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Fútbol internacional

Pescado vendido

El Feyenoord alza el título 18 años después mientras el Benfica lo reedita por cuarto año consecutivo y la Juventus debe esperar.


El Ajax de Amsterdam, clasificado para la inminente final de la Europa League, saltó al césped en la última jornada con el once más joven en la historia de la Eredivisie, una media de edad de 20 años y 139 días. Los Dolberg, Klaaseen, Kluivert, Traoré –anoten estos nombres– necesitaban ganar y que el líder e histórico enemigo Feyenoord no hiciera lo propio. Pero entre tanto imberbe descarado como un carasucia sudamericano cualquiera, forjado en algún potrero de un barrio privado... de agua, luz, gas... que diría Diego Maradona, emergió la figura veterana de Dirk Kuyt, el futbolista que a los 36 años, con los deberes hechos en su Feyenoord, luego en el Liverpool y finalmente en el Besiktas, decidió no sucumbir a los cantos de sirena chinos o qatarís, sino regresar a sus orígenes, a la mayor ciudad portuaria de Europa, al club del que salió, al club en el que ganó su última liga Johan Cruyff o vio cómo se despedían las melenas al viento de Ruud Gullit. Volvió a Rotterdam hace dos años, aterrizó en helicóptero en el centro del mismo De Kuip, provocó el estallido de alegría de sus hijos cuando les comunicó delante de una cámara que volvían a casa... y dio este fin de semana su primer título a los feyenoorder 18 años después. Héroe.

El Feyenoord fue el primer grande del balompié holandés que asombraría al mundo y marcaría tendencia. Lo hizo bajo las enseñanzas del legendario Ernst Happel y con una Copa de Europa en 1970 como tarjeta de presentación. Pero el conocido como het volk (equipo del pueblo) sumaba casi dos décadas sin levantar un título liguero, a la sombra del rival Ajax, PSV u otros invitados inesperados. Hasta el día de hoy. Bajo la dirección del exazulgrana Giovanni van Bronckhorst, originario de las Molucas, el club que nació como Feijenoord para cambiar luego la ‘ij’ por una ‘y’, ha devuelto la ensaladera a Rotterdam. Y lo consiguió merced a una consistente temporada, aderezada al final con suspense pero sentenciada con los tres goles del capitán Dirk Kuyt. Fue en De Kuip, ‘la bañera’, por la forma del estadio, uno de los míticos que sobreviven en Europa. Un recinto ocupado en su día por los nazis, que se salvó de los bombardeos, y utilizado como refugio tras las graves inundaciones de 1953 cuando el nivel del mar subió hasta seis metros. El domingo fue una fiesta, como las calles de la ciudad, gracias a Dirk Kuyy, Kaut, Kout... que ayer anunció que cuelga las botas, tras 800 partidos y 296 goles. Se fue promesa, volvió leyenda.

N’Golo Kante hace historia

El que sí domina con mano de hierro el fútbol luso no es otro que el Benfica. ‘Las Águilas’ reeditaron título por cuarto curso consecutivo. ‘‘Benfica e tetra’’, titulaban los diarios. Lo ha logrado el club de más arraigo en la capital, al alcance de cualquier turista que se acerque a su tienda oficial al lado del elevador de Santa Justa, sin figuras mediáticas, sin tanto dinero como el Porto, sin tantos alardes como el Sporting de Portugal. No es el Benfica de Eusebio, pero como se canta en la plaza del Pombal, es tetra por primera vez en sus 113 años de larga historia.

Como lo festejó el fiable Chelsea de un Antonio Conte del que Cesc Fábregas, uno de los renacidos en la segunda vuelta de esta Premier, ha dicho que el técnico italiano «cree que a través del entrenamiento y del sufrimiento se aprende a competir y a saber luchar». Es campeón tras ganar 4-3 el lunes y sentenciar a falta de una jornada y los partidos aplazados de entre semana, que meten al City de Pep Guardiola en Champions y al entrenador catalán admitiendo que «en mi situación, en un club grande, me habrían despedido, estaría fuera. En clubes como el Barcelona o el Bayern no hay una segunda oportunidad si no ganas. Aquí la tengo e intentaré hacerlo mejor la próxima temporada». A sus 46 años, es su primera temporada como técnico en la que no alza ningún título. Verano ajetreado en Manchester, llegadas y salidas, entre estas últimas, la del sobrio Pablo Zabaleta, que se despidió de su afición tras 9 años como citizen, entre lágrimas y con el cariño de la grada para el charrúa.

Sigue siendo una incógnita el futuro de Arsene Wenger, a pesar de las avionetas clamando por su marcha, como lo es si su Arsenal se meterá o no en la Champions, a la espera de ganar al Everton y de que el Liverpool pinche en la última fecha. Pero si de adioses hablamos, ninguno como el del mítico estadio White Hart Lane, que 118 años después deja de ser el hogar del Tottenham para que los Toffees jueguen la próxima campaña en Wembley a la espera de su nuevo y moderno coliseo. Despedida con victoria, 2-1 sobre el United de José Mourinho, lo que garantiza el subcampeonato a los de Mauricio Pocchetino, como la temporada anterior.

Aquella vez fue el Leicester el que se interpuso en su camino, esta es el Chelsea de un N’Golo Kante que gana dos Premier seguidas con equipos diferentes, Leicester y Chelsea. Otro francés, Enric Cantona, fue el último en hacerlo, en 1992 con Leeds y 1993 con el United. Kante ha sido nombrado jugador de esta Premier, un mediocampista que hace cuatro años militaba en la segunda división francesa.

De ascendencia malí, nacido en la periferia parisina, rechazado en la prestigiosa academia de Clairefontaine por su 1,69 de estatura, la misma razón que le dio con la puerta en las narices en otros centros de formación, perseveró, se forjó en las categorías más bajas y duras hasta llamar la atención del Caen. Atrás quedaban los recorridos en patinete hasta el lugar de entrenamiento, los contratos como aficionado. De la novena división nacional a la segunda, y de ahí a la Ligue 1. «Apenas llegados a Ligue 1/ Ya nos lo quieren robar/ Los ingleses/ Los españoles/ Ya podéis correr/ Que nunca le atraparéis», le cantaban sus nuevos hinchas al verle despuntar en la medular. Premonitorio. Lyon y Leicester pujaron por él, y los ‘zorros’ se llevaron al diminuto diamante. Corría tanto que hasta su nuevo técnico Claudio Ranieri le pidió que frenara. Ya saben lo que se dice, que el planeta está cubierto por un 30% de agua y un 70% de Kante.

La SPAL, nuevo equipo de Serie A

Si el diminuto pulmón francés es un ejemplo de superación, qué decir del nuevo equipo de Serie A en Italia, la SPAL, que regresa a la élite casi medio siglo después. Sociedad Polideportiva Ars et Labor, el modesto club de Ferrara, patrimonio de la Humanidad, que en 2012 vagaba por la quinta división italiana y ahora se codeará con lo más granado. ¡Bentornato in A, SPAL!

No lo hará con Francesco Totti, que sigue apurando sus últimos minutos, como los que disfrutó esta vez en el superpartido Roma-Juventus, donde hasta la hinchada turinesa aplaudió su salida a falta de dos minutos. Ganó la Roma 2-1 y retrasa una semana el Scudetto para la Vecchia Signora. Dio una exhibición el Napoli, en casa del Torino, 0-5, con el pequeño Mertens haciendo su gol 25. Y sigue purgando penas el Inter, al que sus tifosi despidieron con una pancarta que rezaba: ‘‘Ya que no merecéis nuestro apoyo, nos despedimos y nos vamos a comer’’.

Ni tiempo para llevarse nada a la boca tuvieron los privileagidos que presenciaron el Leipzig-Bayern esta jornada, subcampeón contra campeón, en juego el honor, con 4-2 para unos desbocados locales en el minuto 84 y un marcador final 4-5 en el 93 para los bávaros de Ancelotti. Es la antesala del adiós de Xabi Alonso y Phillip Lahm, como la bienvenida, se dice, del chileno Alexis Sánchez desde el Arsenal. El que también se despidió de su público es el ‘cazador’ tulipán Klaas-Jan Huntelaar, que a sus 33 años deja el Schalke tras 120 goles con los mineros.

Últimos estertores de la temporada, tiempo de caminar solo por el césped, para en lugar de maldecir mejor buscar dónde uno resbaló, tiempo de despachos, de descanso de la pelota. O como recordaba Sir Alex Ferguson en su autobiografía, «no perdimos el partido. Simplemente se nos acabó el tiempo».