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DE REOJO

Destino


El karma o el destino. Dan ganas de escribir una ópera wagneriana con este tema y subtema. ¿Quién la subvencionaría, qué institución bancaria la apoyaría, cuántos políticos pondrían su currículum para uso de los letristas? Y la pregunta más trascendental, ¿quién escribiría la música? En el laberinto de las ideas vacías se encuentran cadáveres de inventos e inventarios. Y un niño de dos años en la localidad toledana de Cazalegas se tira un electrodoméstico esencial encima, una televisión, con tan mal afortuna que le da en la cabeza y fallece. Me paro. Veo esa imagen reproducida en mi cabeza y me justifica de manera absoluta mis más de treinta años escribiendo cada día en este rincón.

La vida es así de paradójica. La muerte espera sin presunción de inocencia. Por eso los políticos deberían ver menos la televisión en la que salen. Les crea complejos. Les hace presentar mociones televisivas de censura o de espesura. Las manifestaciones empiezan a ser banales, rituales, retóricas. Menos en Venezuela, según la propaganda. En Mallorca protestan los vecinos hartos de tanto turismo. Empieza a ser una epidemia. Mezclan cultura y turismo en las concejalías y consejerías. De ahí sale el crecimiento geométrico del culturismo. Los ciudadanos locales piden un carril para guiris. Me parece una idea cargada de connotaciones xenófobas e ingenio. Si lo ponen que esté regulado en horario y velocidad. Hay que contenerse muy mucho para no entrar al asqueroso juego del destino de María Teresa Campos y sus hijas. Es indecente cómo se la está tratando. Comercializar con un accidente cardiovascular es crueldad. La maldita tele cuando es tóxica produce dolencias crónicas. La Campos ha sido una de las primeras mujeres que han marcado un tiempo televisivo. Ahora es una anciana con enfermedad grave. Y merece respeto.