2016 MAR. 11 RUGIDO ROJIBLANCO Valverde o el valor de la madurez Aitor ANDIA Esta semana pasada recibíamos la noticia del acuerdo entre el Athletic y Valverde para prolongar un año más su contrato. Esto colocará a Valverde como el entrenador con más partidos dirigidos al Athletic por delante de Clemente. Más allá de este dato, quisiera poner en perspectiva lo ya conseguido en esta segunda etapa. Por un lado, vamos con los logros obvios: Una Supercopa (primer titulo después de 31 años de sequía), una final de Copa y dos clasificaciones seguidas para jugar competiciones europeas (una de ellas en Champions). Más allá de estos datos, importantes, quiero incidir en otros. Tras la traumática salida de cuatro de los puntales del equipo, muchos nos daban por acabados. El equipo, sin embargo, no ha dejado de crecer. Si sumamos a un Aduriz hipercomprometido y en estado de gracia, y a un excelente fichaje como es Raúl García, el nivel competitivo del equipo ha subido también con el resto de mimbres. La intermitencia de Iturraspe se ha visto compensada con la explosión de San José y su ‘empaste’ con otro jugador excelso como Beñat. La irrupción meteórica de Williams ha hecho ganar en alternativas al frente de ataque con la cada vez mayor aportación de Merino, todo ello para superar la grave lesión de Muniain. Laporte es el jefe de la defensa, con un jugador sobrio como Etxeita como excelente complemento. En los laterales, seguramente uno de nuestros puntos menos fuertes, se ha suplido la salida del gran Iraola con un De Marcos siempre comprometido, junto a Balenziaga, la aparición de un jugador de futuro como es Lekue y otro jugador de equipo como Bóveda. Y en la portería, el mejor Gorka parece que pronto pasará el testigo seguramente a Kepa. El equipo ha ido ganando en registros, haciendo una transición ordenada para suplir piezas y ganando en profundidad. Con todos estos cambios hemos pasado desde la necesaria etapa de vuelta al ‘abc’ del futbol con Caparrós y el ‘master’ de exigencia con Bielsa a la madurez con Valverde. Txingurri, inteligente como pocos, ha aprovechado el legado de ambos para, desde el sentido común, ir construyendo un equipo maduro. Se tiene días buenos y malos, y hay lesiones y rendimientos intermitentes, pero se compite siempre. Los transatlánticos ya no nos ganan sin bajar del autobús y no vamos de paseo a ningún campo. Este año el Athletic ha sumado 11 victorias fuera de casa. El equipo no sale ni acogotado ni se muestra frágil, y tira de un oficio y una jerarquía que yo no recordaba. Muestra plan A, B y C, clave para competir. Hace unos meses escribí que la Supercopa había que verla como un aperitivo, como un hito en el camino hacia cotas mayores. Que los Williams, San José, etc se acostumbren a competir y a ganar, y que nosotros lo veamos. Valverde, extraordinario gestor de grupos, ha acostumbrado al Athletic a ganar, que se dice fácil. Se acabaron definitivamente la desidia y la autocomplacencia. «El entrenador más importante del Athletic desde el primer Javier Clemente», leía a Lartaun de Azumendi, se entiende a las mil maravillas con Urrutia y con Ziganda como lo hicieron en el campo, sin histrionismos. Algún día valoraremos su legado, el de un hombre sensato, como su Athletic.