2016 MAR. 02 ARNALDO OTEGI, LIBRE Otegi pone en pie Elgoibar: «Sonreíd porque vamos a pelear... y ganaremos» Arnaldo ha vuelto. No es una obvia constatación física, sino el sentimiento común de todo el que ayer a media tarde estaba en Elgoibar. La Plaza se abarrotó para recibirle. Pero, además, acabó enardecida. Diez minutos bastaron. Y un mensaje final: «Sonreíd, porque vamos a pelear, y si peleamos, ganaremos». Azken eguneraketa: 2016 MAR. 02 - 00:20h Ramón SOLA Se compartan o no sus ideas, guste más o menos Arnaldo Otegi, quienes escucharon ayer tarde esos diez minutos en la Plaza de Elgoibar se fueron con la convicción de haber vivido un momento político importante, además de emotivo. El animal político que anida en Otegi ha andado enjaulado más de seis años. Bastó que se abriera la celda y tuviera un micrófono delante, dónde y en la plaza de su pueblo, para que se desatara. Dio la impresión de que no quería hablar mucho («estoy algo desentrenado, ya le cogeré el truquillo», comenzó), y realmente fue un discurso breve, pero sin desperdicio. A su final, las cerca de 2.000 personas que abarrotaban la plaza eran un clamor. Tanto que Fermin Muguruza, que subió luego al escenario con su Bad Sound System, admitió que calentar más el ambiente «nos lo ha puesto difícil». En esos diez minutos, Otegi tuvo tiempo para todo: Saludar el nuevo escenario, pero recordar que los familiares de los presos siguen sufriendo, destacar el ejemplo del proceso catalán, reivindicar el orgullo y la historia de la izquierda abertzale, lanzar algunos mensajes a Podemos... Y sobre todo, reilusionar desde el realismo. Para ello retocó un tanto su lema: «Sé que tenemos grandes dificultades y sé que las cosas están o han estado algo revueltas, pero os quiero decir ‘sonreíd porque vamos a pelear, y si peleamos, ganaremos’». Una ovación tremenda sirvió como acuse de recibo del emplazamiento, pero la plaza ya estaba encendida antes, cuando Otegi bromeó con que «me habían dicho que estabais bajos, pero no tiene pinta». El recibimiento fue mucho más masivo que el de 2008. Pero el protagonista estaba especialmente contento por otra cosa añadida: «Me ha saludado gente del PNV, del PSE, de Podemos... Dicen que Euskal Herria ha cambiado mucho y yo no estoy tan seguro». Trajo a colación que entonces, al salir de Martutene, «dijimos que haríamos la paz y hemos cumplido. La izquierda abertzale siempre cumple y por eso estamos orgullosos. Me congratula que haya gente que entonces vivía con escoltas y hoy puede hacerlo en paz y libertad», citó, para añadir a continuación que «lo que hoy llevo en el corazón es a esas madres, padres, compañeros que llevan 30 años haciendo la bolsa para las visitas». Llegado a este punto, prometió hacer lo posible para que todas las personalidades internacionales que han impulsado la campaña ‘‘Free Otegi, free them all’’ pidan con la misma fuerza la libertad de todos los presos vascos, hasta el último: «Free denak!», clamó. Tras acordarse muy especialmente de los dos kides que ha dejado en Logroño, «Eneko [Etxaburu] el de Ondarroa y Santi [Aragón] el de Iruñea», y también de Rafa Díez Usabiaga, subrayó que «las únicas puertas giratorias para los independentistas son las de las cárceles, no las de los consejos de administración. La casta a nosotros nos mete en la cárcel, será porque somos peligrosos». Enseñó los dientes a Madrid al recordar que mañana se cumplen 40 años de la matanza de Gasteiz y explicar que en estas horas de libertad había oído una canción de Los Chikos del Maíz que dice que «terrorismo es Manuel Fraga asesinando trabajadores en Vitoria». «Y me ha gustado mucho», apostilló antes de matizar: «Que conste que no lo digo yo, lo dicen Los Chikos del Maíz, por si acaso». Antes había comentado, en otro toque de humor, que «me han dicho que en la Plaza está hasta Carlos Urquijo, así que andad al loro». De Catalunya a Kurdistan Arnaldo Otegi retomó una afirmación suya a la mañana en Logroño para hacer un homenaje la trayectoria política de la izquierda abertzale. Colocando sobre el atril la txapela que le había regalado la plataforma local que ha impulsado su causa, dijo que para él lehendakaris han sido «Jon Idigoras, Jokin Gorostidi, Periko Solabarria, Txomin Ziluaga, Izaskun Larreategi... Y lehendakaris sois todos vosotros, porque el mejor lehendakari es siempre el pueblo». Gritos de ‘‘Euskal presoak etxera’’ y de ‘‘Independentzia’’ interrumpieron sus palabras varias veces. No olvidó Otegi dar las gracias a nadie. Destacó que en la plaza había gente «de la CUP, de Esquerra... ¡nos están dando una auténtica lección!». Lo prolongó con un saludo a los camaradas andaluces que le siguieron toda la jornada, de Logroño a Elgoibar: «Porque nuestra lucha no ha sido contra el pueblo andaluz ni castellano, ni el de Vallecas, ni los jornaleros... sino contra ese Estado español de la oligarquía, que niega la libertad a los pueblos y a los trabajadores», recordó. Y después de haber acabado su discurso volvió al estrado para lanzar otros dos guiños internacionalistas de plena actualidad: a quienes malviven en el Tinduf (en el 40 aniversario de la proclamación de la República Árabe Saharaui Democrática) y a las mujeres kurdas, envueltas en una eterna guerra cruenta. «Bueno, tendré que terminar porque algo habrá que dejar para Anoeta, ¿no?», ironizó Otegi. El efecto del ongi etorri había sido el inverso. Los cientos de personas que habían ido a arropar al preso recién excarcelado eran las que se marchaban a casa reconfortadas. Una caravana de sonrisas, con ganas de luchar y con esperanzas de ganar. «Me habían dicho que estabais bajos, pero no tiene pinta», bromeó Otegi ante el «subidón» evidente en la Plaza de Elgoibar