2016 UZT. 15 IRLANDA, 20 AÑOS DESPUÉS EL ESTE DE BELFAST, UN PASEO POR EL OTRO LADO DEL ESPEJO El Este de Belfast ha sido siempre uno de los centros del lealismo más militante. Basta pasear por sus calles para comprobar que los grupos paramilitares siguen muy presentes, como lo atestiguan los dos recientes enormes murales de encapuchados armados del UVF. Pero, igual que en el resto de Belfast y del norte de Irlanda, las cosas están cambiando aunque en esta zona sea mas lentamente. Iñaki IRIGOIEN BELFAST No voy a negar que pasé un buen rato visitando google maps para estudiar el área, y asegurarme de que sabía cómo llegar y salir, el transporte público, las calles principales…vamos que no es que me sintiera muy cómodo y relajado en mi primera visita al este de Belfast. La primera impresión al llegar es que el este no es muy diferente al oeste de la ciudad… de hace algunos años. Parece que nada ha cambiado en los últimos 20 años. No se ven autobuses de turistas, como es habitual ver en la zona nacionalista del oeste de la ciudad. En Falls Road ya nadie se sorprende al ver grupos de turistas cámara en mano sacando fotos y recorriendo el barrio. Si bien es cierto que hasta hace unos años los visitantes se limitaban pequeños grupos de lo que podríamos denominar turistas políticos militantes, hoy en día se ha convertido en un «deporte de masas». Pero hay que decir que los barrios nacionalistas no son rácanos a la hora de compartir a «sus» turistas y de hecho llevan años pasándolos al otro lado de lo que eufemísticamente se conoce como Muro de la Paz, que mas bien es una barrera-muro-valla de más de siete metros de altura que separa los barrios unionistas y nacionalistas en las zonas tradicionalmente más propensas a enfrentamiento entre comunidades. Un acuerdo entre ex presos republicanos y lealistas ha hecho que los turistas tengan la oportunidad de escuchar las dos versiones de lo que ocurrió en el oeste de la ciudad y hoy en día es normal ver cómo los turistas son «entregados» amablemente por un ex-miembro del IRA en Falls road a un ex-miembro del UFF en Shankill Road. Pero al este de Belfast parece no haber llegado este ambiente de fraternidad, mutuo respeto, o como lo queramos llamar. Por lo menos eso es lo que pensaba hasta que aterricé en el Andy Tyrie Interpretative Centre, un pequeño museo del UDA en Newtownards Road. Allí tuve la oportunidad de hablar con Billy Rowan, antiguo militante del UDA y que hoy es uno de los voluntarios que explica su versión del conflicto entre nacionalistas y unionistas en el norte de Irlanda. En la red presentan el museo como un lugar para explicar el impacto del conflicto en las comunidades lealistas de clase trabajadora y donde cultivar el entendimiento pacífico entre las comunidades. En un principio no se diferencia mucho de otros lugares similares en las zonas nacionalistas: carteles históricos, lista de voluntarios muertos durante el conflicto, manualidades hechas por los presos, maquetas de las cárceles e incluso algunas armas... Ahora bien, basta un poco de charla con uno de los voluntarios para descubrir que lo que estamos viendo es la misma realidad que describen en la zona nacionalista pero desde el otro lado del espejo. Los defensores de las comunidades y los atacantes intercambian posiciones, como lo hacen los agresores y las víctimas. Y después de hablar con Billy se descubren ciertas diferencias cuando, por ejemplo y para nuestra sorpresa, nos muestra la lista de miembros muertos durante el conflicto para a continuación apuntar al hecho que la mayoría de ellos no fueron víctimas de grupos armados de la otra comunidad o de las fuerzas armadas o policía sino que fueron víctimas del UVF, grupo paramilitar rival lealista. Viejos enemigos, hoy colaboradores Otra sorpresa llega de la admisión sin tapujos de que los grupos del IRA y activistas del oeste de Belfast han colaborado en forma importante en el desarrollo del local en el que nos encontramos y las actividades que desarrolla. Billy reconoce abiertamente que en el oeste de la ciudad van muy por delante a la hora de presentar su versión de lo que pasó durante los años de conflicto y que su ayuda ha sido vital a la hora de organizar las visitas para grupos de turistas y a la hora de entender la importancia de mantener los murales como reflejo histórico del conflicto, algo que atrae a miles de visitantes al año. Si bien no todos los murales son reflejo de los años de conflicto y ya se pueden ver algunos en los que se refleja la esperanza de cambio. La colaboración llega a tal punto que la maqueta de uno de los famosos bloques H de la cárcel de Maze expuesta en el museo fue encargada a un ex-miembro del IRA. Pero este ambiente de buen rollo y hermandad –Billy fue invitado a la fiesta de Navidad por los expresos republicanos–, no es entendido por todo el mundo en su comunidad, y algunos de sus camaradas todavía se preguntan cómo puede tener esa relación de mutuo respeto con su antiguos enemigos.