Fronteras

Guerra de fronteras en el macizo del Mont Blanc. En efecto, el enfrentamiento secular entre la comuna de Chamonix y el Consejo Regional del Valle de Aosta abre un nuevo capítulo ante la construcción por las autoridades francesas de una valla de seguridad en una zona del glaciar del Gigante reclamada por los italianos desde hace 150 años. El caso es que desde la reciente inauguración del nuevo teleférico de la vertiente italiana, la subida de turistas al glaciar ha aumentado significativamente y los franceses se declaran hartos ante el incesante aumento de intervenciones de sus socorros alpinos. Turistas en bikini, niños que se caen por el precipicio a la salida del teleférico, fútbol sobre el glaciar entre las grietas…, el alcalde de Chamonix acusa a la sociedad Funivia Monte Bianco de ignorar los peligros de la zona por motivos económicos, por no “espantar” turistas. Todo ello ha servido de pretexto para, por parte italiana, poner en cuestión la línea fronteriza trazada por Napoleón en 1796, algo inadmisible para los franceses. “El techo de Europa es francés”, clama el de Chamonix y así aparece en los mapas IGN del país. No así en los del Instituto Geográfico Militar italiano, que comparte la cumbre de la gran montaña. “Francia nos ha robado terreno glaciar equivalente al estado del Vaticano”, clama el de Courmayeur. Y cosas así.