son para usted sueños. ¿Qué ha soñado esta vez, con este disco?

Tengo sueños recurrentes: en el barrio, por aquello del exceso químico, hubo épocas que nos dimos “mala vida” y la falta de libertad o de cordura es una constante onírica que viene de ahí, yo no invento personajes. Al latir del corazón también le saco estrofas: amor-desamor, ausencias, paternidad. Y siempre está el pellizco social, es algo inherente a mi personaje, por ejemplo “Vis a Vis”, cuya música es de Leiva, que la hizo con enorme sensibilidad.

«Sueño a la vista». ¿La música, las canciones, son para usted una forma de evitar el naufragio, de poder llegar a tierra, poder pisar sobre ella sin volverse loco?

Para mí desarrollar la creatividad –musicando o escribiendo– hace que el mundo tenga sentido. Quizás sea un náufrago que camina sobre las aguas, pero es que la cordura de la tierra me espanta.

¿Cómo es, por cierto, el proceso creativo con La Desbandada, ese tránsito desde la almohada, donde dice que sueña las canciones, hasta el local de ensayo?

No sé tocar ningún instrumento, desconozco las notas. Las canciones se me quedan en la cabeza, las canto al aire con estructura. Si alguna se olvida es que no valía. Actualmente las que se quedan se las canto primero a mis hijos, que son los que opinan si el tema merece, y después a La Desbandada, que hacen de aquello una canción de verdad.

¿Y qué tipo de conciertos o de formato van a ofrecer en esta minigira por Euskal Herria?

Nos presentamos terriblemente ilusionados y con la banda al completo (menos Esther, la vocalista, de baja por maternidad); hay una relación de cariño y respeto mutuo con Alfredo & co… Como diría El Drogas: «A gusto». Hoy vamos en trío acústico de voz, acordeón y bajo –¿curioso, no?–, en Onki Xin (Iruñea), y con esa misma formación mañana haremos doblete en Errenteria (Zuketz) e Irun (Kabigorri). Lo suyo será llegar al final de la minigira con un cierto regusto a sangre en la boca… ¡de bien cantao!