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BALONCESTO - FINAL DE LA EUROCUP

Valencia Basket regala a Unicaja un título ya ganado

La escuadra taronja se bloqueó con un parcial de 0-16 cuando ganaba 56-43.


VALENCIA BASKET 58

UNICAJA 63


¿Cómo explicar lo que acaeció anoche en La Fonteta? Valencia Basket, de la mano de un Dubljevic espectacular, ganaba por 56-43 al inicio del último cuarto. Después de otro gran arranque de Unicaja, con Alberto Díaz –¡MVP de la final para el joven base que hace unos años estuvo cedido en Bilbao Basket!– en ebullición, Unicaja se marchaba 6-14, pero entre Joan Sastre y Dubljevic, Valencia Basket remontó y terminó el cuarto con ventaja: 22-18. Desde entonces y hasta la recta final del partido, la escuadra taronja dominaría el marcador y el ritmo de juego, quizá por primera vez en toda la final. Pero cuando tenía el título, y lo que es peor, el billete a la próxima Euroliga, en el bolsillo, le entró el vértigo y encajó un parcial de 0-16.

El ex de GBC Dani Díez prendió la mecha de la remontada a triples, y los nervios de Valencia Basket hicieron el resto. Los de Joan Plaza, que como bien recordó el señor funcionario de prisiones metido a poeta y entrenador de baloncesto, superó una sequía de 11 años sin títulos –desde la Liga ACB de 2006–, empezaron a creer en sus opciones, en especial un Jamar Smith que entró en erupción justo a tiempo. Un triple suyo adelantaba a los malagueños por 56-59, y los de Pedro Martínez ya eran cadáveres andantes. Se empecinaron en arreglar el desaguisado a golpe de triple, con cada vez mayor precipitación, y la final se les escurrió de entre los dedos sin remisión.

El espectáculo de Rafa Martínez

Capítulo aparte para el capitán taronja Rafa Martínez. En el tercer cuarto Nedovic le propinó un feo codazo y por poco se armó el Belén con el escolta catalán fuera de sus casillas. Alen Omic debió saltar del banquillo para evitar que Rafa la armara, y al final fue Omic el expulsado por saltar del banquillo.

Y con el partido ya perdido, durante los tiros libres finales de Jeff Brooks, el de Santpedor volvió a perder los papeles, encarándose con Nedovic, mostrando un nulo saber estar. Su pataleta descentró a su equipo y dio alas a un adversario que pasó de derrotado a vencedor.