2016 UZT. 05 GUTUNAK El sapo que tienen que tragar los políticos en elecciones JAVIER ORCAJADA DEL CASTILLO Bilbo Se dice que la profesión de político es para los inútiles que carecen de formación, de principios y viven a cuenta de los ciudadanos. No es cierto, pues tienen que tragar diariamente un sapo si aspiran al cargo. No cabe duda que en periodo electoral desarrollan una actividad frenética que debe reconocerse. Soraya tiene que pasar el trago de bailar en la televisión moviendo su cuerpo. Pedro Sánchez se las ve y desea para afirmar ante las cámaras que no pactará con Ciutadans y una hora después lo firma. Asegura altivo que, a pesar de los sondeos muy negativos, ganará las elecciones, siendo el resultado una nueva y dulce derrota. Dulce, pues se salva del anunciado “sorpasso” de Podemos, aunque los barones del PSOE piden su cabeza. Al inexpresivo Mariano le manda el asesor de imagen hacer footing para demostrar su espíritu deportivo, además del ridículo al declararse hincha de algún equipo de futbol y leer el “Marca”. Él mismo se sorprende al comprobar que el PP triunfa a pesar de la corrupción, recortes de caballo y sus apoyos descarados a los bancos para salvarles de la quiebra. Pablo Iglesias, que daba por sentado el “sorpasso” al PSOE al pactar con IU, comprueba incrédulo que su fluidez verbal para atraer a indecisos no es entendida por un electorado inculto que no es capaz de castigar la corrupción porque el sistema político derivado de la Transición es muy laxo con los políticos, defraudadores y corruptos que, además, chapotean en el fango en todos los partidos. Pablo tiene que tragar el sapo de sus múltiples cambios ideológicos: de comunista revolucionario a socialdemócrata admirador de Zapatero, terminando con pedir disculpas por denunciar al señor X, al que acusa de usar la cal viva en su mandato. A pesar de su mise en scène y de sus múltiples diplomas académicos, tiene que tragarse el sapo de su complejo de superioridad que produce rechazo en las masas que lloran la eliminación de “La Roja” o se entusiasman con Belén Esteban, Kilo Matamoros o se compran un “haiga” con la indemnización que reciben al ser despedidos de su empresa que se traslada a Rumanía y le mandan al paro. Aunque seguirá votando al PP.