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IKUSMIRA

Mientras el Dr. Gang acaricia su gatito


Sábado de otoño en Iruñea. Sol. Tiempo perfecto para el vermut, feria en el paseo Sarasate. Parece un día apacible en la capital del cambio tranquilo. Un grupo de jóvenes okupa un bloque de pisos vacío para denunciar la dificultad de acceder a una vivienda digna. También hace dos años estaba vacío el edificio, pero todo bien: gente sin casas, casas sin gente, ¿quién lo entiende? La okupación es una herramienta más que legítima que no necesita justificación en estas líneas.

Pero la secuencia sigue: un juez con demostrado afán de protagonismo (¿nuestro pequeño Garzón foral?) dice «esta es la mía» y mete el morro (habrá que aclarar hasta dónde). Y se dirige a quién y a la Policía Municipal, que se pasa mil pueblos. Sí, ese cuerpo dependiente desde hace poco más de un año del Ayuntamiento del cambio. Sí, ese mismo cuerpo construido por Simón Santamaría a su imagen y semejanza. Es decir, manu militari. Si alguien pensaba que el cambio, también en la Policía, era cosa de un año, sea bienvenido a la realidad.

El autogol es considerable: en vez de inmobiliarias y especuladores, en el punto de mira se sitúa al Gobierno municipal, al que se acusa de actuar como en tiempos de UPN, sin pararse a pensar que más de uno sigue actuando respecto al Ayuntamiento como en tiempos del régimen. La capacidad que tenemos de confundirnos a la hora de elegir adversario es antológica. Mientras, nadie habla de vivienda. Es fácil imaginar al Dr. Gang de turno (para aquellos de triste infancia: el malo de la serie “Inspector Gadget”) acariciando su gatito.