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La ascensión al Cantoblanco, ¿y por qué no?


Llevo ya un largo rato pensando y no he encontrado ni una sola razón que justifique el hecho de no subir hoy a la cumbre del Cantoblanco. Supongo que no me queda más remedio que levantarme de la silla e ir a ascenderlo, ahí lo tenéis.

La ascensión de hoy se podría hacer desde el Alto de la carretera situado entre los pueblos de Artaza y Barrón. De esa manera, realizaríamos un ataque rápido y limpio a la montaña. Sin embargo, en la montaña es más interesante el “cómo” que el “qué”, esto es, la ruta de ascensión que la cumbre en sí. Es por eso que la que hoy os propongo es una ruta circular desde Basquiñuelas. Esta nos permite, por una parte, disfrutar de una parte del canto de Cantoblanco y, por otra, conocer el escondido valle que dicho monte forma.

Por último, es de destacar que existen otras múltiples opciones de ascensión al Cantoblanco. Y es que, en la montaña, las posibilidades son infinitas, incluso en la cumbre más modesta.

Desde la parte noreste del pueblo sale una pista también dirección noreste, la cogeremos. No tendréis problema en identificarla, ya que es la única de esas características. Avanzaremos por ella y, en unos diez minutos, llegaremos a un primer cruce. Obviaremos los desvíos para seguir de frente. Inmediatamente, nos tocará atravesar una langa. La pista se pone ahora cuesta arriba y continúa dirección noreste. Más adelante, en cambio, hace una suave “uve” y corrige su rumbo para tomar dirección norte. De esta manera tan simple, llegaremos al cordal norte del Cantoblanco. Aquí nos recibirán unas espléndidas vistas de la Sierra de Arkamo, Sierra de Badaia, Monte Atalaya...

En el cordal también veremos una pista llena de guijarros, de cantos. ¿A esto deberá su nombre esta montaña? Dicha pista continúa por el mismo filo, por el canto del monte dirección oeste. Poco antes de llegar al primer collado que tenemos en el camino, la pista se acaba, por lo que tendremos que avanzar ahora por sendero. En dicho sendero nos veremos obligados a sortear algún tramo muy estrecho.

Una vez en el primer collado, el sendero se acaba para continuar de nuevo por pista. Sin pérdida y por ruta agradable llegaremos, una vez pasado un segundo collado, a la cumbre del Cantoblanco (1.006 m), lugar inmejorable donde parar a descansar un poco.

Reanudaremos la marcha dirección sur. Para ello, cogeremos una pista que sale desde la misma cumbre. Esa pista avanza por el filo y va inclinándose cada vez más y más. De hecho, el último trecho es tan pronunciado que lo deberemos hacer con mucho cuidado para no resbalarnos. En este punto es aconsejable hacer “zetas” para suavizar la, de por sí, potente bajada o, incluso, agarrarnos a las ramas de los árboles para ayudarnos a no perder el equilibrio.

Poco a poco la pista se va estrechando hasta convertirse en sendero. Dicho sendero baja hasta lo más hondo del valle. Una vez en el valle, nace una pista que discurre por su vaguada, realizando unas suaves “eses”, como si de una enorme culebra se tratara.

Cuando llevamos más o menos un kilómetro y medio desde que llegamos a la pista del fondo del valle, nos toparemos con otra pista que corta trasversalmente a la nuestra. En este punto giraremos a la izquierda y al poco, en cambio, a la derecha para avanzar por la vaguada izquierda pegados a una langa. Ahora el camino se vuelve un poco más abrupto, pero tan bonito, o más, que antes. Esta pista muere en otra de gravilla mucho más arreglada, la cual nos deja en el pueblo de Basquiñuelas, nuestro punto de partida.

Saludos y hasta la próxima. Por cierto, el día ya se ha terminado y sigo sin encontrar un solo motivo.