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JO PUNTUA

Emma Watson


Antecedentes: En 2014, la actriz Emma Watson decide aceptar la invitación de Naciones Unidas para ser portavoz de la campaña «HeForShe» y usar así su fama para sumar a los hombres a la causa contra las desigualdades de género. Su primer discurso es impecable, honesto, poderosamente vulnerable. Subraya su privilegio y la responsabilidad que siente ante una tarea así.

¿La consecuencia de su activismo? Una lluvia de mierda. Acusaciones, insultos, bulos, infamias, vejaciones, burlas, la mayoría de mujeres, casi siempre de feministas. La acusan de promover el feminismo blanco ignorando la diferencia entre su identidad (blanca, obviamente) y el trabajo de ONU (universal e interseccional). La acusan de hablar en nombre de sus privilegios ignorando que habla –como ella misma dijo– gracias a sus privilegios y para lograr un mundo más justo para quienes no los tienen (¿no es eso lo que hay que hacer?). La acusan de ser frívola, blanda, patética, desinformada. De nada vale que tenga un club de lecturas feministas o que se haya comprometido con su formación hasta el punto de aparcar su carrera durante un tiempo.

Mucho menos ahora que se ha sacado una foto semi desnuda en la revista “Vanity Fair” y a la lista de acusaciones contra ella se han sumado las de hipócrita –por exhibirse ante la mirada masculina– y traidora –por degradar con ella a todas las mujeres–.

En lugar de renegar de un activismo que le ha salido tan caro, Emma Watson ha respondido que el feminismo trata de ampliar las opciones que tenemos las mujeres, no de buscar nuevos palos para golpearnos entre nosotras. Las feministas, ha añadido Gloria Steinem, «visten como les da la gana».

Y digo yo, ¿no es injusto que Emma Watson tenga que dar más explicaciones siendo feminista que cualquier otra celebridad? ¿No hay ya bastante crueldad contra las mujeres? Y, de verdad, ¿no estáis hartas de tantas fiscalizaciones y de tantas comisarías?