2017 OTS. 09 INDEFENSIÓN EN LAS PRISIONES Sara Majarenas podrá cuidar a Izar en el hospital hasta que la niña reciba el alta Sara Majarenas está ya cuidando de su hija Izar en una habitación del Hospital La Fe de Valencia. Un auto del juzgado de Vigilancia Penitenciaria ordenó que la presa donostiarra pueda estar con la menor 24 horas al día hasta que esta reciba el alta. «Ha recuperado el vínculo con su madre, que es lo que necesitaba», remarca Kontxi Ibarreta, su amona. A.PRADILLA- I.OIARZABAL DONOSTIa Sara Majarenas podrá estar con su hija Izar, gravemente herida después de que su padre le acuchillase el 15 de enero, hasta que la menor reciba el alta hospitalaria. Así lo ordenó ayer un auto del titular del Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria, José Luis Castro, quien respondía a la queja presentada por los letrados de la presa donostiarra después de comprobar que la ampliación de visitas decretada la semana pasada ni siquiera se cumplía. Anoche Majarenas ya había sido trasladada desde la cárcel de Picassent y se encontraba en la misma habitación que su hija en el Hospital La Fe de Valencia. Allí permanecerá hasta que la menor se recupere. En ese momento, ambas regresarían a la prisión hasta que Izar cumpla tres años, a principios de marzo. No obstante, los abogados de Majarenas ya han presentado diversos recursos para reclamar la libertad de la vecina de Intxaurrondo. La espera para ver a madre e hija juntas se hizo larga y lenta para Kontxi Ibarreta, ama de Sara Majarenas, según explicó ayer en conversación telefónica con GARA. Finalmente, la presa fue trasladada al hospital La Fe alrededor de las 19.00 horas. Fue recibida con alegría. «Están muy contentas. Ha sido emocionante», destacaba, sin poder disimular el alivio al ver por fin juntas a Sara e Izar. Majarenas podrá ahora permanecer continuamente con su hija, que se encuentra sola en una habitación, hasta que reciba el alta. Su ama puede dormir ahora junto a ella en el sillón colocado para que los familiares puedan acompañar a los enfermos. Según informó la familia, también podrá acompañar a la niña a las pruebas médicas que deben realizarle para hacer seguimiento de su estado. La habitación está custodiada por tres agentes de la Guardia Civil, que se encuentran en el exterior. A la espera de ver la evolución de la pequeña tras la grave agresión de que fue víctima, la decisión de ayer pone fin al castigo añadido que madre e hija venían sufriendo desde hace más de tres semanas, al quedar separadas a la fuerza. «Izar ha recuperado el vínculo con su madre, que es lo que necesitaba», expresaba la abuela emocionada. Recomendación médica «En atención al informe del Hospital La Fe de Valencia, así como a la no oposición del Ministerio Fiscal, procede ampliar el horario y en consecuencia la estancia de la madre con la menor en el hospital durante las 24 horas hasta la fecha de alta hospitalaria de la menor». Con este auto, el juez Castro ponía fin a una separación forzosa desde que el 15 de enero Izar fuese víctima del brutal ataque machista. La víspera, el magistrado se había dirigido hacia el servicio médico para conocer su criterio. Y este, según señala el propio togado, es claro: la presencia de su madre para la recuperación de Izar resulta beneficioso. La excepcionalidad del caso es remarcada por Castro, quien considera que obedece a un «principio de humanidad permitir que la madre pueda estar el mayor tiempo posible con la menor en atención al interés de esta y su estado de vulnerabilidad, consecuencia de un acontecimiento extraordinario como es el haber sufrido una agresión violenta, circunstancia excepcional que excede de las circunstancias que pudieran derivarse de una enfermedad». Teniendo en cuenta la claridad con la que se expresa el magistrado, lo que sorprende es que se haya tardado tres semanas en tomar esta medida. Cabe recordar que los argumentos empleados por Castro no distan de los que ya utilizó el jueves, cuando abogó porque madre e hija pudiesen tener un horario de visitas mucho más flexible. Argumentó entonces que, por un lado, había que priorizar el interés de la niña y, por el otro, «no victimizar» más a la madre, objetivo también de la violencia machista ya que el agresor quiso utilizar a la menor como «venganza». A pesar de este razonamiento, la prisión no tomó medidas, limitándose a ampliar los encuentros a dos horas cada dos días, en lugar de los 60 minutos anteriores. Un día después, y a pesar de que la cárcel no cumplía el espíritu de lo ordenado por Castro, la sección tercera de la Audiencia Nacional española denegó la suspensión de la pena de Majarenas, apoyándose, precisamente, en el auto que no se cumplía. Ahora el tribunal especial tendrá que volver a posicionarse, aunque es previsible que no tome en cuenta el recurso ya que la iniciativa del juez de Vigilancia Penitenciaria ha permitido que madre e hija estén juntas. Los abogados de Majarenas, sin embargo, siguen buscando la libertad de la donostiarra, que ha cumplido doce de los trece años de la condena. Han presentado un recurso para modificar el grado, de primero a tercero, como paso previo para la libertad condicional. La razón es obvia: «Motivos humanitarios». Movilizaciones por los enfermos Gomez, Iparragirre y Azkarate Ante la alarmante situación de los presos gravemente enfermos, con casos tan preocupantes como los de Oier Gomez (a la espera del resultado de un biopsia), Ibon Iparragirre (enfermo de VIH y golpeado en dos ocasiones el pasado fin de semana) y Manu Azkarate (con una erisipela infecciosa en la pierna), la red ciudadana Sare alertó ayer de que es urgente que los derechos de las personas presas sean respetados y llamó a movilizarse durante los próximos días. «Se han vuelto a encender la alarmas en las cárceles españolas y francesas», advirtió la red en un comunicado, añadiendo que no se trata de una casualidad sino que es lógica de la «lógica perversa» de mantener en las cárceles a los presos gravemente enfermos. Remarcó que ya es hora de que «se deje de jugar a la ‘ruleta rusa’ con la vida de los presos con enfermedades graves e incurables» y destacó que es «un ataque directo a las normas y pactos internacionales, a sus propias leyes, incluso contra toda la sociedad vasca». Para pedir el fin de esta injusticia hay concentraciones mañana en Tolosa, el sábado en Gasteiz y Sare se suma a las iniciativas de la plataforma IparraGalduBaik en Ondarroa.GARA Cronología 15 enero Izar, hija de Sara Majarenas, resulta gravemente herida después de que su padre la acuchille aprovechando que pasaba el fin de semana con él fuera de la cárcel. La agresión machista se dio a conocer 24 horas después. 18 enero La menor comienza a mejorar lentamente. Dos días después de la agresión su madre ya puede estar con ella en la UCI, aunque se empieza a plantear la necesidad de que las visitas se amplíen al ir a planta. 25 DE enero Tras superar las primeras jornadas clave, Izar es trasladada a planta. En este momento ya se impone el régimen de visitas de una hora cada dos días. Sara Majarenas sigue encarcelada en Picassent. 3 febrero La Audiencia Nacional rechaza suspender la pena de Majarenas argumentando que el juez José Luis Castro ya ha ampliado a través de un auto el régimen de visitas de la presa. 8 DE febrero Ante el incumplimiento de la ampliación de las visitas, Castro ordena que la presa donostiarra pueda estar con su hija 24 horas al día. Le acompañará en el hospital hasta el alta. HOSPITALEl Hospital La Fe, a pesar de que no dispone de unidad penitenciaria, ha acondicionado la estancia para que Majarenas pueda estar con su hija, tal y como reclamaba el auto. TRES SEMANASHan transcurrido tres semanas desde la agresión para que madre e hija puedan estar juntas. Hasta entonces las visitas se limitaban a una hora cada dos días.