2016 EKA. 25 ELECCIONES: EUSKAL HERRIA ¿QUIÉN DIJO QUE VOTAR ES FÁCIL? La reforma del voto exterior en el año 2011, que ahora debe solicitarse, se ha traducido en un descenso vertiginoso de la participación de la ciudadanía residente en el extranjero. Es más, las trabas burocráticas impiden votar también a muchos de los que lo piden. Beñat ZALDUA Vivo en Querétaro y tengo que viajar a la ciudad de México para pedir el voto en la embajada española, es un viaje de seis horas, tres de ida y tres de vuelta». Así empieza la carta enviada por Aitor Lizaso, vecino de Aia que está residiendo actualmente en el país norteamericano, a esta redacción para explicar las peripecias que ha tenido que hacer para reclamar un derecho a voto que finalmente no podrá ejercer. «Buena suerte y a ver si te llega la documentación electoral», asegura que le dijeron los funcionarios de la embajada. «Tú haces la petición, rellenas los formularios y en teoría te mandan a casa todos los papeles para votar», explica Lizaso, que añade que, sin embargo, el 21 de junio fue el último día para votar por correo «y pese a ir cada día a la oficina de correos», no le ha llegado ninguna documentación. «Para mí ha sido imposible votar. En diciembre no llegaron a tiempo los papeles y ahora estoy en la misma situación de hace seis meses», se lamenta este vecino de Aia que remarca que por contra no ha tenido ninguna clase de problemas para enviar y recibir paquetes desde Euskal Herria durante todo el año que lleva en México. El voto imposible Lejos de ser un caso aislado, peripecias como las de Lizaso son más que comunes desde 2011, cuando PP, PSOE y CiU reformaron la legislación electoral para instaurar el llamado voto rogado para los inscritos en el Censo Electoral de Residentes Ausentes (CERA). Es decir, desde 2011 todo aquel ciudadano del Estado español que viva en el extranjero debe acudir a la embajada más cercana para solicitar su derecho a votar. Una vez rogado el derecho supuestamente indiscutible en una democracia de sufragio universal, la autoridad electoral envía la documentación necesaria para votar al domicilio indicado por el solicitante, que puede finalmente remitir la papeleta por correo o introducirla en la urna instalada en la embajada. Así lo dice una ley que, sin embargo, es casi más excepción que norma. Plataformas como Marea Granate o Dos Millones de Votos vienen denunciando desde hace años que el sistema de voto rogado dificulta la participación electoral y fomenta la abstención. Los datos acompañan su denuncia: en las elecciones estatales de 2008, sin voto rogado, participó el 31,74% de los inscritos en el censo. En 2011, primera contienda tras la reforma, solo fue el 4,95%. La dinámica se ha ido repitiendo desde entonces y el 20 de diciembre apenas rogó el voto el 8% de los inscritos en el CERA. Un porcentaje que se ha repetido en la cita de mañana: 155.000 han pedido votar sobre un total de 1.927.000. Es decir, se quedan sin hacerlo casi dos millones de electores, lo que supondría la tercera provincia del Estado, tal y como gusta remarcar a Marea Granate, que con ello pide la formación de una circunscripción exterior. Como ilustra el caso de Lizaso, los problemas no acaban con las dificultades para rogar el voto, ya que pese solicitarse la documentación, muchas veces ésta llega pasadas las elecciones. El 20 de diciembre, del 8% que rogó el voto solo un 4,7% pudo finalmente participar. El resto no pudo ejercer su derecho a voto pese a haberlo solicitado. El escándalo se produjo también en las cruciales elecciones catalanas del 27 de setiembre, cuando más de 6.000 personas no pudieron votar pese a haberlo pedido, algo que motivó la presentación de un recurso ante el Tribunal Supremo por parte del Govern. No en vano, el 64,11% de los que sí que pudieron votar desde el extranjero lo hicieron por opciones independentistas. Una motivación política que también observa Lizaso: «Cada vez veo más claro que al Gobierno de España no le interesa que las personas que viven en el extranjero voten. Sabrán perfectamente que no estarán precisamente a favor del actual Gobierno, sabrán que es a causa de sus recortes y medidas que muchos han tenido que irse, y sabrán que les va mejor no recibir nuestro voto».