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PATXI LÓPEZ
CABEZA DE LISTA DEL PSOE POR BIZKAIA

«No apoyaremos al PP, y no se trata de Rajoy sino de todo un partido en B»

Patxi López (Portugalete, 1959) es del «Gobierno en la sombra» de Pedro Sánchez y eso exige movilidad. La entrevista se hizo en Bilbo, después de llegar de Barcelona y antes de salir hacia Burgos. Ha sido la tercera autoridad del Estado. Su paso por la Presidencia del Congreso ha sido breve, «pero intensa». Si le volvieran a ofrecer el cargo, lo que ve difícil, aceptaría.


Patxi López confía en los indecisos para que el PSOE no sea superado. «De lo que se trata en estas elecciones –explica– es de buscar un gobierno de cambio que deje atrás las políticas del PP que han sembrado sufrimiento. No vamos a blanquear al PP apoyándoles para que gobiernen, ni por activa ni por pasiva. Somos incompatibles. Lo que necesita este país es un gobierno de cambio pero un gobierno fiable, no un gobierno que por conquistar el cielo nos lleve a la ruina».

¿Están convencidos de que van a superar las encuestas que incluso dicen que su propio escaño por Bizkaia está en peligro?

Lo del reparto de escaños que ha hecho el CIS es ridículo. No es que en las anteriores elecciones el PSOE obtuviera el último escaño de Bizkaia peleando los restos, sino que logramos el quinto de ellos. Si fuera por las encuestas, el PSOE hubiera desaparecido hace dos años y ya no gobernaríamos en ninguna comunidad autónoma, en diciembre nos habría pasado hasta C’s. Lo que dicen los sondeos es que los extremos –PP y Unidos Podemos– están muy movilizados, pero hay un espacio central, con dos o tres millones de indecisos, que estamos convencidos de que son los que van a dar la vuelta a las encuestas.

Están hablando mucho de lo ocurrido en estos seis meses y poco de la legislatura de Rajoy.

No, qué va. He escuchado a Pedro en muchos actos y primero sitúa el diagnóstico de lo que tenemos ahora por unas políticas del PP: la reforma laboral, la Lomce, las amnistías fiscales, la Ley Mordaza, la corrupción que le rodea… Lo que pasa es que tuvimos la ocasión de dejar todo esto atrás hace seis meses y hubo quien lo impidió. Pasó anteayer, no hace veinte años. En este país podría haber un gobierno distinto cambiando radicalmente las políticas y lo que hizo Podemos fue unir sus votos a los de Rajoy. Se trata de poner eso negro sobre blanco, para que nadie se engañe. Pero la principal preocupación es dejar atrás las políticas de la derecha.

¿Alguna autocrítica de lo hecho entre diciembre y mayo?

Me lo han preguntado más veces y no la he sabido encontrar. Parece que en el imaginario colectivo se ha quedado que los socialistas buscamos el pacto con Ciudadanos y punto. Pero la realidad fue que cuando Pedro Sánchez da el paso, primero se reúne con los líderes de todos los partidos que querían un cambio...

Con todos, no...

Bueno... ya... Luego pusimos en marcha una comisión negociadora y nos encontramos que Ciudadanos tuvo voluntad de seguir negociando y Podemos en 24 horas nos dijo que no. Y después del acuerdo, pedimos a Podemos que hicieran aportaciones, y duraron menos: 12 horas. Luego conocimos que para entonces Pablo Iglesias ya estaba hablando con Anguita para poner en marcha su coalición. Nunca tuvieron voluntad.

Ha dicho que Pedro Sánchez «da el paso». ¿Le animó usted a ello en contra del criterio de otros, como Alfredo Pérez Rubalcaba, que preferían esperar a que el Rey se lo pidiera?

No, no. Vamos a ver. El Rey se encuentra con una situación tremenda, en la que Mariano Rajoy le dice que declina. Ahí nos encontramos un vacío institucional y constitucional. No hay forma de poner en marcha el reloj del sistema democrático. La única posibilidad era que alguien se presentara. Cuando el Rey hace la segunda ronda, el del primer partido declina y dice ‘bueno se lo voy a ofrecer al segundo’, y el segundo, en un gesto de responsabilidad muy valiente, decide dar el paso al frente y busca a ver si puede conseguir apoyos suficientes y, si no, por lo menos se pone en marcha el reloj.

¿No hubo un exceso de escenografía en el pacto con Ciudadanos que pudo retraer a otros?

Había que poner en valor ese acuerdo para hacer pedagogía de lo que significa pactar. Pactar no es traicionar ningún principio y para pactar hay que ser valiente. En Euskadi estamos más acostumbrados, pero en el Estado no había habido nada parecido en treinta años.

Unidos Podemos ya está empezando a decir que puede haber dos meses de negociación, una sobre el programa de gobierno y otra sobre Catalunya y derecho a decidir, ¿Facilitaría eso las negociaciones?

Para la tensión territorial que ha surgido en este país desde Catalunya y con un Gobierno en España que no ha hecho absolutamente nada, que ha utilizado las leyes y no la política para tratar de resolver los problemas, proponemos un modelo que vaya hacia un modelo federal que reconoce el país tal y como es. Este país no es uniforme, tiene singularidades. Y desde el reconocimiento de esa singularidad hay que buscar fórmulas de financiación, de lealtad competencial, constitucional o federal, como le queramos llamar.

Eso exige una reforma constitucional y el apoyo del PP...

Al final, la voluntad de la mayoría de la sociedad pasará por encima de la cerrazón del PP. A una Constitución no se la defiende poniéndola en una hornacina y dejándola que se pudra, porque cada vez habrá más ciudadanos que se alejen. Pero no solo los catalanes, generaciones enteras de ciudadanos de este país que no participaron en esta Constitución tienen derecho a que sus necesidades, su modelo, aparezcan. Y a que derechos y libertades que se han ido conquistando, en lugar de depender de la voluntad del Gobierno de turno, estén consagrados en la Carta Magna y que nadie nos los pueda quitar. Necesitamos adaptar algo que pactamos hace 40 años a la realidad de hoy.

Las luchas intestinas no ayudan en nada al PSOE. Usted dijo que «a veces parece que nuestros peores enemigos somos nosotros mismos».

E incluso puse el ‘parece’ para ser suave. Pero después hicimos lo que había que hacer. Se reunieron los secretarios generales, reunimos al Comité Federal, donde están representadas todas las sensibilidades del PSOE, que no es de pensamiento único. Discutimos, debatimos y dijimos ‘tenemos un objetivo: que es ganar las elecciones para que haya un gobierno diferente en este país, tenemos un candidato, un secretario general, un líder que es Pedro Sánchez, y todos detrás’. Ya vendrá el tiempo, que va a venir porque nos toca en seguida, donde abramos los procesos internos, los congresos, y ahí con naturalidad los que quieran dirigir el partido se presentarán.

¿Y eso va a venir en setiembre, cuando toca el Congreso, o la misma noche del 26 de junio si las cosas van mal?

Supongo que las cosas no van a ir mal. Pero llegará. No sé tampoco si será en setiembre, porque si estamos negociando un gobierno no conviene estar con esos líos internos.

¿Podríamos encontrarnos con que poco cambie y con que se convoquen elecciones por tercera vez?

Eso sí que sería para mandarnos a casa a todos.

¿Y están dispuestos a dejar gobernar al PP para evitarlo?

No. No se tiene por qué dar esa posibilidad. No se va a dar. El PSOE no es solo que rechace las políticas de la derecha, sino que no va a blanquear a un partido en B como el PP. No se trata de Rajoy, como dice Ciudadanos, se trata del PP, que tiene que regenerarse e ir a la oposición.

¿Qué ofrece el PSOE específicamente a vascos y vascas?

Las inversiones y el modelo federal que ofrecemos son buenos para la sociedad vasca porque a los vascos nos afecta el sistema público de pensiones, que está en peligro con las políticas de la derecha; nos afecta la reforma laboral del PP, que ha precarizado el mercado laboral casi hasta la esclavitud; nos afecta cuando se deterioran los servicios públicos y se recortan libertades con la Ley Mordaza... Puede haber una agenda vasca, pero hay una agenda social que nos afecta a todos.

En la CAV están pactando con el PNV y son los jeltzales los que parece que rentabilizan los pactos mientras ustedes siguen bajando en las encuestas.

Cuando se producen las elecciones autonómicas, gana el PNV con un discurso en el que va a recortar el presupuesto en mil millones de euros. Y presenta un borrador con esos recortes de todos los servicios públicos y políticas sociales que nosotros rechazamos. Pero dijimos que estábamos dispuestos a pactar si se contemplaban políticas de empleo y de no recortes. Llegamos a ese compromiso. Luego se llegó a un acuerdo para dar estabilidad a las instituciones (forales y municipales) en momentos de turbulencias, porque creíamos que era importante. Eso es para nosotros un ejercicio de responsabilidad que ya sabemos que no tiene rentabilidad electoral. Lo sabemos desde los tiempos de los gobiernos de coalición con el PNV. El PSE llegó a gestionar el 80% del presupuesto, puso en marcha Osakidetza, la red educativa vasca, se pusieron las bases de las grandes infraestructuras, pero no obtuvimos el reconocimiento en las urnas. No lo hacemos para eso, pero ¡joé! un poco sí que fastidia.

Si se miran las encuestas para las autonómicas, el PSE y el PP se están quedando arrinconados en la CAV.

Volvemos a hablar de encuestas. Yo creo que el PSE es fundamental en Euskadi. No solo da estabilidad a las instituciones, sino que define un modelo de país que busca la concordia, el entendimiento, la convivencia de los distintos para tener derechos y libertades iguales. Es un espacio de centralidad, de entendimiento, de la suma. Y es un espacio de una izquierda razonable, realista, con los pies en el suelo, que es lo que este país necesita.