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ASAMBLEA CIUDADANA DE PODEMOS

SIN ACUERDO, SE ABRE LA BATALLA

NO HUBO ACUERDO «IN EXTREMIS» ENTRE PABLO IGLESIAS E IñIGO ERREJÓN Y AMBOS PRESENTARÁN SUS PROPIAS LISTAS PARA LA ASAMBLEA DE PODEMOS, QUE SE CELEBRA EN VISTALEGRE LOS DÍAS 11 Y 12. EL CLIMA DE TENSIÓN LLEGA A TAL PUNTO QUE UNA DE LAS FUNDADORAS, CAROLINA BESCANSA, RENUNCIA A INTEGRAR LA DIRECCIÓN.


Las votaciones en Vistalegre (11 y 12 de febrero) dirimirán la pugna entre los dos principales líderes de Podemos. Por una parte, el secretario general, Pablo Iglesias; por la otra, Iñigo Errejón, secretario político. Como terceros en discordia, los Anticapitalistas liderados por Miguel Urbán. Después de dos días de culebrón no hubo acuerdo por lo que las diferencias las resolverán los inscritos. Solo Iglesias se presenta a secretario general. Pero habrá, al menos, tres listas y tres documentos políticos. Los portavoces de la formación morada siempre han dicho que las campañas «les sientan bien». Quizás por eso, a falta de carrera electoral prevista para 2017, se han enfangado en un proceso interno a cuchillo que bien podría ser bautizado con el lema de la película «Los Inmortales»: «Solo puede quedar uno». Cuidado, que el día del cónclave cae en luna llena.

Durante toda la jornada de ayer, tanto Iglesias como Errejón no querían dar por cerrada la negociación, aunque en sus entornos se asumía que poco había que acordar. Y eso que el ambiente, en teoría, se había relajado desde que 24 horas antes, en pleno hemiciclo, ambos líderes se enfrascasen en una discusión. Los rumores hablaban de que habían estado a punto de «llegar a las manos». Nada más lejos de la realidad. Simplemente, el reflejo de que la disputa interna estaba on fire. Aunque los dos salían al paso asumiendo la «vehemencia» de su conversación (Iglesias llegó a asegurar que no eran «holandeses» sino «españoles» y que por eso gesticulaban), en privado todo Podemos expresaba su bochorno. Por un lado, por la discusión en sí, que puede interpretarse en clave de «novatada» por hacerlo ante las cámaras. Por otro, de un modo más íntimo, por la certeza de que el partido se despeña por la pendiente de las intrigas palaciegas, las traiciones y la sospecha entre las diferentes corrientes. También hay discusión ideológica, pero resulta difícil verla.

La razón de la bronca del martes eran la Comisión de Garantías y el modo de votación. En la prensa, las mil y una historias sobre deslealtades. Hubo acuerdo, anunciado a mediodía, pero herida sobre herida cuesta más en cicatrizar. Además, da la sensación de que el debate, centrado en asuntos técnicos, evidencia que las corrientes buscaban prepararse para la batalla congresual, no para darse la mano.

Como ejemplo, Juan Carlos Monedero, el dimitido fundador de Podemos y actual azote de Errejón. De buena mañana le acusó de tener una «ambición desmesurada» y de ansiar el poder. Más ruido. Quien no se ha alineado con nadie es Carolina Bescansa, que a las ocho de la tarde daba un sorprendente portazo. De aquellos cinco primeros dirigentes de las europeas de 2014 ya solo quedan dos, después de las marchas de Bescansa, Luis Alegre y Monedero. Parece que hayan pasado siglos.

A falta de diez días para el cónclave, el gran temor en las diferentes corrientes es entrar en una campaña sucia (¿más?) que no deje títere con cabeza. Lo que salga de Vistalegre no será lo mismo que lo que entró.

Tres listas, un secretario general y muchas heridas por cicatrizar

La pugna entre Pablo Iglesias e Iñigo Errejón implica que ambos se disputen el liderazgo de Podemos, con el permiso de Anticapitalistas. El primero es el único candidato a la Secretaría General, aunque también encabeza su propia lista. El segundo, que siempre dijo que apoyaría al actual líder para que se mantuviese al frente del partido, dirigirá su plancha. El problema no es de nombres, sino de políticas. Sin embargo, el modelo escogido para la Asamblea Ciudadana exigía vincular programa y nombres. En este sentido, Iglesias siempre ha advertido que si su ponencia no resulta la más votada, dimitirá de su cargo.

En lo que respecta a los nombres, y al cierre de esta edición, solo se conocían los integrantes de la lista de Anticapitalistas (con Miguel Urban al frente y celebridades como Nacho Vegas o Alberto San Juan) y algunos de los que acompañarán a Iglesias. Junto a sus colaboradores habituales, como Irene Montero o Rafa Mayoral, el fichaje del economista Vincenç Navarro. En el caso de Errejón también eran previsibles algunos de sus aliados, como Jorge Moruno, Rita Maestre o Pablo Bustinduy. A.P.