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Europa League

La pegada inglesa cunde más que el virtuosismo holandés

Pogba y Mkhitaryan encarrilaron el primer título del United en esta competición.


AJAX 0

M. UNITED 2


Pese a sus 139 años de historia, el Manchester United conquistó ayer su primera Europa League –tampoco nunca había llevado la Copa de la UEFA a sus vitrinas–, un titulo despreciado por su técnico, Jose Mourinho, pero que le ha salvado la temporada y le permitirá jugar la Champions la próxima campaña. El Ajax tuvo que conformarse con ser el equipo con la media de edad más joven en disputar una final continental y su central De Ligt –17 años y algo más de nueve meses–, a nivel individual.

Los planes le salieron que ni ensayados de antemano a la escuadra inglesa. Los de Mourinho saltaron más concentrados y sabedores de lo que necesitaban y para el primer cuarto de hora se habían hecho con el guión soñado. Un disparo con la zurda de Pogba que no parecía llevar la suficiente carga de peligro se envenó al tropezar el balón con la pierna de Davinson Sánchez para despistar lo suficiente a un Onana que vio cómo el cuero se colaba sin poder evitarlo.

El Ajax, dejados a un lado los nervios iniciales, se fue entonando a medida que se hacía con el control del esférico, aunque sus lances trenzados se encontraban siempre con el orden del United. El talento holandés combinaba con el riesgo adoptado por sus futbolistas más retrasados, mientras el rival esperaba agazapado al error mortal. Traoré, cedido por el Chelsea, bajaba continuamente a recibir y era quien más inquietaba al estructurado organigrama defensivo británico. El ímpetu juvenil se topaba con la experiencia. Del chispazo holandés al picotazo inglés había un escaso margen para abrir el partido o acabar de finiquitarlo.

Eficacia gana a virtuosismo

Sucedió lo segundo, pero fruto de una de las virtudes de los red devils, su juego aéreo, que no lo supieron contrarrestar los de Peter Bosz. Smalling consiguió imponerse en el salto a la salida de un corner y su testarazo lo prolongó con agilidad Mkhitaryan para firmar la segunda diana. El encuentro estaba visto para sentencia.

Porque el Ajax, al que no se le puede negar su entusiasmo, siguió intentando el milagro con sus armas plagadas de técnica, pero poca pólvora. Rondó las inmediaciones del área de Romero, pero el dominio no se tradujo en serio peligro. Al final, la eficacia se impuso al virtuosismo. Y Mourinho lo celebró.