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IKUSMIRA

Apestado


El tiro en el pie que se acaba de disparar el presidente de México, Enrique Peña Nieto, con la invitación a uno de los personajes más odiados en su país, el candidato republicano a la Casa Blanca, supone un error sorprendente, porque Peña Nieto tenía todos los boletos para que le estallara en la cara, como ha ocurrido.

Cuesta creer que el presidente mexicano pretendiera mejorar su deteriorada imagen con la invitación a Donald Trump, incluso aunque también la hubiera enviado a su adversaria demócrata, Hillary Clinton.

Para Trump, la visita suponía vestirse con una imagen de estadista en la que Clinton le supera con creces. Pero tampoco le aporta una gran ganancia de votos. De hecho, la mayor parte el electorado latino sigue inclinándose por la exsecretaria de Estado. Y las declaraciones de Trump tras la visita a México no han hecho sino confirmar, cuando no aumentar, el rechazo de la población latina hacia el magnate neoyorquino.

Pero a Peña Nieto solo podía salirle mal. La humillación de invitar al candidato que se ha pasado meses insultando a la población mexicana y a los migrantes latinoamericanos –«ladrones», «traficantes», «violadores»–, y amenaza con levantar un muro que hará pagar a México solo podía desplomar más la ya hundida popularidad del presidente mexicano.

Tras la visita de Trump, Enrique Peña Nieto se ha convertido en un apestado al que, lógicamente, Hillary Clinton ahora rechaza la invitación. Clinton evita aparecer en una foto que solo le perjudicaría, pero los mexicanos siguen gobernados por un presidente que les avergüenza.