2015 ABEN. 06 ELECCIONES ESTATALES: EUSKAL HERRIA Vuelta a empezar en Madrid tras cuatro años de bloqueo Las formaciones abertzales acuden a Madrid sin proyecto conjunto de país y condicionadas por el bloqueo de la mayoría del PP estos años. EH Bildu bascula entre la mano tendida para la resolución y el mensaje independentista. El PNV quiere influencia. Geroa Bai, mantenerse. Alberto PRADILLA MADRID La legislatura ya finiquitada no ha cumplido expectativas para los partidos abertzales. Tanto Amaiur como PNV y Geroa Bai se han encontrado ante una mayoría absoluta de Mariano Rajoy convertida en muro infranqueable. Aunque llegaban con propósitos diferentes, que reflejan la falta de una agenda de país, las estrategias en Madrid de las formaciones de ámbito exclusivamente vasco han quedado atrapadas en el bloqueo impuesto por la derecha española. Ante la cita del 20D, los tres partidos reivindican su presencia en el Congreso confiando en que una nueva correlación de fuerzas modifique también sus condiciones objetivas, pero con criterios bien diferentes. Unos, los jelkides, aspiran a influir. Su socio más fiable es el PSOE, aunque los números no le dan, por lo que necesitan una carambola. Solo así se entienden algunos guiños a Ciudadanos, luego desmentidos. La coalición de izquierda, por su parte, quiere representar la voz independentista en una Cámara que, previsiblemente, profundizará en el debate constitucional en clave reformista. Geroa Bai confía en mantener la pica en Flandes que introdujo en 2004 con la elección de Uxue Barkos. Antes de considerar las posibilidades del nuevo ciclo viene bien hacer memoria. Sobre todo ante la reaparición del recurrente debate sobre la efectividad de la presencia abertzale en Madrid. En el caso de Amaiur, la línea que determina su evolución va desde la recepción del entonces jefe de Estado, Juan Carlos de Borbón, a Xabier Mikel Errekondo, hasta el gesto de Sabino Cuadra rompiendo la Constitución española en el estrado. El inicio solemne, de mano tendida y condicionado por el cese de la actividad armada de ETA en 2011, dejó paso a una posición centrada en la reivindicación. El Gobierno de Rajoy no se dio por aludido ante el nuevo ciclo abierto en Euskal Herria y su respuesta fue siempre: «Pidan a ETA que se disuelva». No había margen, no ya para consensos, sino ni siquiera para el debate. De todos modos, la cerrazón española no puede ser el único balance. Por una parte, Amaiur ha sido un referente en las denuncias sociales frente al rodillo impuesto por el PP en cuestiones como la reforma laboral o la Ley Mordaza. Por otra, un apoyo para el independentismo catalán, que se encontraba solo ante la tromba de PP y PSOE. Tejer alianzas en un contexto de cambio será clave para no caer en la anécdota del vídeo de Youtube. Ante una nueva correlación de fuerzas, EH Bildu tendrá el reto de ser capaz de trascender del mero discurso a la acción eficaz en un terreno complicado si no se definen prioridades. Nadie responde a Urkullu El caso del PNV también está condicionado por la falta de interlocutor. La especialidad jelkide era intercambiar «estabilidad presupuestaria» en Madrid por competencias ya incluidas en el Estatuto de Gernika –pero no transferidas– o inversiones. La histórica ausencia de la izquierda abertzale le dejaba libre para presentarse como delegados «de país» en la Cámara. En esta legislatura su apuesta tenía dos carriles principales. Por un lado, presentarse como la «centralidad» vasca en clave de resolución del conflicto y proyectarse como el único capaz de desarrollar interlocución y pasos del Gobierno español y de ETA. Por otro, defender la inversión estatal en proyectos como el TAV. Claro que si no hay nadie al otro lado del teléfono en Moncloa, es difícil conseguir nada. Eso es lo que ha ocurrido. Ni los portavoces en el Congreso (Josu Erkoreka, primero, Aitor Esteban después) ni el lehendakari, Iñigo Urkullu, han logrado de Rajoy más que «está apagado o fuera de cobertura». Alguna de las propuestas en relación a la pacificación lanzadas por Lakua y centradas en presos todavía están esperando respuesta. Todo ello se ha desarrollado en un contexto donde el proceso catalán ubicaba al PNV en un incómodo terreno. Así, los portavoces jelkides terminaban enfrascándose en discusiones sobre la soberanía más centradas en disputar con Amaiur que en confrontar con el unionismo, sin atisbo de acción conjunta. El caso de Geroa Bai es complejo. Siendo diputada, Uxue Barkos sufrió el zarpazo del cáncer a finales de la legislatura anterior pero resultó reelegida, lo que le obligó a compaginar labores en Iruñea y Madrid. Atrapada en un Grupo Mixto mastodóntico por la decisión del PP de no permitir que Amaiur tuviese grupo propio, su visibilidad anterior quedó limitada. Ahora, ya como presidenta navarra, aspira a que Koldo Martínez continúe el proyecto. Qué papel juegue el abertzalismo tendrá que ver con la estrategia, pero también con unas inciertas matemáticas. EH Bildu denuncia su exclusión del debate a nueve del miércoles EH Bildu denunció que ha sido excluida y, por tanto, «vetada» por RTVE en el debate a nueve organizado por el ente público, a pesar de que la coalición abertzale es la quinta fuerza parlamentaria, en número de escaños, en el Congreso de los Diputados. La Junta Electoral Central ha rechazado el recurso presentado por la coalición a la propuesta inicial de RTVE argumentando que Amaiur carece de grupo parlamentario. El PP le mandó al Mixto argumentando que no había logrado el 15% de los votos en Nafarroa. Según informó EH Bildu, en un principio estaba previsto que el debate fuera a ocho. Sin embargo, con la «clara intención de erosionar al independentismo», se han dividido los tiempos de la extinta CiU y se ha incluido a Unió. «La intención de RTVE no es otra que silenciar a EH Bildu, y por tanto, al soberanismo vasco. Es un ataque a la libertad de expresión, a la pluralidad política y a la neutralidad informativa».GARA UPNCarlos Salvador es el diputado que más veces ha ido de la mano del PP pese a que ambos partidos habían roto formalmente. Ahora, otra vez unidos, seguirá como apoyo de Rajoy.