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Contra el cáncer


Las estadísticas que rodean al cáncer se han disparado en los últimos años y esto, sobre todo en los oídos de quienes hace tiempo que peinamos canas, suscita cierta alarma. Lógicamente, una parte de la explicación al fenómeno viene de la mano de la ampliación de la esperanza de vida. Según pasan las generaciones, vivimos cada vez más años y esto, lógicamente, dispara el número de pacientes. Podremos durar más, pero la edad no perdona. Sin embargo, ese factor, por sí solo, no parece justificar que ya se haya sobrepasado –en el ámbito del Estado español– el número de personas con cáncer que se preveía para 2020. Según los especialistas, uno de cada dos hombres y una de cada tres mujeres padecerá esta enfermedad, en alguna de sus múltiples variedades, a lo largo de su existencia. Y aunque, afortunadamente, cada vez es mayor la tasa de supervivencia a la enfermedad, los datos no dejan de ser inquietantes cuando el cáncer ha desbancado a los accidentes cardiovasculares como primera causa de mortalidad en la sociedad occidental.

Más allá de las cifras, me quedo con este análisis que subrayan los oncólogos: el cáncer no siempre es una lotería macabra, se puede evitar en un tercio de los casos. Seguir hábitos de vida saludables –como hacer ejercicio de forma regular, reducir al mínimo el alcohol, no fumar y evitar la obesidad– ayuda mucho. Eso está en nuestra mano, aunque no siempre sea fácil.

Pero hay más y da más miedo: el cáncer también se esconde en el aire que respiramos. El Grupo de Estudios sobre Incineración y Salud hizo público la semana pasada que la incineración de residuos incrementa en un 84% las probabilidades de morir por un tumor en la pleura. Además, las malformaciones congénitas aumentan un 30% y la displasia renal un 50%.

Este grupo, formado exclusivamente por médicos, documenta con detalle los efectos negativos para la salud de los gases, las cenizas, las escorias y el dióxido de carbono. Y no solo en los seres humanos, también lo sufrirán los animales, las plantas y el medio ambiente al completo. Solo tenemos un planeta. Si lo destruimos, no vamos a poder comprar otro.