GARA Euskal Herriko egunkaria
DE REOJO

Testigo


Ir a un juzgado convocado como testigo es un recurso de los guionistas de serie B para que de allí pueda salir un imputado o un culpable. La noticia que llega tarde, mal y a regañadientes es que Mariano Rajoy, por fin, va a ser convocado como testigo en uno de los sumarios de la trama Gürtel. Cuando pasan imágenes de todos y cada uno de los casos donde está implicado el PP en todas sus morfologías en asuntos de corrupción aparece, como un fantasma, como un denominador común el jefe, Mariano Rajoy, que ha sido durante décadas casi todo en la banda que ahora dirige y en los gobiernos que la misma banda propició con Aznar y su bigote al frente.

No será testigo de cargo porque se tendría que auto imputar, y aseguran que es delito mentir en este tipo de declaración, pero se pueden contar los hechos de otra manera. Testigo de despiste. Ahora lo que se discute es si irá o declarará en su despacho. Privilegios. Es una noticia que nadie se esperaba. Ahora todos hablan, todos procuran decir lo mínimo porque no tenían en sus argumentarios ni consignas nada sobre esta posibilidad. Es vergonzoso. No tienen cintura, no saben cómo posicionarse. Esto se va a convertir en marca España de la buena. De la indeleble. Pero no pasará mucho. O no pasará nada. Todo parece adormecido.

Menos mal para Rajoy y sus secuaces que está operando con premeditación el trío feliz de ese juguete roto que se llamó Podemos. Pablo Iglesias, Irene Montero y Ramón Espinar, sin recursos políticos sólo buscan repetir espectáculos mediáticos trasnochados con su “Tramabús”, de un infantilismo que roza la complicidad con lo que ocurre. Para colmo, para demostrar que son los herederos del turnismo más cutre y la casta con caspa, dicen que se les ha estropeado el embrague del autobús. Seguro que llamarán a su cuñado para arreglarlo. O de testigo.