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PIRAGÜISMO

Chourraut cumple su dorado sueño con una autoridad incontestable

Tras ser tercera en semifinales, fue la única piragüista que bajó de los 100 segundos en la gran final en un descenso casi perfecto.


Un descenso casi perfecto, sin ningún error, dio ayer la medalla de oro a la piragüista vasca Maialen Chourraut en la modalidad de K-1 en slalom. Fue la bajada con la que lleva soñando muchos años, la que también imaginó en Londres 2012 –fue medalla de bronce– o en Beijing 2008 –fue décimosexta–.

Ayer todo rodó como había imaginado y, tras una esperanzadora semifinal en la que terminó tercera, su descenso en la final fue brutal, con un tiempo de 98 segundos y 65 centésimas, logrado más con un fueraborda que con un kayak. De hecho, aventajó en más de tres segundos, toda una eternidad, a la neozelandesa Luuka Jones (101.82 segundos y medalla de plata) y en casi cuatro a la tercera, la australiana Jessica Fox (102.49 y medalla de bronce).

Sin embargo, tras recibir el dorado galardón y bajar del podio para abrazar a los suyos, restó importancia al tiempo marcado y puso en valor el logro, la medalla, porque es «el sueño de estos últimos cuatro años y lo tengo ahora en la palma de la mano». La piragüista guipuz- coana dedicó el éxito a su familia y a quienes le han apoyado en su carrera deportiva, y explicó que durante los Juegos, desde las clasificatorias hasta la jornada de ayer, tenía como objetivo «ir paso a paso, pero siempre pensando en estar en la final. Para eso hemos trabajado estos cuatro años y, sobre todo, en los últimos meses», puntualizó.

Semifinal esperanzadora

La expresión de Xabi Etxaniz, su entrenador y pareja, a la conclusión de la semifinal, en la que concluyó tercera, daba a entender que Maialen iba por el buen camino. El resultado de la final encuentra una buena explicación en lo que ocurrió dos horas antes en la eliminatoria. En ella Kuhnle, Pennie y Chourraut fueron las tres destacadas, todas ellas con 101 segundos y separadas solo por centésimas.

En cuarta posición se metió la checa Kudejova, pero ya a casi dos segundos de la vasca, que partió la quinta y desarrolló el plan fijado, amarrar el pase sin arriesgar en exceso ni complicarse la vida, aunque lo suficiente como para marcar un tiempo bueno que le diera uno de los diez primeros puestos aunque no fuera el mejor, algo que a lo largo de su carrera no le ha dado buenos resultados.

Así, Chourraut se metió tercera, pero muy cerca de sus oponentes. Etxaniz no quería echar las campanas al vuelo porque el slalom es muy dado a que el más mínimo error tire todo el trabajo a la basura. Pero él sabía que los resultados iban tal y como ambos los habían diseñado.

Luego llegaría la manga final, la definitiva, la del todo o nada, en la que sus grandes riva- les –en particular la austríaca Kuhnle, doble campeona del mundo, que quedó quinta– fallaron. Chourraut ya lo hizo en la primera jornada, y con tal estrépito que casi se va para casa, pero ayer no, ayer fue su día.