2016 UZT. 22 IKUSMIRA La historia del grano que pudo no haber sido perla Imanol Intziarte Periodista Desde finales del siglo XVIII, y hasta bien entrado el siglo XX, hubo en Donostia diferentes proyectos para cerrar la entrada occidental de la bahía. Se trataba en resumen de unir Igeldo con la isla para convertir en un puerto mercante lo que actualmente es la playa de Ondarreta. Las apreturas económicas y posteriormente el auge del turismo dieron al traste con la idea, que según cuentan desató encendidos debates. Lo que son las cosas, la pugna entre tirios y troyanos no cesa y la pasante del Topo-Metro es el último caballo de batalla. Servidor no lo tiene nada claro, así que no entraré al fondo del tema. Conversaba hace unos días con un electo de EH Bildu, después de que la coalición hubiera dado a conocer una propuesta alternativa. Independientemente del contenido, hablábamos de la importancia de ir más allá de las movilizaciones y la pancarta, de escapar de esa etiqueta de «los del no». Pero más tarde, ya a solas, le estuve dando vueltas al tema y me di cuenta de la importancia de esa gente que se planta y que no permite que quienes ejercen el poder tengan barra libre. Personas que a veces aciertan y otras se equivocan, que se llevan palos –los míos los primeros–, pero que si no fuera por ellas quizá tendríamos por ejemplo una central nuclear en Lemoiz –un proyecto que apoyaban como el no va más de la modernidad la mayoría de quienes ahora reniegan de Garoña–, un infrautilizado superpuerto en Jaizkibel o una bahía de La Concha muy diferente de la que disfrutamos. A cada cual lo suyo.