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JUANTXO AGIRRE
SECRETARIO GENERAL DE ARANZADI

«Llevar pistas hasta las chabolas de Aralar no es modernizar»

El dictamen de Aranzadi en Juntas Generales de Gipuzkoa sobre las pistas en el Parque de Aralar ha levantado una iracunda reacción entre quienes las defienden. Agirre lamenta que nos encontremos en «el peor de los escenarios», donde elementos positivos han pasado a convertirse en conflicto social.


Lo manifestado por Aranzadi sobre las pistas de Aralar no ha gustado en el sector ganadero.

Nuestro deber es dar una valoración técnica y mantenernos en la ética científica sin tener miedo a que se incomoden ciertos sectores económicos. Esto ocurre en Aralar y en todas las reservas y parques naturales del mundo. Por lo general, los agentes económicos quieren aprovechar del modo que ellos estiman más adecuado los recursos naturales, y los especialistas en ecosistemas les ponemos fronteras y límites.

Sin embargo, los sindicatos del sector les han acusado de falta de rigor científico y de emitir opiniones subjetivas.

Aranzadi no da opiniones, Aranzadi dictamina que las pistas suponen un impacto severo e irreversible en el corazón del parque, en base a los datos que tiene, a lo publicado y a las normativas vigentes. Valoramos positivamente la labor de ENBA y EHNE en el ámbito de los sectores agrarios y ganaderos. En esos ámbitos ellos tendrán más conocimientos; en el científico, nosotros.

Los ganaderos y pastores reclaman un acceso hasta sus bordas. ¿Lo ve lógico?

Cuando la sociedad Aranzadi dice que los pastores tienen que tener acceso hasta sus bordas, contempla que puede haber accesos de diferentes tipos: con tractor y hasta con helicóptero.

Como en los valles pirenaicos de Ossau y Bearne.

Es que debemos tener una visión global del parque y estamos hablando, además, del corazón de Aralar, donde no podemos hacer ni infraestructuras viarias ni podemos meter tráfico rodado. Esto es una definición básica en todos los parques naturales que conocemos.

¿Hay alternativa a las pistas?

Para poder hacer un diseño a un colectivo, tenemos que saber cuál es la salud del colectivo y esos datos no se hacen públicos. No hay ningún inventario socioeconómico sobre esos pastores que indique su situación real. Tampoco del resto de ganaderos, el colectivo mayor. Nosotros los hemos tenido que ir reuniendo en base a nuestros propios recursos e investigaciones.

¿Corresponde a las instituciones estudiar la cuestión?

Cuando se nombra un parque natural siempre se dice que hay que impulsar actividades que sean sostenibles. Un pastoreo sin pistas, por ejemplo, que es compatible con el medio de Aralar. Perfecto. Se ha ayudado con recursos públicos a esas actividades. Estamos de acuerdo y nos alegramos. Pero no se ha apoyado casi nada la investigación científica y el conocimiento de los ecosistemas, la evolución del hábitat del parque con el uso ganadero, montañero y las actividades que tiene. Esos estudios se debían haber hecho en estos quince años.

¿Tampoco se ha analizado el futuro del sector del pastoreo?

Se debería haber trabajado mucho más, apoyando a los jóvenes formados en la Escuela de Pastores de Arantzazu y estudiando modelos empresariales nuevos. A principios del siglo XXI no podemos seguir con el mismo modelo de los siglos XVIII o XIX.

¿Alguna pista sobre ese nuevo modelo empresarial?

Quizá haya que trabajar en red entre los pastores, quizá haya que crear cooperativas. Tenía que haber especialistas que hubieran hecho esos trabajos, porque las condiciones laborales y la competitividad de los pastores de ovejas van a venir relacionadas con modelos empresariales y organizativos diferentes.

Se defiende la necesidad de las pistas para la modernización.

Si en el siglo XVIII se pone una borda de pastores en una zona muy inaccesible de Aralar, modernizar no significa llevar ahora pistas hasta las chabolas. Modernizar y hacerlo de un modo competitivo significa ver todo el parque, ver los recursos económicos que tenemos como sociedad y darle una solución global, porque habrá problemas concretos, pero hay que dar solución a todo con dinero público, en un terreno público y en un parque público.

¿Diría que las pistas rompen el equilibrio natural y algo más?

De alguna manera también han roto el equilibrio social, por no haberse valorado adecuadamente las decisiones adoptadas.