GARA Euskal Herriko egunkaria
DE REOJO

Relato


Como ahora cuando no sabemos qué decir decimos “relato” y parece que todo toma otra dimensión, el recuerdo del 11-M me salpica por todas las coyunturas de mi escasa memoria emocional no relacionada con el sexo o la comida y escuchar y ver, otra vez, los comunicados y ruedas de prensa de los miembros del gobierno de José María Aznar asegurando la autoría de ETA es darse cuenta de dónde se debe colocar la fecha de la instauración grosera y el inicio de la época de la posverdad.

Sí, recuerdo perfectamente dónde esteba el 11S y dónde el 11M. No digo más. Pero estaba en Alcoi el día de la infamia aznarista. Y recuerdo cómo me enteré. Con quién estaba, qué hice inmediatamente, cómo tuve que anular un viaje porque se declaró el luto, dónde me dirigía, la televisión, la radio, Arnaldo Otegi, el lehendakari alimaña, los ministros mintiendo e intentando hacer mentir a la prensa española e intoxicando en todas las embajadas del mundo entero de la marca criminal de España. Enterarse  por cadenas extranjeras de la reivindicación de la autoría por organizaciones yihadistas. Días para comprender algunos cambios de hábitos globales en relación con la información. O su alteración. Tiempos de medios todavía en estado de autosuficiencia relativa. Tiempos en donde un Pérez Rubalcaba incisivo y de presencia televisiva le dio la mayoría a Zapatero con sus intervenciones. Pese a estar en informativos Urdaci, existían resquicios de periodismo sin trinchera y en algún especial, se podía ver en TVE algo relacionado con la realidad. Hoy, cuando recordamos aquellos día, cuando escuchamos el relato inédito hasta la fecha de un jefe de policía, cuando sabemos algo más, volvemos a darnos cuenta de la guerra sucia que siempre se utilizó contra ETA y su entorno. Y se sigue manteniendo, aunque sea como triste parodia.